El precio del metro cuadrado construido en Cataluña era de 1.893,75 euros en 2016. La ciudad de Barcelona sigue siendo la capital española que registra los precios más altos en la compraventa de viviendas, aliñado con incrementos este último trimestre del 20%. Para no hablar de los alquileres. En el marco del Barcelona Meeting Point que arranca este miércoles, la pregunta es: tenemos una vivienda asequible y accesible?
La media de precio por contrato hipotecario en Cataluña se situó en julio en 140.116 euros, el 10,54% más que el año pasado. Según un estudio de Infojobs y Fotocasa, en Cataluña un trabajador destina 7,2 años de salario sucio íntegro a pagar una vivienda estándar de 80 metros cuadrados. Según la responsable de estudios de Fotocasa, Beatriz Toribio, la vivienda de compra es "accesible para quien tiene unos ingresos consolidados, que pueden acceder a la financiación, o por los inversores", cosa que descarta gran parte de la población española y catalana.
Aún así el mercado inmobiliario se reactiva. "El precio de la vivienda a las ciudades españolas es muy atractivo por los inversores respecto de las capitales europeas, donde sigue siendo mucho más caro, todo y el incremento de precios que ha habido aquí. Pero ahora también por los ahorrativos, porque en el actual contexto de bajos tipos de interés, el inmobiliario ofrece una buena rentabilidad", dice la experta de Fotocasa.
Si la vivienda es un derecho, todo el mundo tendría que poder comprarse un piso? La profesora de la Universitat de Barcelona, Montserrat Pareja-Eastaway, intenta transmitir una idea desde hace años que últimamente más gente comparte: el acceso a la vivienda no se limita a comprar un piso. "La propiedad puede ser asequible para algunos y no para otras, por eso tenemos que entender el acceso a la vivienda en el conjunto del sistema, no sólo en propiedad".
Según afirma la profesora, "mucha gente no tendría que acceder a la vivienda de compra, porque por recursos no se tendría que cargar con una hipoteca de una vivienda que, para ser de compra, no responde a sus necesidades". Ni tampoco a sus posibilidades, si tenemos en cuenta, como dice Toribio, "la inestabilidad del mercado laboral".
El famoso 35%
El mercado de compra de vivienda ha sufrido grandes fluctuaciones y, según Pareja-Eastaway, "ha sido muy subsidiat por la política pública". Antes del 2008 los precios estaban mucho por encima de la normalidad y "superaban todo criterio racional de gasto que tiene que hacer una familia para comprar o alquilar". "Después del 2008 los precios caen y ahora han aumentado el número de transacciones, parece que se ha superado la crisis económica, hay más recursos para comprar (o acceder) a la vivienda", relata la profesora.
"Históricamente el que se ha producido es que, en un hogar con dos sueldos, una renta íntegra se destinaba a vivienda en el caso de la compra, y esto en términos europeos está mucho por encima de la normalidad", sobre todo teniendo en cuenta que los criterios más razonables indican que "como máximo un 35% de la renta se tendría que dirigir a vivienda". Por eso, la experta considera que más que hacer accesible la compra, "se tiene que hacer accesible la vivienda en general".
Toribio: "El stock no se encuentra donde hay demanda, en las grandes ciudades tenemos déficit de vivienda, mientras en otras zonas hay urbanizaciones vacías"
Según Pareja-Eastaway, nos encontramos en un momento transitorio y el que la preocupa es como puede desembocar la situación actual de repunte de precios. "Ahora mismo las familias están destinando un porcentaje cercano al que sería adecuado a la partida de vivienda, no como hace diez años, pero si el mercado se calienta y suben los precios, este porcentaje subirá", avisa. Y esto puede ocurrir cuando suban los tipos: "No se ha producido ningún endurecimiento de las condiciones hipotecarias, porque todavía tenemos unos tipos de interés muy bajos, si suben y la recuperación se consolida, el BCE subirá los tipos y seguramente el porcentaje que destinan las familias a la hipoteca crecerá".
Este problema se verá dificultad con el hecho que, como apuntan desde Fotocasa, "el stock no se encuentra donde hay demanda, en las grandes ciudades tenemos déficit de vivienda, mientras en otras zonas hay urbanizaciones vacías". Por eso en Barcelona hay repuntes del 20%, y en otros capitales los crecimientos son muy menores.
Para bajar el precio de compra hace falta más alquiler
Olvidar el estímulo a la compra y potenciar él alquiler (público y privado) para equilibrar el mercado inmobiliario son las grandes líneas a seguir según las expertas. Y subir salarios, también.
Para compensar el incremento de precios de la compra hay que reordenar el mercado. "Hay que hacer aflorar los pisos que están cerrados e incentivar los propietarios que los pongan a alquiler, hay que destinar más pisos al arrendamiento e incrementar la oferta", todo para que comprar no valga más la pena que alquilar, una situación que ahora mismo no se cumple, según Toribio.
Pareja-Eastaway: "La demasiada crítica de la vivienda pública es muy exigua para tener influencia sobre el precio de compraventa ni la tendencia del mercado"
"Hacer una vivienda más asequible? Vemos que se reactiva el mercado inmobiliario, los precios suben, pero los salarios no y hay mucha temporalidad. Hay que llevar la recuperación a los salarios y, a la vez, incrementar la oferta. Y para empezar está bien que las políticas públicas se enfoquen a incentivar el alquiler público y social. Y bienvenidos sean las ayudas en este sentido", añade la experta de Fotocasa.
Un parecer que comparte con Pareja-Eastaway que lamenta que "la demasiada crítica de la vivienda pública es muy exigua para tener influencia sobre el precio de compraventa ni la tendencia del mercado. La vivienda pública, en vez de garantizar el acceso a la vivienda, el que hace es tapar los agujeros de las familias altamente vulnerables", dice.
Pareja-Eastaway subraya que hay que revertir la situación predominante de la compraventa: "No se tiene que hacer la vivienda de compraventa asequible, las políticas tienen que ir orientadas a promover el acceso a la vivienda, sea qué sea, si volvemos a hacer fácil -con incentivos fiscales, por ejemplo- la compra, volveremos a caer en los errores del pasado que se han traducido al hinchar un sector que no se adecúa a las características de la demanda".
"Olvidémonos del estímulo a la compra de vivienda", sentencia la profesora, al que Toribio añade: "Un golpe el contexto ha mejorado, el mercado ha vuelto a coger ritmo, no hay que incentivar la compra". En un país de compradores, incentivar la propiedad, perjudicará el alquiler", concluye Toribio.