El sector de la distribución alimentaria lo dominan varias grandes multinacionales que se reparten este suculento pastel. Todo? No, desde la comarca de Osona hace 40 años que el grupo Buen Precio trabaja para cuestionar este dominio. Con la tradicional idiosincrasia de la empresa familiar catalana, Buen Precio ha sabido irse tirando grande poco a poco, con un crecimiento orgánico complementado con las adquisiciones oportunas en los momentos ideales. Los súpers Buen Precio, los hipermercados Estallido o las benzineres Esclatoil ya hace tiempos que forman parte del paisaje de Cataluña.
La familia Font regentaba un comercio de bacallaneria en plazas y mercados de Osona. El actual presidente del grupo Buen Precio, Joan Font, recordaba en uno de las comidas organizadas por la Aijec que "a los 8 o 9 años te ponían a trabajar. Cuando había trabajo no se iba a la escuela y no pasaba nada". Estudiando de Empresariales en el turno por la noche, Font explica que en aquella "época la formación era muy mala". Afortunadamente, la formación ha ido mejorando, a pesar de que el líder de Buen Precio no duda a asegurar que "los principios básicos se aprenden del ejemplo que se ve en casa".
A principios de los años 70 un viaje por Europa los abrió los ojos: el futuro eran los establecimientos de autoservicio. Con esta visión abrieron el primero Buen Precio en 1974 en Manlleu. La evolución desde entonces ha sido constante. El 1984 fueron la primera empresa de Cataluña que implantaba cajeros con escáners en los puntos de venta, y cuatro años más tarde abrían el primer hipermercado Estallido en Vilafranca del Penedès.
El 1992, en plena efervescencia de la Barcelona olímpica, vieron la oportunidad de implantarse con garantías en la capital catalana a través de la adquisición de la empresa Vallès Precio, que disponía de seis puntos de venta. En este sentido, Joan Font tiene claro que el empresario "tiene que tener ambición, pero crecer para no ganar más dinero no lo haremos. No tenemos que dejar pasar ninguna oportunidad de crecimiento rentable".
Otra de estas oportunidades concluyó el 2010 con la adquisición de Intermarché, incorporando 31 puntos de venta al grupo Buen Precio. Todo ello los ha permitido llegar al 2015 con unos 200 puntos de venta (sumando súpers, hípers y benzineres), más de 5.000 trabajadores y una previsión de facturación por este año cercana a los 1.000 millones de euros.
El espacio se encuentra en la diferencia
Rodeados por competidores enormes, Font afirma sin reticencias que "diferenciarnos en ámbitos donde pudiéramos ganar era vital. O lo haces bien o te hacen desaparecer". Así pues, el objetivo es "situarte en un territorio conceptual donde puedas ser mejor que ellos por mucho talonario que tengan".
Por ejemplo, Font destaca que "Aldi y Lidl son muy buenos en primeros precios, es difícil competir". Cómo diferenciarse? Con una apuesta clara por el surtido de marcas de referencia. "Hay competidores que su estrategia es reducir el surtido y conducir el cliente a la marca propia. Pero en alimentación Cataluña es un país muy marquista", dice Joan Font. A su parecer, Barcelona es más amante de las marcas que Cataluña, Cataluña lo es más que España, y España más que Alemania. Por lo tanto, "tener muchas marcas es clave".
Otra de las apuestas de Buen Precio es el producto fresco. "Las mejores pescaderías en Osona son las nuestras", proclama orgulloso el dirigente de Buen Precio, que destaca el valor de la honestidad entre los principios de la compañía. "No podemos engañar el cliente, si decimos que un producto es fresco lo tiene que ser. En el sector, en más del 90% de los casos esto no se da", asegura.
Por Joan Font, "no engañar tiene costes, el precio de fresco es más alto". Ahora bien, confían que su apuesta aporte más valor que el low coste. "Ayudar gente que trae nuevos productos, actuar con proximidad, que el cliente pueda escoger la marca que quiere o facilitar que haya muchas más empresas que puedan entrar a tu lineal es básico por Buen Precio", destaca.
Finalmente, Buen Precio fundamenta su propuesta de valor en la gestión de tiendas y la atención al cliente. "Invertimos mucho dinero en inteligencia artificial cada año. Necesitamos inventarios perfectos cada día de todas las tiendas, con 30.000 referencias", explica Joan Font. El dirigente de Buen Precio resalta que "nuestros clientes no encuentran faltas de stock. Las tiendas son aseadas, no falta nada y tienen buena atención al cliente". Este último punto también se comprueba con el programa de fidelización. No va, casi el 80% de su facturación corresponde a compras efectuadas con tarjeta cliente.
