
El miércoles pasado pudimos ver un partido de fútbol donde el Barça se enfrentaba a los alemanes del Borussia Dortmund. Mientras el club catalán llevaba en la camiseta el ya tradicional logotipo de la muy conocida plataforma musical Spotify, el rival lucía una extraña marca en el pecho: Evonik. Antes de hablar de esta empresa desconocida, resolveremos otro misterio vinculado a este equipo del estado de Rin del Norte-Westfalia: para quien no lo sepa, Borussia es la forma latina de Prusia, aquel país legendario ya desaparecido.
Aunque no suene nada, Evonik Industries es una de las principales empresas químicas de Alemania, solo superada en ventas por la todopoderosa Basf y por Covestro. La historia de esta compañía comienza en 2007, pero en realidad sus raíces vienen de mucho más atrás, en concreto desde la fundación de Degussa (1873), que se dedicaba a refinar metales; de hecho, Degussa quería decir Deutsche Gold- und Silber- Scheideanstalt, o sea, Factoría Alemana de Separación de Oro y Plata. 30 años antes ya existía la instalación, que fue creada en Frankfurt por Friedrich Ernst Roessler, el responsable de la planta de acuñación de monedas de la ciudad. A pesar de los avatares de la guerra austro-prusiana y la unificación del Imperio Alemán, la familia Roessler supo mantener la propiedad de la empresa en sus manos. De hecho, la creación del imperio, con la correspondiente aparición de nuevas monedas, les dio gran cantidad de trabajo.
El cambio de siglo significó la época de diversificación de la empresa, que se transformó en una compañía química mucho más allá de los metales preciosos. Parte de este proceso se llevó a cabo a través de la entrada en el capital de la Chemische Fabrik Wesseling AG, que se dedicaba a la producción de ferrocianuro de potasio. En la década de los treinta pusieron el pie en el sector de la química orgánica mediante la compra de dos compañías, la Holzverkohlungsindustrie AG (HIAG) y la Verein für Chemische Industrie.
A muchos lectores les sonará la eléctrica E.ON, y es que fue justo esta compañía la que apareció como caballero blanco en apoyo de Manuel Pizarro cuando Endesa recibió la OPA hostil de Gas Natural, en 2005
Una época controvertida de la compañía -como en muchos otros casos de corporaciones alemanas- fueron los años del nazismo, porque, tal como se supo tiempo después, una filial de Degussa llamada Degesch fue quien produjo el famoso Zyklon B, el gas empleado en los campos de concentración nazis. Precisamente, la compra en 2006 de Degussa por parte de RAG (Rheinisch-Westfälisches Elektrizitätswerk AG), la principal compañía minera de Alemania, permitió que un nombre con vinculaciones tan sórdidas comenzara a ser historia. El propietario anterior de Degussa era la compañía energética E.ON, que ya le había vendido un primer paquete del 47% a RAG en el año 2003. Que Degussa hubiera acabado en manos de E.ON tiene sus orígenes unos años antes: en 1999, Degussa se fusionó con Hüls AG, filial de un grupo llamado VEBA. Cuando VEBA se juntó con VIAG para crear E.ON, la subsidiaria Degussa-Hüls quedó incorporada al conglomerado energético. Por cierto, a muchos lectores les sonará la eléctrica E.ON, y es que fue justo esta compañía la que apareció como caballero blanco en apoyo de Manuel Pizarro cuando Endesa recibió la OPA hostil de Gas Natural, en 2005 (aquí nació la célebre expresión “antes alemana que catalana”).
Por fin, en septiembre de 2007 llegó la creación formal de Evonik Industries, la marca que patrocina el Borussia Dortmund. El proceso comenzó cuando los accionistas de RAG transfirieron sus acciones a una fundación (llamada RAG-Stiftung) y separaron Evonik de los negocios tradicionales. El plan inicial era sacar Evonik a cotizar en bolsa, pero prefirieron buscar accionistas de referencia, como fue el caso del fondo de inversión CVC Capital Partners, que invirtió 2.400 millones de euros para quedarse con un 25% del capital. Aquella salida a bolsa que habían previsto para 2008 fue aplazándose por diversas razones hasta 2013.
Hoy en día, esta empresa química está presidida por Christian Kullmann, un economista que proviene de RAG y que fue destinado a Evonik en el momento de la escisión de esta sociedad. El último ejercicio cerrado y hecho público, el de 2023, muestra unas ventas de 15.200 millones de euros, con una caída del 17% respecto del año anterior. Esta bajada ha hecho que la empresa haya entrado en pérdidas después de conseguir unos ingresos netos de 540 millones de euros en 2022. La actividad actual la tienen dividida en diversas áreas: aditivos específicos, nutrición y salud, materiales inteligentes, materiales intermedios y tecnología. Da trabajo a más de 33.000 trabajadores.
En cuanto a los accionistas, la Fundación RAG continúa teniendo la mayoría del capital, con un 53%. Según ellos mismos consideran, el resto de las acciones cotizan libremente en bolsa y, por lo tanto, no hay paquetes consolidados de referencia. La sede central de la compañía está ubicada en Essen, a menos de media hora por autopista del Signal Iduna Park, el estadio del Borussia Dortmund. Por cierto, en mayo del año pasado, este mismo club hizo público un acuerdo con Rheinmetall para patrocinar su estadio, una noticia que estuvo envuelta de polémica... y es que hace bien poco explicamos a qué se dedicaba esta corporación tan desconocida.