La reciente decisión de Joe Biden de no buscar la reelección y apoyar el ascenso de una nueva generación, en particular respaldando a Kamala Harris, subraya la importancia de gestionar adecuadamente las transiciones generacionales, tanto en la política como en el mundo empresarial. Este caso, aplicado a la empresa familiar, nos deja diversas reflexiones y aprendizajes.
¿Cuándo es el mejor momento para el cambio?
El caso de Biden ejemplifica un cambio no planificado, impulsado por pronósticos desfavorables y debates sobre su capacidad para continuar. Cada generación está marcada por las circunstancias históricas, y reconocer la necesidad de un relevo genera oportunidades para que las nuevas generaciones asuman responsabilidades. Establecer confianza y facilitar el intercambio de conocimientos son fundamentales para que el traspaso de liderazgo sea fluido y eficaz. Justamente lo contrario ocurrió en este caso, un proceso no planificado que surgió en medio de una crisis con peligrosos riesgos para el proyecto demócrata.
La unidad intergeneracional es clave
Biden mencionó en su discurso que "la causa sagrada" de Estados Unidos es "más grande que cualquiera de nosotros". Esta idea, que habla de unidad, es aplicable a las empresas familiares, donde la alineación de visiones entre generaciones fortalece la cohesión y asegura la continuidad del negocio. Al ver la empresa como una causa común, se fomenta una colaboración más profunda entre jóvenes y veteranos, lo que refuerza el compromiso y facilita una transición gradual y suave.
Retos del relevo generacional
Al igual que en la política, las empresas familiares enfrentan múltiples retos en los relevos generacionales. Los líderes emergentes pueden encontrar resistencia al cambio, conflictos familiares y presión por mantener el legado mientras se adaptan a nuevas realidades. Kamala Harris, en su intervención durante la convención demócrata, envió un mensaje claro: "Seré una presidenta que nos una en torno a nuestras más altas aspiraciones", lo que refleja la determinación de los nuevos líderes para construir un futuro propio, ganándose el respeto, a menudo, bajo la sombra de sus predecesores.
Al ver la empresa como una causa común, se fomenta una colaboración más profunda entre jóvenes y veteranos
Por su parte, los líderes salientes, como Biden, deben superar sus resistencias al cambio y convertirse en mentores activos para los nuevos líderes. Biden, aunque inicialmente resistió el cambio, ha apoyado a Kamala Harris, describiéndola como "fuerte, capaz y una líder increíble". Esto también es clave para las empresas familiares: el líder saliente debe preparar al sucesor y, a la vez, darle el espacio necesario para que establezca su propio estilo de liderazgo.
La etapa post-liderazgo: un nuevo camino
Para los líderes salientes, como Biden, la transición no marca el final de su influencia, sino el comienzo de una nueva etapa que, bien gestionada, podría ser muy fructífera.
Los líderes salientes también pueden encontrar nuevas maneras de contribuir al legado
Si Harris se convierte en presidenta, Biden podría asumir un rol más enfocado en el legado, valorizando su contribución y dedicándose a causas que le apasionan, actuando como mentor. En el contexto de las empresas familiares, los líderes salientes también pueden encontrar nuevas formas de contribuir al legado, dejando el día a día en manos de sus sucesores, pero manteniendo un rol de consejeros gracias a su vasta experiencia y conocimiento.
Reflexión final
"Hay un momento y un lugar para tener muchos años de experiencia en la vida pública" y "también hay un momento y un lugar para nuevas voces, voces frescas y, sí, voces más jóvenes". "Y ese momento y lugar es ahora". La transición entre Biden y Harris nos ofrece valiosas reflexiones sobre el relevo generacional, tanto en la política como en las empresas familiares. Los nuevos líderes deben honrar el legado, pero al mismo tiempo tener el valor de crear su propio camino hacia el futuro.