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'Armas de mujer', un retrato de la mujer emprendedora

Melanie Griffith da vida a una profesional que sabe aprovechar la oportunidad para demostrar su talento y progresar en el trabajo

El film combina la inteligencia y la ambición femenina
El film combina la inteligencia y la ambición femenina
Judith Vives
01 de Febrero de 2014

Dirigida por Mike Nichols en 1988, Armas de mujer es todo un clásico del cine empresarial y una de las pocas películas que habla de la empoderament de la mujer en el mundo de los negocios. Melanie Griffith encarna la figura de la chica trabajadora de clase baja, pero inteligente y ambiciosa que sueña al ascender profesionalmente. Para conseguir su objetivo despliega toda una serie de estrategias, las famosas "armas de mujer". Pero qué son estas armas?

En primer lugar, la protagonista de la película, Tess McGill, tiene claro que para prosperar al trabajo necesita formación. Tess trabaja como secretaria pero estudia por las noches y se esfuerza para mejorar. Gracias a su empujón consigue entrar a trabajar como secretaria de la autoritaria y superficial KatherineParker. A pesar de que en apariencia, la suya ninguno la considera como una igual, la realidad es que Katherine trata a Tess con inferioridad, prejuzgándola por el lugar que ocupa a la empresa en ninguna parte de por sus méritos y capacidades.




Un día, Tess descubre que Katherine está preparando un plan de negocio basado en un informe suyo que, previamente, había rechazado. Tess aprende una lección sobre la lealtad y la traición, pero al mismo tiempo se hace consciente del valor de su trabajo y decide aprovechar la oportunidad que se le presenta. Así pues, decide arriesgarse y tomar la iniciativa de liderar el proyecto al margen de su jefa. Ambición, iniciativa, riesgo y talento son los principales ingredientes de la entrada en acción de Tess.

Tess decide asumir el papel de directiva y traer directamente la negociación con el cliente (Harrison Ford). Su cambio de rol comporta también un profundo cambio de imagen, basado en las lecciones que le ha hecho su jefa: "viste vulgar y sólo verán el vestido, viste elegante y sólo verán a la mujer", le dice Katherine en una de las frases más famosas de la película.

Por último, Tess combinará su inteligencia, talento y ambición con la dosis justa de seducción , otro de los ingredientes claves de las armas femeninas que se plantean a la película.

Desplegando todo este arsenal, Tess consigue demostrar que es algo más que una secretaria vulgar y sin talento, y acaba obteniendo un ascenso con el que la compañía le reconoce su implicación y valía. En la escena final, vemos como Tess se intal·la en su nuevo despacho de directiva y la relación que mantiene con su propia secretaria. Consciente de su propio camino, Tess decide tratarla con amabilidad y como una igual, velando para crear un buen clima laboral basado en el respeto y el reconocimiento de la otra.