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¿Por qué volver a China? Un relato personal y económico de la covid-19

El economista Daniel Horth analiza éxitos, fracasos y la cooperación de China en la gestión de la crisis

Los presidentes Pedro Sánchez y Xi Jinping, a la Moncloa. | EP
Los presidentes Pedro Sánchez y Xi Jinping, a la Moncloa. | EP
Daniel Horth
Economista
Barcelona
26 de Marzo de 2020
Act. 26 de Marzo de 2020

“La respuesta fácil es que no puedo volver por el coronavirus, oficialmente llamado covid-19, que continúa propagándose por todo el mundo desde que surgió en un mercado de comida y animales salvajes de la ciudad de Wuhan, en el interior de China. A 9 de marzo, la situación es grave. Con más de mil casos, España es uno de los países del mundo en el que el virus se propaga más rápidamente…”

 

Así tenía que empezar el artículo que iba a escribir para VIA Empresa el pasado 9 de marzo, un artículo titulado: “¿Por qué NO puedo volver a China?”. Dejé el artículo en stand-by y, dos semanas después, todo ha cambiado. Las cosas cambian rápido cuando un país se encuentra a merced de un virus que se propaga dos veces más rápido que una gripe normal y es al menos diez veces más letal (la mayoría de estimaciones considerándolo veinte veces más letal, con un 2% de mortalidad). Después de dos semanas, y con más de 40.000 casos confirmados, el conjunto de España lleva ya más de 10 días en confinamiento. Dos semanas después, las bolsas también han sufrido su mayor caída en un solo día desde el año 1987, acercándose al desplome de las bolsas que disparó la crisis financiera del 2007-2008, y nos preguntamos si viene una recesión económica como la de entonces.

"Dos semanas después, ya no me pregunto si puedo volver a China, sino que me pregunto cuándo la situación mejorará aquí y si debería o no volver a Beijing"

En estas dos semanas, a la vez ha cambiado que en China la pandemia parece estar bajo control, siendo el 18 de marzo el primer día en el que según números oficiales ha habido cero nuevos casos la ciudad de Wuhan, el epicentro de la pandemia. (Nota: esta cifra se debería tratar con cierto escepticismo). Finalmente, ya no me pregunto si puedo volver a China, sino que me pregunto cuándo la situación mejorará aquí y si debería o no volver a Beijing. En todo caso, hay una pregunta del 9 de marzo que se mantiene todavía: ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

 

En mi caso, la situación empieza a principios de enero. Después de finalizar el primer semestre del postgrado que estoy cursando en la Universidad de Pekín, el 9 de enero embarqué en un vuelo desde Beijing de vuelta a Barcelona, para pasar las vacaciones de navidad con familia y amigos. Sin embargo, al cabo de pocas semanas, rumores sobre la propagación del coronavirus se empezaron a extender, empezando por grupos de Wechat (la respuesta china a Whatsapp y Facebook). El 20 de enero, varias semanas después de que surgieran las primeras alarmas, el gobierno chino confirmó oficialmente la realidad del virus e informó al público, lo que llevó también a mi universidad a notificarme de que se posponía el comienzo del segundo semestre y se me prohibía la vuelta a China. Unas semanas más tarde reanudaría las clases de manera online desde Barcelona, sumándome a más de 200 millones de estudiantes chinos, tanto de colegios como de universidades, que comenzaron las clases el 17 febrero de manera online, en lo que puede ser el experimento de educación a distancia más grande del mundo. Esta última semana, universidades de todo el mundo se están viendo obligadas a hacer lo mismo.

"Reanudé las clases de la Universidad de Pekín desde Barcelona, sumándome a más de 200 millones de estudiantes chinos, en el experimento de educación a distancia más grande del mundo"

China pone el virus bajo control

Ahora que China parece haber controlado la pandemia en el país, ¿cuál ha sido la experiencia china de estos dos últimos meses? ¿Cuáles son las medidas tomadas por el gigante asiático? El Dr. Bruce Aylward, líder del equipo de la Organización Mundial de la Salud que fue enviado a China, ha explicado en numerosas entrevistas a diferentes medios, entre ellos el New York Times, lo que es necesario para frenar esta pandemia. China, al igual que otros países que vivieron la epidemia del SARS del 2002 (otro tipo de coronavirus), se ha tomado la situación como si de una guerra se tratara.

