La startup Jeff arrancaba en 2015 como una plataforma de lavandería y tintorería a domicilio, pero actualmente se encuentra en un proceso de expansión y este miércoles ha abierto su primer centro de fitness en València. Y es que una pregunta sencilla, pero con muchos matices: ¿qué es una startup y cuando deja de serlo? Si dicen que no es oro todo el que reluce, tampoco es una startup toda nueva empresa que se crea y levanta la persiana. ¿Cuáles son los parámetros que nos permiten llamarla así? ¿Los años de vida? ¿El sector donde opera? ¿La facturación anual? Hay empresas que se han hecho grandes y han dejado atrás ese apellido? Le damos respuesta a todas estas cuestiones de la mano de la entidad Startup Valencia y de otras fuentes del sector.
Antes de saber cuando una startup deja de serlo, hay que saber a qué nos referimos cuando hablamos de este término. El CEO de Startup Valencia, Nacho Mas, nos envía la definición que consensuó el sector y que presentó a la consulta pública sobre la futura Ley de startups que abrió el Gobierno español a principios de 2019: "Una startup es una organización o proyecto independiente que surge con la misión de validar un producto, servicio o modelo de negocio claramente innovador y que tiene un alto potencial de crecimiento".
Definición: Una startup es una organización o proyecto independiente que surge con la misión de validar un producto, servicio o modelo de negocio claramente innovador
Fuera de este documento, otras fuentes del sector las definen como aquellas nuevas empresas con un componente de innovación tecnológica -aunque no tiene por qué, puesto que matizan que algunos "modelos de los ámbitos sociales o medioambientales no tienen la tecnología como core del proyecto, pero sí que son innovadores"- y la escalabilidad, es decir, que "con una estructura muy reducida pueden apoyar a un mercado muy grande".
Algunos "requisitos" consensuados en el sector
En cuanto a los "requisitos" para que una empresa sea considerada startup, al documento señala dos puntos esenciales: ser una "organización independiente" y tener un "carácter innovador". Sobre el primer apartado, tienen que cumplir los siguientes puntos: tener residencia fiscal o un establecimiento permanente en el Estado español; tener personalidad jurídica propia, independientemente de la de sus socios o partícipes; que no hayan transcurrido más de 7 años desde su constitución o 12 cuando pasan a fase scaleup; que durante los dos primeros años, la mayor parte del capital (más del 50%) esté en manos de sus fundadores personas físicas (o de personas jurídicas controladas por estos), es decir, que los emprendedores no hayan perdido el control de la empresa. A pesar de esto, el texto contempla que a medida que la startup crece (fase scaleup), este porcentaje de capital puede ir bajando hasta el 20%.
Sobre el carácter innovador, el sector exige que se cumpla al menos uno de estos requisitos: inversión en I+D+i de al menos el 15% de sus costes totales del ejercicio anterior; que el 15% de los costes totales del ejercicio anterior se hayan destinado a la contratación de personal interno calificar para I+D+i, ciencia, tecnología o el desarrollo de software o hardware o a la externalización de este desarrollo; que hayan recibido financiación de programas estatales, europeos o privados; que lleven a cabo una Actividad Emprendedora y Empresarial de acuerdo con la Ley 14/2013; y que haya demostrado su carácter innovador por varios motivos (como disponer de una patente o certificaciones oficiales).
Esto es lo que está consensuado de cara a la futura ley, pero realmente hay una cierta ambigüedad sobre el concepto dentro del ecosistema. Fuentes del sector relacionadas con la financiación de estas nuevas empresas matizan que todo "depende del prisma" desde el cual se mire: "Cada cual lo analiza desde la necesidad que tiene, de recursos humanos (pasar de microempresa a pyme, a partir de 50 trabajadores), de financiación, de crecimiento (deja de ser exponencial), etc. No es blanco o negro, hoy soy una startup y mañana ya no".
Por edad, ¿cuándo se hace grande una startup?
¿Hay una mayoría de edad que si lo cumplen las empresas dejan de ser startups? "Es como las personas, no importa, es como te sientes tú", dicen fuentes conocedoras; lógicamente, "si al cabo de quince años todavía sobrevive, se tendría que mirar qué pasa", aunque en sectores muy determinados como el de la salud, la biotecnología o los fármacos, a veces "cuando lanzan el producto al mercado, la compañía ya tiene seis o siete años", por lo cual "puede tener doce o catorce años y estar todavía en una fase de crecimiento". Exceptuando estos casos, observan: "Si te encuentras con una startup que hace diez años que empezó y todavía no ha tenido una fase de crecimiento... ¡algo pasa allí! O el proyecto se ha quedado como un zombie y los emprendedores son muy cabezones y se resisten a dejarlo o algo pasa". En todo caso, se niegan a considerar la edad como un factor determinante para limitar qué es o no una startup, puesto que afirman que han conocido proyectos que empezaron en 2014 y "no terminaban de arrancar" y fue en 2019 cuando les apareció "la operación del siglo y ahora en 2020 están facturando varios millones".
Nacho Mas apunta que "si te encuentras con una startup que hace diez años que empezó y todavía no ha tenido una fase de crecimiento... ¡algo pasa allí!"
Partiendo de estos requisitos, Nacho Mas apunta como startups valencianas que han dejado de serlo algunas como Flywire, Finametrix, Hawkers, Mesbook o Imegen, "bien por su crecimiento y valoración, bien por adquisición", "es posible que se hayan convertido en scaleups, empresas grandes o hayan pasado a formar parte de grupos empresariales". Ahora bien, como decíamos, el término no tiene una frontera claramente determinada y sostiene que a veces se las continúa llamando startup o scaleup "por mucho que hayan crecido" porque "siguen funcionando con cultura organizacional y mentalidad startup". El debate está abierto.