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El ADN no garantiza la herencia empresarial

Jordi Tarragona alerta sobre el pecado del adenización

El ADN empresarial puede ser un pecado. | iStock
El ADN empresarial puede ser un pecado. | iStock
Jordi Tarragona
Consejero de familias empresarias
Barcelona
07 de Agosto de 2020

Esta historia es totalmente ficticia, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Está sacada del libro Angeles y demonios de la familia empresaria.

 

Joan Álvarez hizo crecer el pequeño negocio que había heredado de su padre, con mucho esfuerzo y sacrificio; y con el incondicional apoyo de Maria, su mujer. Él llevaba la producción y las ventas, ella la administración y el personal. Desde que nació Joanet sus padres tuvieron claro que el día de mañana el negocio sería suyo. A los 14 años empezó a ayudar su madre en trabajos auxiliares como el archivo, y a los 16 a su padre en el almacén. Siguió la trayectoria de su padre con su abuelo: pasar por todas las áreas del negocio para acabar centrándose en ventas; puesto que todo buen empresario tiene que ser un buen comercial: "Sin ventas no hay negocio", decían.

Juanito era simpático y hablador, y su padre estaba convencido que tenía en la sangre la capacidad de conseguir pedidos que él había heredado de su padre: "el vendedor nace, no se hace", opinaba. Además, había heredado el orden y el método de su madre. Un día Maria le dijo a su marido: "me parece que nuestro hijo no encaja en el mundo de los negocios", Joan le contestó en tono entre irado y despreocupado: "no digas tonterias, lo tiene en la sangre, como mi padre y yo". Cuando acabó los estudios, su padre le dijo: "bien, Joanet, ahora ya puedes incorporarte oficialmente a la empresa que hemos hecho crecer con tanto esfuerzo para que tú la continúes; mañana te daremos de alta".

 

Esta breve historia nos presenta al tercero de los pecados capitales de la familia empresaria: la adenización, que consiste en creer que el ADN garantiza la herencia de la capacidad y la voluntad empresarial. Pero al igual que los descendentes no son clones físicos de sus predecesores, tampoco lo son en cuanto a la capacidad y voluntad empresarial. Se puede crear un entorno que facilite el crecimiento de capacidad como el espíritu emprendedor o de sacrificio, pero no se pueden imponer.

Se puede crear un entorno que facilite el crecimiento de capacidad como el espíritu emprendedor o de sacrificio, pero no se puede imponer

Desde que nacen los hijos, los padres nos hacemos ilusiones sobre su futuro. Tenemos tendencia a busca similitudes físicas o de carácter con los progenitores. Esto favorece la actuación del demonio de la adenización, creando apariencias de clones, en las que se acostumbra a depositar mayor confianza.

Se produce adenización, por ejemplo, cuando se incorpora o promociona a familiares en la empresa como trabajadores, directivos o en el gobierno por el simple hecho de ser parientes, sin valorar sus aptitudes ni actitudes, sin valorar su formación ni experiencia.

La adenización también puede consistir en viciar la voluntad de los continuadores con chantajes, conscientes o inconscientes, como por ejemplo: "he levantado la empresa para vosotros". Tan importante es que el continuador esté capacidad como que tenga voluntad sincera de continuar. La voluntad también puede estar viciada por la falta de opciones, por la comodidad o por miedos.

La adenización también puede consistir en creerse empresario por el simple hecho de ser hijo de ud. El entorno familiar y la formación no garantizan que se sea empresario. Para serlo se requiere una serie de aptitudes y actitudes cómo son: liderazgo, empatía, creatividad, honestidad, iniciativa, compromiso, asumir riesgos, espíritu crítico, flexibilidad y espíritu de equipo.