El Dr. Aylward comenta que primero es importante que todo el mundo sepa lo básico: lavarse las manos continuamente, llevar máscaras, no dar la mano, saber cuáles son los síntomas. Entonces pasa a explicar las medidas tomadas en China. Para encontrar positivos de coronavirus, se empezó por buscar casos de personas con fiebre en todas partes, incluso parando coches en las autopistas para mirar la temperatura. Si se encontraban clústeres de casos, cerraban escuelas, restaurantes y teatros. Con toda España en confinamiento, estas medidas ya se han tomado aquí. En el caso de China, solamente la ciudad de Wuhan y los alrededores han estado en confinamiento, aunque esa zona ya cuenta con alrededor de 50 millones de habitantes. Otras regiones no se quedaron cortas, algunas llegando a repartir un pasaporte por familia que permitía que uno de sus miembros pudiese salir a la calle una vez cada tres días.

"China, al igual que otros países que vivieron la epidemia del SARS del 2002, se ha tomado la situación como si de una guerra se tratara"

En China también pasaron el 50% de las visitas médicas online. Si necesitabas una prescripción, el doctor te la prescribía y te la enviaba. Si parecía que pudieses tener el virus, miraban tu temperatura, historia médica, síntomas y te hacían un TAC, llegando a hacer cada máquina 200 al día, uno cada cinco o diez minutos. En el caso de que pareciese que podías dar positivo, te hacían un test PCR con el que podían saber el resultado en cuatro horas. Los casos positivos pueden tener síntomas leves o graves. Los leves iban a un centro de aislamiento (gimnasios, estadios o hoteles reconvertidos, con hasta 1000 camas), los graves se hospitalizaban. Aunque el 80% de los casos son leves, es importante tener en cuenta que un caso leve no es tan leve como creemos. Según el Dr. Aylward, un caso leve significa dar positivo, tener fiebre, tos, quizá neumonía, pero no necesitar oxígeno. Un caso severo es necesitar oxígeno y ventilador. El Dr. Aylward también se sorprendió de lo modernos que son los hospitales en China, teniendo uno de los hospitales que visitó hasta cinco máquinas OMEC (máquinas que oxigenan la sangre cuando los pulmones dejan de funcionar) y 50 ventiladores, mientras que en Alemania tres máquinas OMEC en un hospital ya son muchas, y solamente en Berlín.         

En China, la guerra contra el coronavirus también se ha visto en muchos otros elementos. Por ejemplo, en los 40.000 médicos enviados a Wuhan desde otras provincias, además de la reasignación de trabajadores de todos los sectores hacia el sistema sanitario: un trabajador de autopista podría estar haciendo entregas de comida o investigando los anteriores contactos que ha tenido alguien que acaba de dar positivo. Igualmente, se ha visto en la utilización de inteligencia artificial para ayudar a hacer el seguimiento de cada posible contacto de los 80.000 casos confirmados o en el uso del 5G (ya desplegado en algunas zonas) para apoyar en tiempo real las diferentes emergencias que surgían a través del país. Por otro lado, las plataformas digitales también han cooperado, con Weibo y Wechat (plataformas parecidas a Twitter, Facebook o WhatsApp) transmitiendo información rápida y precisa a la población china.

No todo han sido éxitos en China

Sin embargo, no todo han sido éxitos en ChinaA pesar de la rápida coordinación una vez se oficializó la existencia del virus, el gobierno chino también ahogó voces de alarma sobre el coronavirus hasta tres semanas después de que surgieran las primeras alertas. Ya el 10 de diciembre, Wei Guixian, una de las primeras pacientes con coronavirus se ponía enferma. Más tarde, el 27 del mismo mes, se avisaba a los responsables sanitarios de Wuhan de que un nuevo coronavirus estaba causando la misteriosa enfermedad. Tres días después, varios doctores de Wuhan, entre ellos Ai Fen, directora del Wuhan Central Hospital, alertaban en la red social Wechat sobre este nuevo coronavirus.

A pesar de la evidencia, la oficina de seguridad pública de Wuhan interrogaba el 1 de enero a ocho doctores por compartir información “falsa” sobre el virus. Mientras decenas de personas caían enfermas, oficiales de los hospitales y del gobierno de Wuhan ordenaban que no se revelase información sobre la transmisión humana del virus. Increíblemente, se permitió incluso un banquete al aire libre de 40.000 personas el 19 de enero para celebrar el año nuevo chino. Al cabo de un mes, el coronavirus acabaría con la vida de Li Wenliang, uno de estos doctores interrogados y castigados por querer avisar al público de la situación. ¿Cuándo se acabaron poniendo en marcha las medidas de confinamiento? El 23 de enero se puso a la ciudad de Wuhan en confinamiento y un día después éste se extendió a una zona de 36 millones. Más tarde el confinamiento llegaría a más de 700 millones de ciudadanos chinos.

