Si el mes de agosto en Catalunya merece una serie de Netflix, la comarca de Osona es la protagonista de la temporada estival de este año. Mientras esta semana anunciábamos como operación del verano la compra de la empresa vigatana Seidor por parte de la gestora de capital riesgo estadounidense Carlyle, ahora es el turno del gigante de las pizzas y el espetec, Casa Tarradellas. Ubicada a pocos kilómetros de la capital osonense, en Gurb, la multinacional de la alimentación ha aumentado un 18% sus ingresos en 2023, con unas ventas de 1.378 millones de euros. En una coyuntura desafiante debido al aumento de precios de las materias primas y la energía, la empresa ha mantenido la alianza que tantos frutos le ha dado: la marca Hacendado para Mercadona. Todo made in Osona, ya que más del 90% de los 2.948 trabajadores son residentes en la comarca del interior de Catalunya.
Con más mujeres (56%) que hombres (44%) en la plantilla, la plantilla de Casa Tarradellas ha crecido más de un 10% en el último año. En cuanto a la facturación mencionada anteriormente, se trata del incremento más grande en los últimos cinco años, marcados por la pandemia y el aumento de los costos de producción. Además de pizzas y espetec, la empresa osonense comercializa varios embutidos, patés y masas frescas para pizza.
Importante apuesta por la inversión en I+D
Casa Tarradellas se ha "puesto las pilas" en los últimos años y, por ejemplo, en 2023 ha destinado 40,8 millones de euros a 30 proyectos de I+D y sostenibilidad. Ha mejorado la calidad de los productos, la seguridad alimentaria, los procesos industriales, la capacidad productiva, la agricultura regenerativa y el reciclaje. La compañía explica que han implementado prácticas agrícolas para mejorar la producción y calidad del cereal de invierno, así como cultivos de cebada y centeno adaptados al cambio climático.
Desde hace años apuestan por los paneles fotovoltaicos y ya cuentan con 178.000 m² de capacidad de energía solar en sus instalaciones. De momento, el 24,19% de su consumo eléctrico proviene de esta fuente de energía.
La familia detrás de este imperio de la alimentación
Como indica el nombre, encontramos a Josep Terradellas y a su esposa Anna Falgueras, quienes en 1976 crearon el Hostal d'Osona en Vic, un pequeño obrador dedicado a la elaboración de productos cárnicos que contaba con una fábrica, una tienda y un pequeño restaurante. De allí surgió el fuet espetec, un embutido en barra que se ha popularizado y ha situado a la ciudad de Vic como un referente en el mercado. Debido al éxito, pasó a denominarse Casa Tarradellas en 1985. Instauraron un pequeño cambio ortográfico en la primera vocal, cambiando la "e" por la "a" para hacerlo más “comercial”. Otra fecha importante en su calendario fue 1996, cuando impulsaron la pizza fresca, que creció tanto que preocupó a la competencia, que solo ofrecía pizzas congeladas.
Sin embargo, el catalizador definitivo fue la alianza con Mercadona, primero como proveedor de la marca blanca Hacendado para las pizzas, lo que les permitió llegar a más de 1.600 supermercados de la compañía valenciana.
A pesar de la entrada de capital privado en varias ocasiones, Casa Tarradellas sigue en manos de la familia fundadora
Durante los últimos años ha sufrido algunos boicots por su "supuesto apoyo al proceso independentista", sobre el que nunca se han pronunciado públicamente ni tienen intención de hacerlo, ya que el 89% de su negocio corresponde al mercado nacional, según publican diversos medios. Además, el catalán no es la lengua habitual en su etiquetado.
Durante todos estos años, Casa Tarradellas ha seguido en manos de la familia fundadora. En este caso, el CEO de la compañía es Josep Tarradellas Falgueras, hijo de los fundadores, que ocupa el cargo desde 2006.