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Arròs Cèrcol: un negocio innovador para un cultivo milenario

Un proyecto que, a pesar de la pandemia, ha sobrevivido gracias al comercio electrónico y la suscripción

Teresa Llorca y Miquel Matosses, los fundadores de Arròs Cèrcol | Cedida
Teresa Llorca y Miquel Matosses, los fundadores de Arròs Cèrcol | Cedida
15 de Junio de 2021
Act. 11 de Noviembre de 2021

La cooperativa de arroz Cèrcol Coop es uno de aquellos negocios que arrancaron su actividad poco antes de que estallara la pandemia de la covid-19. Pero, aún así, el balance de actividad de este primer año y medio es positivo y esperanzador. Las claves del éxito se explican tanto por los valores con que se hace este arroz como por el uso de un modelo de negocio innovador que se basa en el comercio electrónico y la suscripción.

 

En diciembre de 2019, dos jóvenes valencianos lanzaron una campaña de crowdfunding a la plataforma Verkami con la intención de crear en Sueca (Valencia) el primero micromolino de arroz gestionado por una cooperativa de trabajo con venta directa al consumidor sin necesidad de intermediarios. Los dos emprendedores eran Teresa Llorca, técnica en producción agroecológica, y Miquel Matosses, graduado en ingeniería agroalimentaria.

Un mes después de haber puesto en marcha la campaña consiguieron llegar al objetivo de 20.000 euros y a continuación pusieron en marcha Cèrcol Coop, una productora y comercialitzadora de diferentes variantes de arroz en la Ribera Baixa. En un momento económico y social tan complicado como el vivido en el último año, su sueño se podría haber visto truncado. Pero, lejos de esto, como confirma Miquel Matosses, gracias al comercio en linea les ha ido bien y han podido incluso incorporar a una trabajadora más al equipo en 2021.

 

Emprendimiento con valores

Cèrcol Coop se define como una cooperativa social y transparente. Uno de los ejercicios de transparencia que hacen es explicar a los consumidores qué porcentaje del precio que pagan llega al productor, alrededor del 50% en este caso, y a que se dedica el resto. Por otro lado, su objetivo en el ámbito social es que este reparto beneficio a quien produce el arroz tanto cómo se pueda.

El cultivo del arroz es, pero un sector que depende en gran medida de las ayudas y subvenciones públicas tanto a escala de la Unión Europea, como estatal y autonómica. Según un estudio realizado por la Universitat Politècnica de València producir un kilo de arroz en la Albufera tiene un coste de alrededor de 0,47 euros. Sin embargo, este estudio concluye que de media los arroceros lo venden por debajo del precio de coste, puesto que solo reciben una media de 0,31 euros por kilo. Por lo tanto, queda claro que sin las ayudas muchos de estos productores tendrían pérdidas en vez de ganancias.

Aún así, tanto Teresa, natural de Algemesí, como Miquel, vecino de Sueca, decidieron emprender en un cultivo tradicional en el País Valenciano como lo es el arroz. "Muchas veces la gente para emprender se fija antes en el hype, en aquello que está de moda, que no en aquello que tienes junto a casa", opina Miquel. Su familia siempre han trabajado en el arroz y ahora Cèrcol Coop trabaja, entre otros, las tierras familiares.

Matosses: "Muchas veces la gente para emprender se fija antes en el 'hype', en aquello que está de moda, que no en aquello que tienes junto a casa"

 

Se tiene que tener en cuenta que en la Marjal de la Albufera hay un sistema de reparto de la tierra que es preeminentemente minifundista. Esto, para Miquel, supone una fuente de riqueza: "Preferimos un modelo en que la tierra esté repartida y sea un producto de todos antes de que un producto de una suela grande empresa". Después de haberse formado en el cultivo de arroz en Tailandia donde las explotaciones son de este tipo y Australia donde hay un modelo más latifundista, Cèrcol Coop cree en la viabilidad del modelo valenciano que es más parecido al Tailandés, el Japonés o el Coreano.

