El anuncio del presidente español, Pedro Sánchez, de levantar las restricciones laborales a partir de la nueva prórroga del estado de alarma -del 13 al 26 de abril- no acaba de convencer a todos los actores implicados. Si bien es cierto que muchos agentes económicos, empresarios y autónomos desean que todo vuelva a la normalidad, poder levantar las persianas de sus negocios y poner en marcha la maquinaria, también lo es que priorizan la salud de la cituadania y la contención de la pandemia del coronavirus, antes de que no se produzca un rebrote de la crisis sanitaria. Y lo tienen claro: "Si no hay tests y EPIs para el día del retorno, no se tendría que poder empezar la actividad de nuevo el día 14".
A menudo, cuesta tener una imagen clara de cómo era la vida antes de que el Gobierno estatal optara -finalmente- por restringir todas las actividades laborales que no fueran servicios esenciales, pero desde entonces sólo ha pasado poco más de una semana y media. Cuando Sánchez declaraba el estado de alarma, muchas empresas prefirieron continuar con su actividad, a pesar de que el president del Govern, Quim Torra, insistiera por activa y por pasiva en el confinamiento total de Catalunya, pero también de Madrid y otros territorios. Ahora, el Estado quiere rebajar las medidas de restricción, y los sectores no esenciales que no se dediquen al comercio, turismo o a la restauración, podrán volver al trabajo pasada la Semana Santa.
De hecho, el Ejecutivo central no prorrogará la figura del permiso retribuido recuperable, motivo por el cual, presumiblemente muchas empresas decidirán volver a poner en marcha su actividad. Este, pues, sería el escenario ideal en caso de que hubiera material para garantizar la seguridad y "ver quién puede o no volver al trabajo" porque, como avisa el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Joan Canadell, "lo que está claro es que los que pueden contagiar seguro que no pueden ir a trabajar".
¿Prevenir o sufrir?
Después de insistir en que "si no hay tests de forma masiva, los trabajadores no tendrían que poder volver al trabajo", Canadell ha puesto encima de la mesa sus propuestas para el retorno a esta extraña normalidad. Lo ha hecho en la tercera rueda de prensa telemática de la Cambra, que esta vez se ha celebrado conjuntamente vía Zoom con el catedrático de Hacienda pública y miembro del consejo asesor, Guillem Lopez Casasnovas, para presentar la propuesta de medidas fiscales de la institución.
Canadell: "La actividad no tendría que empezar con el 100% de las personas, sino con un tercio de los trabajadores"
"Si al final el Estado opta por levantar el confinamiento y las empresas tienen que ir a trabajar porque sino no pueden hacer frente al pago de las nóminas, el retorno se tiene que hacer una forma muy muy pensada". El presidente de la Cambra tiene claro que, en el momento en que estas empresas vuelvan al trabajo, "la actividad no tendría que empezar con el 100% de las personas" y, sobre todo, y como se propuso desde el primer día de estado de alarma, todo el mundo quién pueda teletrabajar, que lo continúe haciendo.
Por eso, el retorno tiene que ser escalonado. Para Canadell, la fórmula ideal sería que todo empezara con un tercio de la actividad y/o de su personal. No sólo -y sobre todo- para evitar los contagios, sino también porque, siendo realistas, "las empresas difícilmente tendrán una actividad del 100% el día 14" porque el engranaje no se pondrá marcha de golpe. A todo esto, se tienen que sumar -y también son requisito sine qua non- las "máximas medidas de higiene", ir con mascarilla si hay compañeros cerca, guantes, batas... La lista es larga, pero muy necesaria.
Economía bajo mínimos
"Más estado de alarma, pero no igual". El presidente español ya miró de calmar los ánimos al empresariado proponiendo que el martes 14 de abril, pasada la Semana Santa, se volviera al confinamiento anterior, que se caracterizaba por tener una economía bajo mínimos, pero con algunos sectores como la gran industria, la mayoría de los autónomos y la construcción funcionando "con estrictas medidas de higiene y seguridad". A pesar de que Sánchez avisó de que "precipitarnos tendría un resultado peor porque desencadenaría una segunda oleada de contagios cuando nuestras fuerzas están más justas", Torra considera que precisamente levantar las restricciones laborales ahora es un acto de precipitación.
"No es el momento de bajar la guardia, no queremos que el Gobierno se equivoque nuevamente", advertía el president del Govern el domingo, después de la reunión que mantuvo tanto con Sánchez como con el resto de presidentes autonómicos. Según su parecer, y de acuerdo con otras muchas voces como la de la presidenta de las Islas Baleares, Francina Armengol, y del de Castilla y León, Alfonso Fernández, levantar el confinamiento sin hacer tests masivos a la ciudadanía y con la actual sobrecarga de los hospitales "es una temeridad" porque "miles de trabajadores se expondrán a la infección cuando vayan a trabajar sin las pruebas que hay que darles".
Canadell: "Los tests tienen que llegar antes de levantar las restricciones laborales porque, sino, la crisis sanitaria puede tener un rebrote de aquí a 15 o 20 días"
Y, mientras tanto, agentes económicos y sociales continúan reclamando medidas más estrictas al Gobierno español, como la supresión del pago de impuestos para pymes y autónomos. En este sentido, la Cambra propone la supresión del pago fraccionado del impuesto sobre sociedades para las pymes porque esto permitiría que dispusieran de liquidez adicional para hacer frente a sus gastos. En caso de que esta propuesta no sea aceptada en la reunión que tienen este jueves con la ministra de Industria, Reyes Maroto, el presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet, y el resto de los presidentes de las cámaras autonómicas, la de Barcelona tiene tres propuestas más en cartera.
Porque, a pesar de levantar las restricciones laborales, los problemas de liquidez continuarán, sobre todo en aquellas empresas y autónomos de los sectores del comercio no esencial, del turismo o de la restauración. Y el resto, habrá que ver de qué manera vuelven despacio a la normalidad. Porque, como dice Canadell, "si pudiéramos tener tests, seríamos partidarios de empezar el día 14, pero sino, no". "Tienen que estar antes porque, sino, la crisis sanitaria puede tener un rebrote de aquí a 15 o 20 días" y, por eso, "se tiene que hacer de manera inteligente y con el máximo de medidas de protección", advierte.