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Alemany, de una pastelería en Malgrat de Mar en los 40 a mejor helado del mundo

Los artesanos de Gelats Alemany ganaron dos ediciones del campeonato del mundo de helados en Italia

Gelats Alemany elabora helados des de 1945 | Cedida
Gelats Alemany elabora helados des de 1945 | Cedida
Malgrat de Mar
12 de Agosto de 2024

Joan Alemany tenía una pastelería en Malgrat de Mar cuando le llegó un encargo para hacer helados para unos visitantes. Era el 1945 y Joan aceptó el encargo y les ofreció su propio helado. Fue el origen de Gelats Alemany, que ochenta años después y con un primer viaje a Italia para conocer la técnica, se ha mantenido cómo un referente de la heladería artesana y ha sido reconocido en dos ocasiones cómo el mejor helado del mundo.

A pesar de que la marca se ha quedado siempre en un segundo plano por su apuesta por la producción para la restauración y la hostelería, Alemany produce 600.000 kilos al año, factura 4,5 millones de euros y abastece muchos de los hoteles de Mataró hasta Tossa. "Mi bisabuelo siempre decía que había dos maneras de crecer: hacerte grande o hacerlo mejor. Y nosotros siempre hemos querido hacerlo mejor, nos gusta el trabajo que hacemos", explica Víctor Comas, actual gerente de la empresa.

Los primeros helados

Eran finales de los años 40 y el turismo empezaba a nacer en la costa de Malgratde Mar. Joan Alemany tenía una pastelería y, de casualidad, conoció el mundo de los helados. Después de una primera incursión a este mundo frío, tenía claro que tenía que aprender de los mejores: "Fue a Italia a aprender cómo hacían los helados y cómo era el oficio". 80 años después, Alemany todavía mantiene la esencia de los heladeros artesanos italianos.

Desde buen comienzo, el proyecto se enfoca especialmente a los hoteles que se iban levantando por toda la costa del entorno de Malgrat. "El turismo se consolida y va cogiendo fuerza", explica Comas, que descubre que hasta el mismo 2023 también habían mantenido la actividad pastelería, especialmente fuerte en Semana Santa con las monas de Pascua. "Siempre nos hemos dirigido al profesional", destaca el gerente. Aun así, la pandemia los hizo virar esta apuesta.

Comas: "Intentamos no perder la esencia. Esta magia es lo que nos hace disfrutar"

Durante décadas, Alemany mantiene la actividad heladera enfocada a hoteles y restaurantes. Siempre con la fabricación en Malgrat y "manteniendo las recetas y los procesos de los inicios" a pesar de la lógica mejora tecnológica. Con dos líneas diferenciadas, la más gourmet, pensada para heladerías y para algunos establecimientos, todavía se espatula a mano cuando sale de la máquina. "Intentamos no perder la esencia. Esta magia es lo que nos hace disfrutar", enfatiza Comas.

A pesar de que parece fácil, mantenerse cómo empresa una familiar y apostando por la calidad no ha sido fácil. La globalización y la creación de grandes marcas fue sumando competencia a Alemany, que ha conseguido sobrevivir. "¿La clave? Todo viene del legado que nos hemos encontrado de tener una empresa consolidada, estructurada y financieramente saludable", destaca Comas, que añade: "Nunca hemos perdido de vista el origen: queda muy tópico, pero es una realidad. O tienes pasión o haces las cosas de cualquier manera".

El mejor helado del mundo

Históricamente, Alemany ha ofrecido una línea más industrial y más económica y otra más premium, a pesar de que con el paso de los años han ido ampliando productos y marcas. Pero nunca renunciando a la calidad: "Por el helado industrial podría haber mil opciones, pero utilizamos zumo de limón, coberturas de chocolate... ofrecemos un helado económico pero con una calidad diferenciada". Con los gourmets, cuidan hasta el último detalle del helado, de los ingredientes, sabores y texturas.

Todo el conocimiento y el amor por el producto los llevó a ganar el campeonato del mundo de helados el 2010 y el 2012 en Rímini, Italia, cuna de este arte. Pero el carácter humilde y basado en el trabajo que caracteriza Alemany hizo que no hicieran mucho ruido. Así lo explica Víctor Boadas, actual director comercial de la empresa: "El 2018 entré en Alemany y me llamó mucho la atención que tenían un premio internacional, nadie me lo había explicado": "Me dijeron que era un orgullo por la familia y que querían hacer las cosas bien por ellos. Pero también podía ser un reclamo para el consumidor", reconoce.

Renovarse o morir

El 2020 la pandemia cambió el panorama por completo. Los hoteles y restaurantes, principales clientes de Alemany, cerraron. Y la empresa tuvo que buscar una alternativa para no morir. Y deciden ir a buscar el consumidor final, con alguna heladería propia y entrando en supermercados. "Históricamente, Alemany era una marca un poco invisible, éramos un obrador", explica Comas.

"Con la pandemia estábamos parados, era renovarnos o morir", enfatiza. Y así es cómo Alemany diseñó un envase cúbico de cartón, que era muy innovador, y fueron al gran consumo: "Teníamos la historia, el producto, la marca y un nuevo envase. Lo teníamos que probar". El primero a confiar fue Caprabo, y después vinieron otros.

La feroz competencia

Pero no es un espacio sencillo. Los supermercados tienen espacio limitados de congeladores y las grandes marcas lo ocupan casi todo y están muy bien posicionadas. "Nos costó hacer agujero", explica Comas. Una de las estrategias fue adquirir Gelats de Territori, una marca que ahora controlan y con la cual esperan conseguir más salida con el objetivo final de conseguir una producción equilibrada entre el canal horeca, heladerías y gran consumo. Y a través de Gelats de Territori han elaborado algunos de los productos más especiales, cómo helado de xuixo de Girona, Cocaolat, de Turró Vicens o de ratafia.

Además, consideran que el consumidor valora cada vez más la proximidad y la artesanía: "De la pandemia hacia aquí el viento ha soplado a favor. Y ya no quedan muchos heladeros desde 1945, con esencia propia". Además, con una clara apuesta por la sostenibilidad, con reducción del plástico, economía circular y trabajando con proveedores locales.

Comas: "Los grandes son cada vez más grandes y quedamos menos pequeños"

Así es cómo se ha mantenido Gelats Alemany elaborando helados desde 1945: "Nosotros no nos tenemos que inventar ningún escenario, es nuestra historia. Un pastelero de Malgrat de Mar y haciendo la misma receta que hace 80 años aprendió en Italia. Y esto son valores que han ganado peso". Todo ello en un mundo donde los "grandes son cada vez más grandes y quedan menos pequeños". Y son precisamente estos pequeños cómo Alemany los que dan sentido al amor al oficio, al producto y al territorio.