La patente de la recientemente desaparecida bioquímica Margarita Salas, que descubrió el ADN polimerasa del virus bacteriófago phi29, es la más rentable de la historia del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Pero no es fácil conseguir la transferenciatecnológica de los laboratorios a la empresa, cómo han explicado este miércoles los participantes de la jornada Ciencia y Mercado organizada por el Centro Europeo de empresas Innovadoras (CEEI) de València en la Casa de la Ciencia de la capital del Turia. Se necesita destinar más recursos a mejorar la comercialización de la ciencia y, sobre todo, a la divulgación en ferias, encuentros empresariales, redes, etc. ha explicado Isabel Gavilanes-Pérez, consultora de transferencia tecnológica en el área de vicepresidencia adjunta de Transferencia del Conocimiento del CSIC.
El objetivo es conseguir llegar al mercado. Uno de los caminos es la creación de spin-offs, empresas creadas ex professo para explotar esta tecnología. Desde el 1999, el CSIC ha creado un total de 120 y actualmente 130, el 92,3% de ellas, continúan vivas. En esta relación empresarial, explica Gavilanes-Pérez a VIA Empresa, el investigador nunca se podrá convertir en emprendedor a no ser que pida una excedencia laboral. Tampoco es posible que entre en el accionariado, pero sí que mantendrá una relación estrecha con la sociedad, puesto que, según explica, se quiere evitar que un contrato de explotación no trabaje para escalar la tecnología. "En este caso, sería peligroso porque puede pasar que una empresa competidora quiera parar su desarrollo", apunta.
La sincronía público-privada es la clave, apunta. Uno de los ejemplos que pone Gavilanes-Pérez es la tecnología desarrollada por el Instituto de Petroleoquímica del CSIC que este mes de noviembre ha hecho posible el acceso al agua potable en zonas rurales de Etiopía, "un ejemplo de colaboración fantástico de cómo se puede llegar donde queremos cuando todos los agentes colaboran". El centro de investigación científica ha gestionado 1.800 contratos de transferencia tecnológica en 2018, el 75% de ellos para el mercado internacional.
La meta, la empresa
La transferencia tecnológica en el Estado español presenta buenas cifras, pero según la investigadora, todavía está lejos de la situación internacional: "Somos el organismo español que más patenta pero estamos muy por debajo otros países. En 2018 presentamos 126 patentes, y 61 de ellas servirían para todo el mundo", ha explicado. Tal como ha apuntado, cualquier proyecto de I+D del CSIC que entra en la unidad de comercialización, busca el contacto con empresas promocionando la tecnología lograda siempre con una adaptación a las necesidades del mercado, las mejoras, etc. La negociación con las empresas tiene como objetivo final el acuerdo de transferencia tecnológica, pero sobre todo, la aplicación de la tecnología porque, cómo ha apuntado en la presentación el delegado CSIC Comunidad Valenciana, Juan Fuster, "la buena ciencia acaba en la empresa".
Juan Fuster (CSIC): "La buena ciencia acaba en la empresa"
En la jornada, el presidente de CEEI Valencia, Jesús Casanova, ha apuntado en su presentación que actualmente "las empresas no encuentran los investigadores que necesitan". A colación, Casanova ha dado a conocer el reciente proyecto que CEEI Valencia -responsable del clúster BIOVAL, sector BIO valenciano- ha presentado este octubre: BIOmatch, una plataforma con base de datos para hacer posible la conexión entre investigadores y empresas. "Es el Tinder de la BIO, una manera de ponerlos en contacto y una oportunidad para poner en común su conocimiento", ha matizado Casanova. El proyecto está financiado por la Conselleria de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo dentro del programa de ayudas en materia de industrialización para asociaciones del País Valencià.
Por su parte, Ramón Ferrandis, director del área Económico Financiera CEEI València, ha centrado su intervención en la explicación de la metodología Tech To Market, herramienta push para facilitar la transferencia, desarrollada por el CEEI València en 2017 con la intención de facilitar la transferencia de desarrollos tecnológicos al mercado circunscrito al sector BIO.