"Con la tecnología y el material adecuado, todo se puede hacer en 3D". Es la declaración de intenciones de Antonio Sánchez, fundador y CEO de AsorCAD, la compañía catalana pionera y referente en la tecnología 3D que pronto celebrará 20 años. El reactor de fusión nuclear del proyecto ITER, esculturas del artista Jordi Díez Fernández, motos de la marca KTM, trenes de Renfe o el mantenimiento de aviones Airbus son algunos de los proyectos con sello de AsorCAD, que ofrece un servicio integral en todo lo relacionado con la tecnología 3D.
Desde la impresión, el escaneo de piezas, la metrología para verificaciones de calidad, hasta el escaneo y la ingeniería inversa para obtener el diseño en nube de puntos de cualquier objeto, son algunos de sus servicios. "La medida no importa, podemos escanear desde un anillo hasta un castillo", enfatiza Antonio Sánchez, quien sentencia: "La limitación te la pones tú". Una tecnología ideal para la verificación y control de calidad de piezas, creación de diseños para moldes y fabricación de tiradas cortas.
Cuando todo comenzó
El 3D lleva años resonando en el mundo económico e industrial, pero Antonio Sánchez fue uno de los pioneros. Ya en los años 90, implantaba esta tecnología en la empresa donde trabajaba, en el sector de los moldes. "Decidí que me tenía que independizar, en un acto de autoestima sobrada. Y dejé la empresa. Fue un golpe increíble", recuerda. Volvió a otra empresa que utilizaba los sistemas ópticos de medición 3D. Era una gran revolución respecto a cómo se hacía hasta entonces, cuando las máquinas de escaneo tenían que tocar las piezas.
"Se abría una oportunidad para vender los mismos productos que nosotros utilizábamos", explica. Y así lo hizo, creando una empresa nueva para desvincular el servicio de asesoramiento con la venta de productos. Todo cambió cuando asumió la distribución de los escáneres de Creaform, una empresa pionera canadiense que marcó el camino. Hasta entonces, se tenían que llevar las piezas al lugar donde estaba la máquina de escaneo. Pero Creaform ideó un nuevo sistema: con un maletín y un ordenador, podías ir a cualquier lugar para hacer la medición.
Antonio Sánchez: "Fuimos muy pioneros"
"Fue una ventaja competitiva brutal. La velocidad de escaneo se disparó. Lo que otra gente tardaba una semana, nosotros lo hacíamos en un día", resume. Durante casi quince años, AsorCAD estuvo prácticamente sola en el mercado español con este negocio: "Fuimos muy pioneros".
Del arte a la industria
Este nuevo sistema abrió un abanico enorme de posibilidades y mercados: desde el arte y patrimonio hasta la medicina. Por ejemplo, en medicina ofrecen desde la impresión en 3D de una prótesis hasta el análisis de imágenes a través de una resonancia que permite hacer una simulación de una operación: "Preves todo lo que harás en el quirófano y reduces el tiempo de la operación". Ya lo aplican en el Parc Taulí de Sabadell.
En el arte, pueden escanear una escultura de grandes dimensiones y guardar su diseño centímetro a centímetro. "Si un día se estropea, sabes cómo era. O si quieres hacer una réplica gigante para una rotonda o una miniatura, lo puedes hacer", explica Sánchez. En resumen, una herramienta para conservar el legado. Como han hecho con el patio de honor del Castillo de Vélez-Blanco de Almería, que está expuesto en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Lo han escaneado y han extraído todo su diseño por si lo quieren replicar en Andalucía, de donde era originario. También han colaborado en la restauración del Violinista de Gargallo y han trabajado con escultores reconocidos internacionalmente, como Jordi Díez Fernández.
Y en el sector industrial es donde la tecnología 3D tiene más potencial y está más extendida. Los escáneres son básicos para hacer el control de calidad de las piezas, como han hecho con Airbus. Las impresoras para hacer piezas: "Motos de KTM o máquinas de Kärcher ya llevan piezas hechas con 3D". Y la ingeniería inversa para extraer el diseño de una matriz y replicarla rápidamente si se rompe. Desde 2005 han participado en más de 4.500 proyectos.
El proyecto estrella
Pero Antonio Sánchez tiene claro cuál es su "proyecto estrella" que les ha hecho "marcar la diferencia": el reactor nuclear de ITER, una iniciativa compartida de 35 países que ha puesto en marcha uno de los depósitos de fusión magnéticos más ambiciosos del mundo, en Francia. Se trata del Tokamak, un depósito de 23.000 toneladas de peso y de 28 metros de diámetro, el más grande construido hasta ahora, y que alcanza una temperatura de 150 millones de grados. Para el ensamblaje perfecto de los componentes, se tenía que diseñar una pieza de unión con la máxima exigencia de precisión y ese fue el papel de la empresa catalana.
A través del escaneo tridimensional y la medición de alta precisión, obtuvieron las medidas exactas que debían tener las piezas. Con ingeniería inversa detallaron el diseño y lo acabaron produciendo con las impresoras en 3D. Un caso de éxito único.
Antonio Sánchez: "Te pueden copiar la tecnología, pero la experiencia no te la puede quitar nadie"
"Nosotros siempre tenemos que estar a la vanguardia. Si siempre tengo lo mejor, es mucho más difícil que mi competencia me alcance", explica Sánchez. Después de unos primeros diez o quince años prácticamente solos en el mercado, cada vez se han sumado otras soluciones en 3D, pero desde AsorCAD destacan su bagaje y conocimiento, así como la alta calidad de sus herramientas. "Nosotros sabemos mejor que nadie cómo funciona y podemos transmitírselo al cliente", enfatiza.
El fundador detalla las "tres claves" del éxito: un "personal técnico fantástico, un producto de altas prestaciones que no dé problemas y el conocimiento y la experiencia". "Te pueden copiar la tecnología, pero la experiencia no te la puede quitar nadie", reflexiona Sánchez, quien también resalta el espíritu aventurero y la valentía que siempre los ha definido. Una aventura que iniciaron a principios de los 2000 y que los ha llevado a ser la punta de lanza de una tecnología ya consolidada en el sector industrial y que cada vez crece más.