Justamente la semana pasada hicimos mención de que el extinto 2024 era el año en que Radio Barcelona, la decana del Estado, había llegado a sus primeros 100 años de vida, pero aun antes de tomar las uvas, otra entidad muy presente en nuestras vidas también alcanzó este hito: el Metro de Barcelona. De hecho, el 30 de diciembre se conmemoró el centenario del primer viaje del ferrocarril urbano subterráneo de Barcelona.
Antes de adentrarnos en la historia del metro, echaremos un vistazo a sus antecedentes en la ciudad, el tranvía y el autobús. La trayectoria del transporte público barcelonés se inicia en 1872, con la explotación de diversas líneas de tranvía por parte de la compañía británica Barcelona Tramways. Los primeros accionistas relevantes de la compañía fueron los hermanos Emile y Louis Slanger, banqueros, además del constructor Alex Soujol. Por aquella empresa pasaron todo un conjunto de personajes que dejarían huella, como el director general de entonces de 1891, Jaime Morris y Campbell, que dirigió la empresa durante casi una década y que tuvo dos hijos que se cuentan entre los pioneros del Barça, Miguel Samuel y Henry. También trabajó en la empresa el ingeniero Carles E. Montañés, que más tarde sería el ideólogo de la creación de la Barcelona Traction, la firma eléctrica que fundó junto con Frederick Stark Pearson, conocida popularmente como La Canadenca.
En el año 1905 la compañía de tranvías pasó a manos de capitales belgas, lo que implicó un cambio de nombre, convirtiéndose en Les Tramways de Barcelone. A partir de ese momento, su consejo de administración quedó poblado por personajes muy influyentes de la época, como Dannie Heineman, Alfred Loewenstein o el mismo Frederick Stark Pearson, como hemos dicho antes, fundador de la Barcelona Traction. También encontramos al belga Adolph Laloux, muy probablemente cuñado de la escritora mallorquina Llucia Ramis Laloux.
Otro capítulo que podemos considerar parte de la prehistoria del metro está relacionado con la apertura de la Via Laietana, ejecutada a partir de 1907, porque se aprovechó para construir un túnel subterráneo que debía servir para, en algún momento futuro, hacer pasar una línea de metro. Precisamente, ese mismo año los ingenieros Pablo Muller y Octavio Zaragoza habían presentado un proyecto de ferrocarril subterráneo y solicitaron la concesión. El 10 de mayo de 1907 les fue otorgada, pero por diversas razones el proyecto quedó estancado y los derechos fueron heredados por el Banco de Vizcaya (hoy BBVA), un hecho que sería clave en los años posteriores.
El plan de Adolf Weber de 1924 preveía hacer una red circular de 75 kilómetros (hoy hay 125) y 143 estaciones, muchas de ellas dotadas de escaleras mecánicas
En paralelo a todo esto, en diciembre de 1920, se constituyó la sociedad Ferrocarril Metropolitano de Barcelona, conocido más tarde como El Transversal, con capitales aportados sobre todo por el naviero vasco Horacio Echevarrieta Maruri y por el banquero catalán Lluís Marsans Peix, y con el ingeniero Fernando Reyes Garrido como diseñador del proyecto. Pocos meses después, en la primavera de 1921, se constituyó una nueva compañía llamada Gran Metropolitano de Barcelona, donde el accionista que lideraba el consorcio era precisamente el Banco de Vizcaya, en este caso acompañado por Banc Hispano Colonial (hoy dentro del Santander vía Banco Central), Banca Arnús Garí (también dentro del Santander, pero vía Banesto), Les Tramways de Barcelone (de capital belga) y Ferrocarrils de Catalunya (compañía vinculada a la Barcelona Traction). El proyecto consistía en unir el barrio de Sant Gervasi con el puerto de Barcelona, pasando por el paseo de Gracia y la plaza de Catalunya. La primera línea que se inauguró fue la del Gran Metropolitano, el 30 de diciembre de 1924, con un recorrido entre la plaza de Catalunya y Lesseps. Dos años más tarde comenzaría a operar el Transversal, paralelo a la costa, que uniría la plaza de Catalunya con la Bordeta. Con todo esto, el embrión de la futura red de metro de la ciudad comenzaba a desarrollarse.
Por cierto, hace pocos días la cabecera El Periódico publicó un reportaje sobre otro proyecto de tren subterráneo que existió en Barcelona en aquellos años. Se trataba de un plan diseñado por el ingeniero suizo Adolf Weber en 1924 y que hoy día permanecía olvidado. En este proyecto, realmente ambicioso, se preveía hacer una red circular de 75 kilómetros (hoy hay 125) y 143 estaciones, muchas de ellas dotadas de escaleras mecánicas.
Durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) numerosas empresas estratégicas prescindieron de sus accionistas extranjeros, que fueron sustituidos por españoles. También fue el caso de Tramways de Barcelone, donde los capitales foráneos dejaron de tener intereses y en su lugar entraron algunos bancos estatales. En 1929, a las líneas de metro ya construidas hasta el momento se unió una nueva, porque el antiguo Ferrocarril de Sarrià a Barcelona, que había entrado en servicio en 1863, fue soterrado en lo que hoy día es una de las ramas de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC).
Desde los inicios, la red de metro de Barcelona no ha dejado de crecer con sucesivas ampliaciones de las líneas existentes y también con la creación de nuevas líneas hasta tejer una malla realmente densa
En la década de los años cincuenta se produjo una de las modificaciones más trascendentes de la historia de la red, como fue el paso progresivo a titularidad pública de las compañías de transportes de Barcelona. El proceso se inició en 1952 y seis años más tarde ya había culminado. Con ambas compañías en manos públicas, Gran Metropolitano y Ferrocarril Metropolitano, se procedió en 1961 a la fusión en una sola entidad, lo que hoy se conoce como Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Cabe decir que fugazmente, durante la posguerra, la línea 1 del metro perteneció a Renfe por causa de su ancho de vía ibérico, pero poco después la compañía originalmente propietaria la recuperó.
Desde los inicios, la red de metro de Barcelona no ha dejado de crecer con sucesivas ampliaciones de las líneas existentes y también con la creación de nuevas líneas hasta tejer una malla realmente densa como es hoy día. Con la unificación de diseño que se llevó a cabo hace no muchos años, las líneas 1 a 5 son gestionadas por TMB, las líneas 6 a 8 por FGC, las numeradas de la 9 a la 11 por TMB y, finalmente, la 12, está en manos de FGC. Cabe decir que, durante un breve período de tiempo en la década de los setenta, el servicio de teleférico estaba unificado a las líneas de metro y lucía los números 14 y 15. Las ocho líneas gestionadas por TMB (dos de ellas con tramo sur y tramo norte diferenciados) disponen ya de 165 estaciones y este pasado 2024 registraron ni más ni menos que 465 millones de viajes.