Pero, este sistema minifundista también plantea problemas. Por ejemplo, en la Albufera es más complicado hacer arroz ecológico porque la gestión del agua y los márgenes es común. Esto lo dificulta, a pesar de que sí que hay algunos productores que están optando por este modelo en las zonas más apartadas de la Albufera. No es el caso de Cèrcol Coop que argumenta que: "Hoy por hoy todos los ritmos, inundar cuando hace falta, secar el campo cuando hace falta, se hacen en función de la agricultura convencional".

Por lo tanto, para hacer un cambio de paradigma haría falta una modernización del sistema de riego y un gasto importante infraestructuras. Esto, pero, lo que sí que están haciendo estos productores es utilizar una agricultura de precisión que, a pesar de no poder ser considerada ecológica, sí que tiene en cuenta la sostenibilidad, puesto que solo se utilizan los productos únicamente necesarios en cada caso.

El boom del comercio electrónico

A diferencia otros pequeños productores, Cèrcol Coop, se centra en la venta directa a consumidores sin intermediarios. Por eso, han usado sobre todo el comercio en linea mediante su web. Antes de que estallara la pandemia, la venta ya había sido planteada de esta forma y esto, según Miquel, los ha beneficiado.

El comercio electrónico, que ya vendía acumulando una tendencia a la alza desde el año 2015, ha vivido un fuerte impulso a partir de marzo de 2020 coincidiendo con la declaración del estado de alarma y las restricciones que han afectado el comercio en las tiendas físicas. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2020 el 62,6% de la población española de entre 16 y 74 años realizó compras por internet.

Frente la situación sobrevenida debido a la covid-19, es evidente que las empresas que ya contaban con un e-commerce, partieron con una ventaja frente aquellas que tenían que hacer un cambio en el modelo de venta. Por lo tanto es lógico pensar que cada vez más empresas de entre toda clase de negocios optarán por esta opción.

Ahora bien, uno salvo que es innovador en el caso de Cèrcol Coop es la venta por suscripción. Antecedentes de este modelo hay muchos como por ejemplo los abonos a plataformas de contenidos audiovisuales, a prensa o, dentro del mismo sector, a las cestas de fruta y verdura. Pero, una suscripción monoproducto en el sector agroalimentario es más difícil de encontrar. Cèrcol, pero, se ha convertido en la primera marca al vender arroz valenciano por suscripción.

Matosses: "Si no fuera porque vendemos directamente al consumidor, nuestra explotación no sería económicamente viable"

 

El cofundador admite que es gracias a este sistema de venta directa que pueden subsistir: "Tenemos muchos gastos de la tierra porque son arrendadas. Si no fuera porque vendemos directamente al consumidor, nuestra explotación no sería económicamente viable".

Rentabilidad frente a las ayudas

Como se ha comentado más arriba, el arroz valenciano en muchos casos no es rentable. Esto es debido al hecho que el precio que se le paga al productor es más bajo del que a él o ella le cuesta producir y hasta el momento se ha ido compensando con un sistema complejo de ayudas como por ejemplo las de la Política Agrícola Común (PAC).

Un kilo de arroz en la Albufera tiene un coste de producción de alrededor de 0,47 euros, pero los productores solo reciben una media de 0,31 euros por kilo. Esto hace que para subsistir dependan de ayudas.

"El asesoramiento a los agricultores que emprenden en el arroz se centra más en ayudarte a buscar subvenciones que no al hacer que tu negocio sea rentable", lamenta Miquel. Aún así, Cèrcol, que por ahora sí que recibe alguna subvención, no quiere ni tampoco puede depender exclusivamente de estas ayudas.

En primer lugar, no puede, porque de acuerdo con sus gastos no son consideradas una explotación viable y no entran dentro del catálogo de explotaciones agrarias prioritarias de la Generalitat Valenciana. La importancia de este registro radica en el hecho que a partir de este listado se otorgan beneficios fiscales y se da un trato preferente en las gestiones a las empresas que forman parte.

Y por último, no quieren por una cuestión de visión empresarial y de posicionamiento, porque cómo dice Miquel: "Nosotros creamos que un negocio como el nuestro puede ser rentable y tiene que serlo y si ese no es el caso, quizás, nos tenemos que plantear todo el modelo que hace que no lo sea".