En Catalunya, hay empresas que se convierten en un "pequeño pueblo" de la Garrotxa, como es el caso de Noel Alimentaria, o también la cadena de supermercados Bon Preu con su orgullo osonense. En la comarca de la Segarra y en el municipio de Guissona se encuentra el supermercado catalán que más factura de todos: el imperio BonÀrea con 2.822 millones de euros y 69 millones en beneficios. Estacionamientos llenos de coches, camiones, almacenes abiertos y operarios arriba y abajo de una industria única en un pueblo en el que la mayoría de los habitantes se vuelcan en masa a las fábricas de la cadena alimentaria. Y atención al especial vínculo de la comunidad ucraniana.
Si Mercadona es la "guinda del pastel" de Valencia, BonÀrea es el "emblema leridano" que, a diferencia del resto de supermercados, "lo produce todo", mientras que la producción se centra en Guissona. Un municipio de 7.500 habitantes, a una hora en coche de Lleida, en el que la mitad de la población son recién llegados durante las últimas décadas y, con mayor presencia, cientos de ucranianos en los últimos años. De hecho, según ha podido saber VIA Empresa, uno de cada siete habitantes de Guissona es ucraniano, de ahí las numerosas banderas del país en los balcones de la localidad desde el inicio de la guerra con Rusia. Ni el alcalde ni la principal compañía del municipio les dio la espalda. "Guissona, tierra de acogida", confesaban. Tres líneas de actuación: aportación económica, recopilación de material humanitario con el envío de un tráiler a la frontera y acogida de 50 familias procedentes de Ucrania en la zona, sobre todo entre Guissona y Cervera.
Uno de cada siete habitantes de Guissona es ucraniano y muchos de ellos trabajan en BonÀrea
Actualmente, en Guissona también hay muchos miembros de Senegal, Rumanía y Bulgaria. A principios de los años 2000, hubo un efecto llamada debido a la expansión del negocio y la falta de personal, y desde la cadena de supermercados se buscaron perfiles del este de Europa, muchos de ellos ingenieros y expertos en agroalimentación, ofreciéndoles vivienda, trabajo y formación, con la promesa de que se establecieran y "echaran raíces" en el pueblo. De ahí la cifra final de más de 40 nacionalidades en BonÀrea. Y el resultado en materia laboral: la comarca de la Segarra tiene uno de los índices de desempleo más bajos de Catalunya, con un 5,92%, según Idescat.
El veterinario que revolucionó la comarca
Jaume Alsina Calvet (Guissona, 1934), fundador y presidente de BonÀrea Agrupa, fundó la compañía en 1959 en Guissona junto con un pequeño grupo de personas con el objetivo de "generar oportunidades en esta zona rural y evitar la despoblación". A punto de cumplir los 90 años, continúa liderando la empresa, mientras que su hijo, Jaume Alsina Cornellana, ocupa el cargo de director general. Los dos miembros de la familia Alsina forman parte del lobby empresarial Femcat, fundado en 2004 y que aglutina a más de 500 empresas que representan el 8% del PIB catalán. De hecho, el hijo es el nuevo vicepresidente con la entrada de Oriol Guixà (Femcat) como presidente, en busca de fomentar la reivindicación territorial de Catalunya. Y con ello, la representación de ponente. Hacer país es muy importante para BonÀrea. Y de ahí "el progreso de Catalunya". Como señala Jaume Alsina, en una reciente visita de los miembros de Femcat a las instalaciones se han hecho "muchas cosas buenas", pero eso ya es para otro capítulo. "¡Más de 63 años en BonÀrea y los que me quedan!".
Alsina (presidente de BonÀrea): "¡Más de 63 años en BonÀrea y los que me quedan!"
Volviendo a los orígenes, y una vez que finalizó sus estudios de Veterinaria en 1956 en Zaragoza, Alsina percibió que la mecanización del campo anunciaba una nueva etapa. Después de viajar por Estados Unidos, los Países Bajos e Italia, se inspiró y creó BonÀrea, junto con otros quince cooperativistas. Muchos de los trabajadores actuales califican la cadena como una "colonia industrial", ya que muchos de ellos dependen de la empresa en diversos aspectos, desde la gasolina hasta la comida y el salario. Después de comenzar como una cooperativa, decidieron crear la cadena de supermercados BonÀrea para dar salida a la sobreproducción de alimentos generada por los socios de la cooperativa.