Los valores de empresa
"Separar empresa y familia es muy importante", advierte Joan Font. Recuerda que en 1992 ya se reunieron en el Hotel del Muntanyà para declarar los valores que tenía que tener Buen Precio. "Entonces no se traía hablar de valores", ironiza. Honestidad y confianza, voluntad de crecer, desarrollo profesional, actitud positiva, conciencia de equipo y pragmatismo y eficiencia rigen desde entonces las actuaciones del grupo.
"En los últimos 10 años sólo hemos tenido que prescindir de un directivo, y fue por no coincidencia en los valores. Si no encajamos, difícilmente un directivo puede tener carrera a Buen Precio", asegura Font.
La lentitud administrativa, traba principal
"El retardo que supone el trámite administrativo es muy importante. Es la mayor dificultad que tenemos para crecer", lamenta Joan Font. "Para abrir un híper puedes pasarte tres o cuatro años de papeles; y por un súper dos o tres", ejemplifica.
"Todas las Administraciones tienen que decir de todo, y con sólo que haya una que diga que no le gusta una cosa ya queda todo paralizado", insiste el dirigente de Buen Precio. A su parecer, este es el principal freno al crecimiento del grupo, que cuantifica en una voluntad de inversión de 60 millones de euros por el 2016. Este 2015 lo cerrarán con una inversión de 50 millones de euros, básicamente en tiendas nuevas, software y algunas ampliaciones de almacén.
El reclutamiento de personal
El objetivo de Buen Precio es llegar a los 5.500 trabajadores el 2016. "Hay una tasa de paro muy alta pero a las empresas nos cuesta encontrar el personal que necesitamos con la calificación necesaria", lamenta de forma paradójica Joan Font. "Costa mucho encontrar gente de oficio, especialmente cuando el oficio comporta una formación de uno o dos años, aunque la damos nosotros mismos", explica.
Carniceros, peixaters o panaderos no siempre son fáciles de encontrar para el grupo Buen Precio. Y cuando los tienen, después de formarlos, muchos acaban marchante. "Socialmente a menudo hay la percepción que la rotación de personal es buscada por el empresario, pero no es verdad. Queremos que la gente que funciona no eructe", se muestra tajante el directivo.
Los motivos de la marcha de trabajadores son variados, pero Font apunta que "somos en un sector donde los sábados se trabaja, pero también a veces encuentran un trabajo que se ajusta más en su formación". A pesar de encontrar comprensible que alguien aproveche las oportunidades que le aparezcan en el campo donde se ha formado, Font lamenta que "a veces se cambia por cuestiones crematísticas de muy poco valor y se valora poco la trayectoria que puedes tener a la empresa".
La familia Font regentaba un comercio de bacallaneria en plazas y mercados de Osona. El actual presidente del grupo Buen Precio, Joan Font, recordaba en uno de las comidas organizadas por la Aijec que "a los 8 o 9 años te ponían a trabajar. Cuando había trabajo no se iba a la escuela y no pasaba nada". Estudiando de Empresariales en el turno por la noche, Font explica que en aquella "época la formación era muy mala". Afortunadamente, la formación ha ido mejorando, a pesar de que el líder de Buen Precio no duda a asegurar que "los principios básicos se aprenden del ejemplo que se ve en casa".
A principios de los años 70 un viaje por Europa los abrió los ojos: el futuro eran los establecimientos de autoservicio. Con esta visión abrieron el primero Buen Precio en 1974 en Manlleu. La evolución desde entonces ha sido constante. El 1984 fueron la primera empresa de Cataluña que implantaba cajeros con escáners en los puntos de venta, y cuatro años más tarde abrían el primer hipermercado Estallido en Vilafranca del Penedès.
El 1992, en plena efervescencia de la Barcelona olímpica, vieron la oportunidad de implantarse con garantías en la capital catalana a través de la adquisición de la empresa Vallès Precio, que disponía de seis puntos de venta. En este sentido, Joan Font tiene claro que el empresario "tiene que tener ambición, pero crecer para no ganar más dinero no lo haremos. No tenemos que dejar pasar ninguna oportunidad de crecimiento rentable".
Otra de estas oportunidades concluyó el 2010 con la adquisición de Intermarché, incorporando 31 puntos de venta al grupo Buen Precio. Todo ello los ha permitido llegar al 2015 con unos 200 puntos de venta (sumando súpers, hípers y benzineres), más de 5.000 trabajadores y una previsión de facturación por este año cercana a los 1.000 millones de euros.
El espacio se encuentra en la diferencia
Rodeados por competidores enormes, Font afirma sin reticencias que "diferenciarnos en ámbitos donde pudiéramos ganar era vital. O lo haces bien o te hacen desaparecer". Así pues, el objetivo es "situarte en un territorio conceptual donde puedas ser mejor que ellos por mucho talonario que tengan".
