Hace más de 50 años que no pasa ningún tren por la Estació del Nord de Barcelona. Ubicada a solo dos minutos a pie del Arc de Triomf y a 20 minutos de Plaça Catalunya, los autobuses han reemplazado por completo a los ferrocarriles. Desde fuera, se puede ver un gimnasio, una unidad territorial de la Guardia Urbana y un parque. Una auténtica "revolución", considerando que la Estació del Nord se inauguró en 1862 y formaba parte de la línea que llegaba desde Zaragoza hasta Barcelona. Una historia marcada por dificultades económicas, abandono, recuperación gracias a la competición mundial de ping-pong (tenis de mesa) durante los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y, en la actualidad, una remodelación histórica con una inversión de 10 millones de euros.
¿Cómo se ha llegado a la situación actual? La estación fue inaugurada el 21 de mayo de 1862, con inicio en la capital aragonesa, transitando por las vías de Lleida y Manresa, y terminando en la Estació del Nord. Como curiosidad, fue una de las líneas pioneras en España, ya que solo 14 años antes se había implementado el primer ferrocarril de la península, la famosa línea Barcelona-Mataró.
Con los años y debido a dificultades económicas, Caminos de Hierro del Norte de España absorbió la compañía. Durante la Guerra Civil y bajo el régimen franquista, las autoridades decidieron nacionalizar las compañías ferroviarias privadas, y pasó a formar parte de Renfe. En 1972, tres años antes del restablecimiento de la democracia, se decidió que el servicio ferroviario se trasladara a la nueva estación del Arc de Triomf. Poco después, la recién inaugurada estación de Sants (en 1975) atrajo el resto de las líneas nacionales e internacionales que paraban allí.
Un gimnasio ocupó las instalaciones de la Estació del Nord, y la competición de ping-pong se celebró en 1992
Ya en los años 80, con la estación prácticamente en desuso, se comenzó a preparar para los futuros Juegos Olímpicos que transformarían Barcelona. Un gimnasio ocupó las instalaciones, y en 1992 se celebró allí la competición de ping-pong. El Ayuntamiento de Barcelona urbanizó la zona y convirtió el antiguo edificio en una terminal de autobuses de largo recorrido.
Como curiosidad para los cinéfilos, en 2002 el director Fernando Trueba rodó parte de la película El embrujo de Shanghai en la estación, con Ariadna Gil y Fernando Fernán Gómez, que relataba la vida de los maquis en Barcelona y su aventura en Asia.
Un nuevo 'hub' singular
Si la Sagrera, Sants o el futuro tren-tranvía de la Costa Brava han acaparado la atención mediática en los últimos meses, ahora es el turno de la Estació del Nord. La semana pasada, el Ayuntamiento de Barcelona anunció mejoras en la instalación por 10 millones de euros. De hecho, Barcelona de Serveis Municipals (BSM) será la encargada de ejecutar el proyecto. Con más de 2,6 millones de viajeros anuales, la Estació del Nord ya es el principal centro de salidas y llegadas de autobuses de la ciudad hacia destinos nacionales e internacionales. Según Laia Bonet, primera teniente de alcaldía y presidenta de BSM, cuentan con unas 150.000 expediciones anuales.
Las cifras de la Estació del Nord: 2,6 millones de viajeros anuales y 150.000 expediciones
Con las obras que se realizarán a finales de año se reanuda la transformación iniciada en 2021 cuando la zona acogió diferentes líneas de autobuses que antes paraban en la vía pública. Aún más, según ha detallado el consistorio barcelonés, las instalaciones concentrarán todos los servicios en la planta baja y tendrán un único acceso para viajeros por la calle Nápoles, con el objetivo de favorecer el flujo de pasajeros y la conexión con otros medios de transporte. Según se ha podido saber, las obras tendrán una duración aproximada de un año y se espera que las actuaciones estén listas a principios de 2026. Mientras dure la reforma, la estación mantendrá toda su actividad.
Apuesta por la planta baja
En el ámbito estructural, el cambio más relevante de esta nueva fase de adecuación de la estación de autobuses Barcelona Nord será la concentración de todos los servicios en la planta baja. Esta planta será también más diáfana para hacer más fluido el movimiento de personas. El otro cambio destacado es que la estación pasará a tener una única entrada y salida de pasajeros, como se ha mencionado anteriormente.
¿El objetivo final de las obras? Respetar la singularidad del edificio, que está catalogado como bien cultural de interés local
Además, habrá una apuesta por la oferta de restauración, con nuevas propuestas gastronómicas y se complementará con una propuesta gastronómica situada en la fachada que permitirá abrir la estación a la ciudad.
¿El objetivo final de las obras? Respetar la "singularidad" del edificio, que está catalogado como bien cultural de interés local. Se incorporarán acabados más modernos, una nueva iluminación cálida y confortable, vegetación y nuevos elementos para mejorar la sonoridad de la instalación. Y lo más importante, como detalla Bonet, "trabajamos para que esté equipada y ofrezca un servicio como hub de movilidad de primer nivel".