Las primeras tiendas de BonÀrea abrieron en 1994. Esto representaba un desafío importante, ya que al tener establecimientos propios se "perdían los supermercados como clientes". También cabe destacar otras apuestas de la compañía: las gasolineras, siendo la primera inaugurada en 1991; el Área Promocional en Guissona, con supermercado, buffet, lavado de autos y gasolinera para promocionar la imagen y vender productos, que se inauguró en 1996; Assegurances Agropecuària de Guissona, SL, y la Fundació Privada Agropecuària de Guissona, una entidad sin ánimo de lucro que presta servicios de asistencia médico-sanitaria, ya que cuenta con un centro de salud y una residencia geriátrica.
Otro momento relevante de su historia es el de la evolución societaria de BonÀrea Agrupa. A principios de los años noventa, al prever los relevos generacionales, constataron que "no había cooperativa agraria que hubiera sido activa cincuenta años con un buen nivel de prosperidad, lo cual preocupó tanto los veteranos cómo los más jóvenes", confiesan desde la compañía.
Uno de los valores añadidos de BonÀrea tiene que ver con la creación de un modelo de integración único al mundo
Después de "varios años de quebraderos de cabeza", finalmente encontraron la vía en la creación de una sociedad mercantil y la implicación de socios y personal. El 23 de diciembre de 1999 constituyeron la Corporació Alimentària Guissona SA, a la cual aportaron los principales activos de la Cooperativa de Guissona, así como de otras sociedades que fueron surgiendo durante la década de 1990. Así, las 74.992 acciones de la Corporació se distribuyeron entre más de 4.500 accionistas, con un "criterio acertado" y, por supuesto, con la conformidad de los socios.
La importancia de la cadena de valor
Uno de los valores añadidos de la compañía tiene que ver con la creación de un modelo de integración único en el mundo, ya que abarca todas las etapas de la cadena de valor: la actividad ganadera, industrial y comercial para llegar al consumidor sin intermediarios. "Directo del campo y con garantía de origen", afirman fuentes de la empresa a VIA Empresa. En sus mataderos se sacrifican 200.000 animales al día. Se ha convertido en la instalación de su modelo más grande de Europa, con una capacidad de sacrificio y la producción de un millón de bandejas de carne.
BonÀrea tiene 6.200 trabajadores, 576 tiendas y una facturación de 2.822 millones de euros
En estos momentos, BonÀrea cuenta con 6.200 trabajadores y un total de 576 tiendas distribuidas en los territorios de Catalunya, Aragón, Castellón, Valencia, Madrid, Guadalajara, Navarra, La Rioja, Andorra; así como 61 gasolineras. Durante el 2023, BonÀrea abrió 14 nuevas tiendas (Estella, 5 en Barcelona, Viladecavalls, Llagostera, Calahorra, Breda, Alcañiz, Villanueva de Gallego, Sort y Fuliola) y trasladó y amplió otras 24 tiendas. Como se mencionó anteriormente y a la espera de los resultados de 2023, en el año 2022, BonÀrea alcanzó los 2.822 millones de euros en facturación, consolidándose como el supermercado catalán con mayor facturación. Asimismo, el grupo obtuvo 69 millones de euros en beneficios netos e invirtió un total de 148 millones de euros.
Las principales empresas de BonÀrea Agrupa son bonÀrea Cooperativa, que se encarga de la cría y engorde de aves y ganado, y bonÀrea Corporació, que desarrolla todas las actividades industriales (fabricación de piensos, sacrificio, transformación y elaboración de productos cárnicos, etc.) y comerciales, principalmente a través de las tiendas BonÀrea. Además, cabe destacar la entidad de crédito CaixaGuissona, que ha crecido paralelamente y es la única que queda en el país, junto con Caixa d'Enginyers.
Uno de los proyectos más destacados es la construcción del Centro Alimentario en Épila, Aragón, iniciado en el año 2019 y que "muestra la apuesta del grupo por lograr la integración vertical en Aragón". La construcción de este nuevo centro alimentario avanza a buen ritmo y ya se han invertido unos 200 millones de euros al finalizar el año 2023. Además de los trabajadores implicados en las obras, actualmente ya trabajan en este centro más de 80 personas, y se irán incorporando progresivamente más trabajadores a medida que entren en funcionamiento las nuevas naves y procesos planificados. Además, el gobierno de Aragón "ha estado dando todas las facilidades a BonÀrea" para establecerse en su comunidad, dada la inyección económica que supone.
Y una última obsesión del grupo: los costos, que la empresa leridana ha recortado hasta el último céntimo para poder vender más barato. Tampoco tienen deuda. Rechazan a los bancos y financian todo su crecimiento con el dinero que van ganando.