Por ejemplo, Font destaca que "Aldi y Lidl son muy buenos en primeros precios, es difícil competir". Cómo diferenciarse? Con una apuesta clara por el surtido de marcas de referencia. "Hay competidores que su estrategia es reducir el surtido y conducir el cliente a la marca propia. Pero en alimentación Cataluña es un país muy marquista", dice Joan Font. A su parecer, Barcelona es más amante de las marcas que Cataluña, Cataluña lo es más que España, y España más que Alemania. Por lo tanto, "tener muchas marcas es clave".
Otra de las apuestas de Buen Precio es el producto fresco. "Las mejores pescaderías en Osona son las nuestras", proclama orgulloso el dirigente de Buen Precio, que destaca el valor de la honestidad entre los principios de la compañía. "No podemos engañar el cliente, si decimos que un producto es fresco lo tiene que ser. En el sector, en más del 90% de los casos esto no se da", asegura.
Por Joan Font, "no engañar tiene costes, el precio de fresco es más alto". Ahora bien, confían que su apuesta aporte más valor que el low coste. "Ayudar gente que trae nuevos productos, actuar con proximidad, que el cliente pueda escoger la marca que quiere o facilitar que haya muchas más empresas que puedan entrar a tu lineal es básico por Buen Precio", destaca.
Finalmente, Buen Precio fundamenta su propuesta de valor en la gestión de tiendas y la atención al cliente. "Invertimos mucho dinero en inteligencia artificial cada año. Necesitamos inventarios perfectos cada día de todas las tiendas, con 30.000 referencias", explica Joan Font. El dirigente de Buen Precio resalta que "nuestros clientes no encuentran faltas de stock. Las tiendas son aseadas, no falta nada y tienen buena atención al cliente". Este último punto también se comprueba con el programa de fidelización. No va, casi el 80% de su facturación corresponde a compras efectuadas con tarjeta cliente.
Los valores de empresa
"Separar empresa y familia es muy importante", advierte Joan Font. Recuerda que en 1992 ya se reunieron en el Hotel del Muntanyà para declarar los valores que tenía que tener Buen Precio. "Entonces no se traía hablar de valores", ironiza. Honestidad y confianza, voluntad de crecer, desarrollo profesional, actitud positiva, conciencia de equipo y pragmatismo y eficiencia rigen desde entonces las actuaciones del grupo.
"En los últimos 10 años sólo hemos tenido que prescindir de un directivo, y fue por no coincidencia en los valores. Si no encajamos, difícilmente un directivo puede tener carrera a Buen Precio", asegura Font.
La lentitud administrativa, traba principal
"El retardo que supone el trámite administrativo es muy importante. Es la mayor dificultad que tenemos para crecer", lamenta Joan Font. "Para abrir un híper puedes pasarte tres o cuatro años de papeles; y por un súper dos o tres", ejemplifica.
"Todas las Administraciones tienen que decir de todo, y con sólo que haya una que diga que no le gusta una cosa ya queda todo paralizado", insiste el dirigente de Buen Precio. A su parecer, este es el principal freno al crecimiento del grupo, que cuantifica en una voluntad de inversión de 60 millones de euros por el 2016. Este 2015 lo cerrarán con una inversión de 50 millones de euros, básicamente en tiendas nuevas, software y algunas ampliaciones de almacén.
El reclutamiento de personal
El objetivo de Buen Precio es llegar a los 5.500 trabajadores el 2016. "Hay una tasa de paro muy alta pero a las empresas nos cuesta encontrar el personal que necesitamos con la calificación necesaria", lamenta de forma paradójica Joan Font. "Costa mucho encontrar gente de oficio, especialmente cuando el oficio comporta una formación de uno o dos años, aunque la damos nosotros mismos", explica.
Carniceros, peixaters o panaderos no siempre son fáciles de encontrar para el grupo Buen Precio. Y cuando los tienen, después de formarlos, muchos acaban marchante. "Socialmente a menudo hay la percepción que la rotación de personal es buscada por el empresario, pero no es verdad. Queremos que la gente que funciona no eructe", se muestra tajante el directivo.
Los motivos de la marcha de trabajadores son variados, pero Font apunta que "somos en un sector donde los sábados se trabaja, pero también a veces encuentran un trabajo que se ajusta más en su formación". A pesar de encontrar comprensible que alguien aproveche las oportunidades que le aparezcan en el campo donde se ha formado, Font lamenta que "a veces se cambia por cuestiones crematísticas de muy poco valor y se valora poco la trayectoria que puedes tener a la empresa".
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