Los lácteos son productos que la sociedad acostumbra a consumir diariamente y seguramente más de una ración. Cada vez que vamos al supermercado y nos plantamos ante las neveras tenemos la sensación de tener un gran abanico de opciones, pero lo cierto es que la inmensa mayoría de veces nuestro gasto en yogures se va a engordar la facturación de Danone, Nestlé o Lactalis. De hecho, esta no es una fotografía exclusiva del mercado español, sino que es la imagen que describe el mercado mundial. Un sector que sea con marca propia o blanca está dominado por sólo tres padres.
El gran líder global de los lácteos es Nestlé, según muestra el ranking Global Dairy Top de 2018. La compañía suiza factura más de 21.000 millones de euros, seguida por las francesas Lactalis y Danone con 17.000 y 15.000 millones de euros, aproximadamente. Ahora bien, hay que matizar que Lactalis es líder porque entre sus marcas cuenta con Président, Galbani y Rondelé, entre otras, y es el primer productor mundial de lácteos. Y es, también, una de las principales empresas productoras de los yogures de marca blanca al Estado español.
Nestlé, Lactalis y Danone son las tres principales empresas láctea en el mundo
Entre los consumidores catalanes y españoles Danone es la marca preferida. Es un nombre que genera confianza y que sólo compite directamente con las marcas blancas por el precio que ofrecen. Precisamente estas opciones más económicas, junto con el crecimiento de clientes que buscan opciones ecológicas, son la causa de la caída del 2% anual de las ventas de sus yogures, que representan un 85% de su facturación.
Poca oferta de proximidad
Probablemente un consumidor no es consciente de cómo monopolizan estas tres empresas las referencias de los supermercados. Danone distribuye producto bajo nombres muy diversos: Danone, Activia, Oikos, Densia, Danonino, Danacol, Skyr... Y Nestlé no se queda atrás: Nestlé, La Lechera, Yaos, Sveltesse, Nesquik... Mientras que una parte importante de los yogures propios de Bon Preu-Esclat, Día y Eroski son de Lactalis.
Lactalis elabora buena parte de las marcas blancas de yogur al Estado español
Para ser exactos, es casi imposible encontrar uno de estos elaborados lácteos que sea de una empresa catalana. Buena parte de los de Carrefour se hacen en Sevilla y Francia; los de Lidl, en Alemania; y los de Mercadona , en Toledo. En el caso de la cadena valenciana, líder en distribución al Estado, el productor es el norteamericano Scheiber. La excepción es la marca Terra i Tast, propiedad de Bon Preu, y de la cual se pueden encontrar yogures, leche fresca y alimentos preparados.
Ante la situación, para buscar un producto de proximidad hay que ir a por marcas concretas. Las más conocidas son La Fageda (Garrotxa) y Pastoret (Segarra), que rompieron los esquemas en cuanto a la calidad de los yogures que se podían encontrar a los supermercados. Ambas empezaron con una producción artesanal de la leche de vaca de sus granjas o de ganaderos de su zona hace más de 25 años y ya se han posicionado como la elige para los quién buscan marcas con un plus añadido.
El Hayedo y Pastorcillo fueron las primeras marcas catalanas a traer un yogur artesanal al supermercado
Pero los cambios de hábitos del consumidor, que poco a poco ha pasado a mirar más la calidad que el precio, ha hecho que se introduzcan nuevas marcas como Nadolç (Moianès), Mas el Garet (Osona), Delicias del Berguedà (Berguedà) o La Torre (Bages). La parte complicada de la busca es que hay que ir a Buen Precio-Estallido o Caprabo para encontrarlas, o recurrir a la compra online.
Una última opción, para los quién tienen una tienda cerca, es la GranjaArmengol. Todos sus productos se elaboran en Osona y se hacen con la materia prima del ganado de sus instalaciones.
Pagar más por el producto de casa
La marca blanca ofrece yogures desde 0,08 euros la unidad de 125 gramos en el caso de las fórmulas básicas hasta los 0,25 euros para los más elaborados. Un precio imbatible y que sólo hace apartar la vista de los que buscan marcas, donde Danone parte de unos 0,22 euros en el clásico. Nestlé tampoco se queda atrás, a pesar de que acostumbra a ofrecer un precio similar al de la marca francesa para poder competir.
Por eso hay que fregar algo más el bolsillo si se quiere aplicar el criterio de compra de kilómetro cero. La proximidad se paga, concretamente no encontraremos yogures por debajo de los 0,31 euros cada bote, a pesar de que seguramente serán fórmulas más artesanales, con menos aditivos y leche en polvo y una materia de más calidad.