• Empresa
  • Al rescate de empresas en riesgo

Al rescate de empresas en riesgo

La deslocalización y los concursos de acreedores son las principales razones que hacen peligrar la continuidad de las compañías que, a través de la cooperación público-privada, se puede evitar

El cierre de empresas es el objetivo del programa que hace un seguimiento de las que se sitúan en escenarios de dificultad
El cierre de empresas es el objetivo del programa que hace un seguimiento de las que se sitúan en escenarios de dificultad
Judith Vives
29 de Septiembre de 2015
Act. 14 de Octubre de 2015
A finales del 2011, las empresas Damm y Cobega y el fondo de capital riesgo Victory Turnaround adquirieron la unidad productiva de la catalana Cacaolat. El 2012, la empresa china Huayi se adjudicó la unidad productiva de Cubigel y aseguró la continuidad de 386 puestos de trabajo. Y, finalmente este verano, el grupo papelero Hinojosa ha comprado la unidad productiva de Torraspapel en Sarrià de Ter, que había cesado su actividad a mediados del 2014. Todos ellos son ejemplos de empresas que han retomado la actividad en la fábrica y que han puesto punto final al concurso de acreedores.

Otro de estos casos fue lo del grupo catalán Espuña, dedicado a la producción y distribución de embutidos de Olot, que aprovechó la oportunidad que se le presentó cuando la compañía Solucionas Alimentarias R45 S.L. entró en concurso de acreedores. Esta empresa, situada en la Pobla de Lillet y dedicada a los servicios de alimentación precocinados, paró su actividad el septiembre del 2013. Espuña, que buscaba una planta que pudiera dar respuesta en sus planes de crecimiento, encontró en la unidad productiva de la Pobla de Lillet una buena opción. Y, tanto o más importante, pudo garantizar la creación de una veintena de puestos de trabajo que, en caso contrario, se habrían perdido.

La empresa de Olot quería impulsar una nueva gama de comer, las tapas caseras llamadas Tapas al minuto, con el objetivo de destinarlas al mercado internacional, sobre todo en los Estados Unidos y en Latinoamérica. Según explica Albert Bassols, director del departamento de Administración y Finanzas de la firma, para poder exportar se hacía necesaria una unidad productiva que se ajustara a los requerimientos de países como los Estados Unidos, con estrictas normas de seguridad y control de la producción. La planta de la Puebla cumplía con estos condicionantes.

Después de medio año de negociaciones, el junio de 2014 Espuña adquirió la planta. La operación fue posible, en parte, gracias a la información y el apoyo recibidos desde el Ayuntamiento de la Pobla de Lillet y de la Generalitat de Cataluña. "Sabíamos que la Generalitat tenía información de empresas en concurso de acreedores", relata Bassols, que destaca el proceso de mediación realizado por Industria entre la empresa y el juzgado mercantil para hacer que que el proceso fuera "lo más rápido posible", apunta. "No podíamos impulsar una inversión y que tardara dos años al hacerse efectiva", añade el directivo de Espuña. Hoy en día, después de un año adecuándola, la planta de La Pobla de Lillet está en pleno funcionamiento, con 18 personas en plantilla, 16 de las cuales provienen de la zona.

El programa de reactivación industrial 
Industria colabora, desde el año 2013, con los juzgados mercantiles de Cataluña para hacer un seguimiento activo de los procesos concursales y buscar posibles inversores, para evitar el cierre de las empresas en concurso. Se trata de una de las medidas del programa de reactivación industrial que se lleva a cabo desde la Administración. "Mantener la actividad industrial es fundamental, porque en las actuales condiciones del mercado, si una empresa industrial valla, es difícil que pueda volver a reemprendre su actividad", valora el subdirector general de Política Industrial, Jordi Carbonell.

Este programa se centra en tres ejes. El primero consiste en la creación de un "mapa de riesgos" a través del seguimiento de empresas. Este seguimiento se basa principalmente "a detectar y anticipar", y por eso, apunta Carbonell, son muy importantes las complicidades con empresarios, sindicatos y comités de empresa. El subdirector general distingue entre las empresas multinacionales, que tienen sus centros de decisión fuera de Cataluña y ninguna vinculación emocional con el territorio, y las empresas locales, que en muchos casos se trata de pequeñas o medianas empresas. En cualquier caso, pero, el más importante, para Carbonell, es "entender la causa del riesgo, si es por una deslocalización, por un tema laboral o por un problema financiero", apunta.

"Un golpe las hemos detectado, analizado y entendido la causa, intentamos encontrar una alternativa que pueda impactar al conjunto del tejido productivo". Es decir, se buscan inversores que puedan quedarse con la empresa, como en el caso de Espuña y R45, o viene se intenta minimizar el impacto de una deslocalización negociando, por ejemplo, que la empresa que marcha mantenga sus proveedores catalanes o intentando reocupar los trabajadores.

El año 2013, Industria también inició la colaboración con los juzgados mercantiles de Cataluña: "Estaban preocupados porque muchas empresas iban a la liquidación y así se perdía todo su know-how". Fruto de esta colaboración, el administrador concursal proporciona información básica de estas empresas a la Generalitat, que a su vez la publica en el Canal Emprendida de la Generalitat. "También disponemos de una lista de posibles inversores que intentamos poner en contacto con las empresas concursadas"", explican desde Industria.

Marchan por la deslocalización
Desde la puesta en marcha de este "Mapa de riesgos", la Dirección general de Industria ha hecho un seguimiento a 333 empresas que sumaban unos 43.000 trabajadores, de las cuales semantienen en observación, hoy en día, unas 70 con 15.000 trabajadores. Las causas del riesgo de estas empresas es, en un 30% el cierre o deslocalización, en un 13% la situación concursal, en un 8% la carencia de un proyecto de inversión, en un 16% temas laborales, en un 19% problemas financieros y en un 14% otros cuestiones como, por ejemplo, problemas con las licencias urbanísticas.

A banda, se han seguido un total de 429 empresas en concurso de acreedores, y desde la Generalitat se ha conseguido colaborar en la continuidad de la empresa en un total de 165 casos.

Herramientas de financiación 
Una segunda medida implica definir una política de financiación orientada a la reactivación industrial. Destacan las acciones realizadas desde Industria en colaboración con el Instituto Catalán de Finanzas (ICF), para impulsar dos líneas de financiación con el 80% y el 70% de garantías, respectivamente. En total, con estas herramientas los últimos dos años se han realizado unas 200 operaciones que han supuesto unos 70 millones de euros. A banda, el Departamento, con el vehículo inversor Avançsa, también cuenta con una línea de préstamos participativos.

Por último, la Generalitat también vela, en complicidad con la Incasol, para garantizar la existencia de unos ámbitos de suelo industrial adecuados a la reactivación de este sector.