"Según un estudio financiado por la fundación de Bill y Melinda Gates, si China hubiese implementado medidas de control tan solo una semana antes, se podrían haber prevenido el 67% de los casos"

Estas semanas en las que el gobierno falló en reaccionar a la epidemia, desde las primeras alarmas hasta las primeras medidas, fueron semanas críticas para frenar su propagación. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Southampton y financiado por la fundación de Bill y Melinda Gates, si China hubiese implementado medidas de control tan solo una semana antes, se podrían haber prevenido el 67% de los casos; haber tomado medidas tres semanas antes habría reducido las infecciones a solo un 5%. La importancia de estas semanas se ve reflejada asimismo en una impactante investigación del New York Times: 7 millones de personas salieron de Wuhan de viaje para el año nuevo chino antes de que se pusiera la ciudad en confinamiento.

Por otro lado, si China hubiese reaccionado una, dos o tres semanas más tarde, los casos se habrían multiplicado por tres, siete o dieciocho respectivamente. Esto muestra lo crítico que es una respuesta rápida. En China, la lenta reacción oficial se debe al miedo que genera cualquier tipo de evento que pueda desestabilizar el orden público. Además, el presidente acumula mucho poder y el resto del país tarda en movilizarse independientemente. Falta de transparencia. Por otro lado, los países occidentales, teniendo semanas de ventaja, tampoco parecen haber estado a la altura.

China sufre reactivando su economía

Un mes y medio desde que empezó el confinamiento en China, el país trata de reactivar la economía del país. Decidir cuándo levantar el confinamiento es una apuesta arriesgada entre las posibilidades de una segunda oleada de infecciones y una economía al borde del precipicio. De momento, los datos económicos sobre el efecto del coronavirus son brutales.

Según datos de la Oficina Nacional de Estadística china proporcionados por Caixin, la inversión de activos fijos registró una caída interanual del 24.5% en los meses de enero y febrero de 2020. La inversión en infraestructura por parte del gobierno cayó un 30.3% en estos dos primeros meses, comparado con un crecimiento del 3.8% en 2019. Por su parte, la venta minorista (incluyendo gastos por parte del gobierno, negocios y hogares) registró una caída del 20.5%. Además, el crecimiento industrial cayó un 13.5%, una caída peor que la registrada durante la crisis financiera del 2007-2008. A nivel nacional, se estima que la economía china se ha contraído en enero y febrero un 9%, un 4.2% y un 5%, según Goldman Sachs, Standard Chartered Bank y UBS, respectivamente. Estos números significan la primera contracción de la economía china desde el año 1992.  

"El Financial Times explica que un 20% de los hogares chinos no pueden sobrevivir más de 2,3 meses sin ingresos y un 40% no más de tres meses"

Sin embargo, lo más importante de estos números son lo que implican para las personas. La sección más pobre de la población es la que va a pagar un precio más alto. Utilizando datos de la China Household Finance Survey, el Financial Times explica que un 20% de los hogares chinos no pueden sobrevivir más de 2,3 meses sin ingresos y un 40% no más de tres meses. En cuanto a los negocios, el 80% se quedarán sin ingresos a los tres meses.  Por suerte, la economía china ha comenzado a reactivarse esta última semana. Según Trivium China, la economía China parece haberse recuperado al 70% de momento. Desgraciadamente, las zonas que vuelven a funcionar son mayoritariamente costeras y acomodadas. Millones de trabajadores migrantes quedaron confinados en otras zonas del país durante el año nuevo chino y tardarán en poder volver. Por otro lado, ahora que la economía china empieza a resurgir, la mayoría de los países occidentales entran en confinamiento, lo cual podría ralentizar la recuperación.

Cooperación en momentos de crisis

Esta crisis puede ser una oportunidad de unión o una razón más para ensanchar las divisiones ya existentes. Con la campaña de propaganda china que culpa al ejercito de Estados Unidos por el virus, y el racismo de Donald Trump que insiste en llamar a la covid-19 “el virus chino”, la situación no pinta bien. Por otro lado, el trabajo incansable de los trabajadores y trabajadoras sanitarias de todo el mundo, junto con el apoyo que reciben cada noche desde Barcelona y tantas otras ciudades, muestran la mejor cara de esta crisis.

Por supuesto, en estos momentos lo más importante es centrarse en ganar la batalla contra el virus. Y más tarde lo crucial será reactivar la economía para no repetir el sufrimiento de la anterior crisis financiera. Pero dicho esto, no podemos olvidar la experiencia que estamos viviendo y la adversidad que aún nos queda por delante. SARS 2002, Gripe A 2009, MERS 2012, Ébola 2014, covid-19. Esta no es la primera ni será la última epidemia contra la que nos enfrentemos. Debemos invertir más en sanidad y capacidad de reacción, además de crear fuertes redes de cooperación con otros países en el ámbito de salud global. Así, quizá, la próxima vez estemos mejor preparados tanto a nivel nacional como internacional.