Fue el 1909 cuando Pascual Artero abrió un pequeño establecimiento en Manresa para vender utensilios para trasquilar caballos y ovejas. Durante décadas y habiéndose trasladado a Barcelona, se mantuvo cómo una tienda donde venían herramientas y afilaban navajas o cuchillos de afeitar personas y animales, además de disponer de otros productos cómo jabones.
A partir de los 60 y 70 se convirtieron en uno de los pioneros en el país en el incipiente sector de la peluquería canina, a pesar de que durante años fue muy residual. Hasta que estalló y, con él, lo hizo Artero. En pocos años se convirtió en una multinacional dedicada al cuidado del cabello canino y humano hasta llegar a la actualidad, con una facturación de veinte millones de euros y presencia en más de 90 países, habiendo revolucionado este ámbito. Incluso la familia real española ha usado los jabones de Artero para sus perros.
La posguerra y el intercambio para comer
"Los orígenes fueron el trasquilado de caballos y de ovejas. En aquella época, las diligencias iban en caballo y se tenían que trasquilar por el sudor o calor", explica Àlex Artero, cuarta generación del negocio. El 1918 ya dieron el paso a Barcelona, donde había mucha más demanda y vendían sobre todo a barberos de la zona, que también les llevaban las navajas para afilar.
"Había mucha más demanda que oferta", explica Àlex Artero, señalando que el negocio iba creciendo poco a poco, a pesar de que se mantenía cómo una tienda de barrio. Y recuerda las historias de la posguerra, donde su familia intercambiaba afilados de navajas y cuchillos por comida: "Fue una época muy complicada".
Los pajareros de las Ramblas
60 años después de su nacimiento, Artero, que ya contaba con otra tienda propia a la calle del Call de Barcelona, continuaba centrándose en utensilios y productos de peluquería. Con el mundo animal en su ADN, a partir de los años 60 se iniciaron también en la peluquería canina. "Los pajareros de las Ramblas ya tenían algún cliente que tenía perro y les preguntaban para trasquilarlos", explica Àlex.
Así, empezaron a atender peticiones también de personas que trasquilaban perros. Aún así, durante muchos años fue un negocio muy tímido: "Era muy incipiente y poco habitual, hasta que décadas después abrieron las primeras peluquerías caninas". Y Artero ya estaba especializado.
Àlex Artero: "En pocos años pasamos de ser una tienda a una empresa con cien trabajadores"
Fue a partir de los 90 cuando la peluquería canina empezó a ganar popularidad y cada vez más gente reclamaba este servicio, coincidiendo con la entrada de los perros a las casas. Y Artero habían sido los pioneros del sector al estado español: "Las nuevas peluquerías caninas necesitaban todas las herramientas y máquinas y no había prácticamente oferta y nosotros fuimos de los primeros en España". A medida que crecía el sector, la empresa también se expandía.
Y así es cómo Artero se disparó: "En pocos años pasamos de ser una tienda a una empresa con cien trabajadores, delegaciones en Francia, Inglaterra y Estados Unidos y presencia en 90 países". Ya en aquellos años profundizaron en el mundo de la cosmética canina, apostando por la calidad y productos muy cuidados a nivel de imagen.
De Estados Unidos a Japón
"Fue clave hacer nuestros propios productos", destaca Artero, asegurando que crear sus productos les abrió las puertas de la exportación. Y a través de ferias internacionales se dieron a conocer y abriendo mercados hasta el día de hoy, con presencia desde Estados Unidos hasta Singapur pasado por Japón, China o Qatar.
Además de ser pioneros en productos para peluquería canina, Artero fueron muy innovadores también en la forma de presentarlos. Con todo lo que habían aprendido de las barberías para personas, aplicaron la imagen a los paquetes y presentaciones de la cosmética para perros. De este modo, han puesto en valor este trabajo, reconociendo la labor de los profesionales con productos de mucha calidad y muy bien presentados.
Àlex Artero: "Hacemos sentir a los peluqueros como estrellas de Hollywood"
"La peluquería canina tenía una imagen más austera, sencilla, sin glamour", resume Àlex Artero, que destaca que han sido "diferentes" a la hora de apostar por la elegancia: "En aquel momento fue muy rompedor y pionero". "Hacemos sentir a los peluqueros como estrellas de Hollywood", resume.
Un valor que les ha valido ser reconocidos durante tres años consecutivos cómo la mejor marca del sector en los Estados Unidos. E incidiendo en esta idea, han sido pioneros también en crear concursos de peluquería canina y escuelas de formación, por dónde han pasado miles de profesionales. También conectando con personas influyentes dentro del sector y las redes sociales, que se han convertido en embajadores de la marca.
De los perros a los caballos
De este modo, el negocio de peluquería canina ya representa el 80% de las ventas de Artero, mientras que el 15% está relacionado con las peluquerías para personas. El otra 5% es una nueva línea de negocio que pusieron en marcha el 2022, volviendo a los orígenes, y enfocada en el mundo del caballo. La revolución que llevaron a las peluquerías caninas ahora la quieren exportar a los equinos.
Con esta nueva línea tienen claro que el objetivo son los países donde los caballos tienen una larga tradición, como países árabes, Inglaterra, Francia, México, Bélgica o el sur de España. Todo ello elaborado desde su sede centra a Vilassar de Dalt, donde gestionan la producción y la logística: "Ahora hace falta poner orden, hemos crecido mucho en los últimos años. Hemos desarrollado un sector nuevo, muchos nuevos productos, hemos abierto delegaciones... Ahora tenemos que intentar optimizar recursos, ser más eficientes, mejorar en calidad".