El cierre de la redacción de la revista Fotogramas en Barcelona el año pasado ha tenido como resultado la creación de una marca de ropa interior sostenible. Carol Rodríguez había trabajado como diseñadora gráfica durante 11 años en la publicación de cine cuando se quedó sin trabajo a raíz de la decisión de la editorial Hearst de trasladarla a Madrid. "Fue el momento perfecto para decidirme a montar el negocio", explica la fundadora del estudio de moda. Aprovechó el dinero del despido para establecer las bases de lo que ahora es Lef Lingerie.
Cinco modelos de bragas y cuatro de sujetadores conforman, de momento, el catálogo de la empresa. Es ropa interior hecha con tencel, un tejido que se consigue a partir de pulpa de la madera de eucalipto y que su fabricación "utiliza una tercera parte del agua que se necesita para elaborar algodón". El precio de la tela, sin embargo, es muy superior que el de los tejidos tradicionales: mientras que el poliéster vale cinco euros cada metro, el tencel cuesta 22. Este es el único elemento de las prendas de ropa interior que no es de proximidad, puesto que Rodríguez sólo ha encontrado este tejido en Italia. El resto, explica, son más o menos locales, y todos cuentan con sellos de sostenibilidad.
Los tirantes de los sujetadores están hechos en Arenys de Mar, los aritos y los cierres se elaboran en el sur de Francia, las etiquetas las produce una empresa situada en el barrio de Poblenou, el packaging lo hace una compañía cerca del centro comercial La Maquinista... Y la confección final se hace en Mataró. El interés de Rodríguez por la moda "viene de siempre". Su abuela es una "crack de la aguja de gancho" y su madre "hace algunas prendas". La ropa interior en concreto también le ha gustado siempre. Durante su etapa en Fotogramas, cursó un máster en Diseño de moda e hizo la tesis sobre este tema. "Tengo poco pecho y nunca me iba bien la ropa interior; siempre me ha parecido incómoda y muy artificial", indica la diseñadora.
El precio del tejido sostenible de la ropa interior, el tencel, es muy superior: mientras que el poliéster vale cinco euros cada metro, el tencel cuesta 22
Nueva colección
Es por eso que Lef Lingerie no utiliza aros y ofrece unos diseños que se centran en la comodidad: "Es como si no la llevaras". Las primeras piezas se empezaron a vender a través de la página web el 30 de septiembre. De momento, la variedad de tallas y producto es poca, pero la intención es ampliar ambas cosas. En marzo, saldrá una nueva colección –con un body, unos sujetadores y dos tangas–, y "en uno o dos años queremos sacar una línea de ropa de casa y de baño". Rodríguez tiene ganas de diseñar pijamas y bañadores. Para estos últimos tendrá que buscar nuevos tejidos, pero ya tiene uno fichado: un poliéster hecho a partir de ropa reciclada, que requiere pruebas previas para que el tinte resista en el agua.
Precisamente la tela es la parte más difícil de resolver para hacer ropa sostenible. "Tuve que investigar mucho para encontrar el tencel, es complicado de tratar y sale mucho más caro", afirma la fundadora de Lef Lingerie. Producir una prenda de ropa de inicio a fin le cuesta 10 euros en Barcelona; "en China quizás valdría un euro, pero me niego". Este elevado coste de producción se nota en el precio final. La financiación tampoco le ha sido fácil de encontrar, hecho por el que lo ha aportado todo ella y ha recibido alguna subvención para emprendedores de la Generalitat y el Ayuntamiento.
Lo que necesita la moda no sólo es un cambio de mentalidad de la industria, sino también del consumidor: "Tenemos que entender que no podemos comprar 10 camisetas cada año", afirma Rodríguez
Entre los planes de expansión destaca la voluntad de dar el salto a pequeñas tiendas especializadas, puesto que actualmente el único canal de venta es la ecommerce de su web. Carol Rodríguez es la encargada de los diseños y de toda la gestión, pero tiene colaboradoras que la ayudan con los patrones, las etiquetas, las ilustraciones, la fotografía y la comunicación. Asistir a las principales ferias europeas del sector es otro de los hitos que se ha establecido la fundadora. De hecho, los salones parisinos Première Vision e Interfilière le sirvieron para ponerse en contacto con los proveedores y conocer otras opciones.
Un cambio en el hábito de consumo
"Ha sido una aventura muy loca: todo es muy positivo hasta que te llega un revés y te tienes que rehacer rápido", relata Rodríguez, que también ha contado con la ayuda de Creamedia, el programa de emprendimiento de Barcelona Activa. Cuando accedió tenía dos proyectos en mente, crear un estudio de diseño gráfico propio o Lef Lingerie, por el que finalmente se decidió con el asesoramiento de la entidad.
Iniciar un proyecto pequeño y sostenible en el mundo de la moda no es fácil, dice. ¿Por qué no entran con fuerza en este nicho las grandes marcas? "El margen de beneficios es mucho más bajo si trabajas con materiales sostenibles, pero las grandes empresas de moda que se introducen suelen elegir como tejido el algodón orgánico". Lo que se necesita, indica Rodríguez, no sólo es un cambio de mentalidad de la industria, sino también del consumidor: "Tenemos que entender que no podemos comprar 10 camisetas cada año".