• Empresa
  • Buildair, hangares y hospitales hinchables

Buildair, hangares y hospitales hinchables

La empresa, que el año pasado facturó 3,9 millones de euros, fabrica en Barcelona superestructuras hinchables que vende en todo el mundo

El hangar hinchable més grande del món, fabricado por Buildair, a la aerpoport de Jeddah, a la Ahoràbia Saudí | Cedida
El hangar hinchable més grande del món, fabricado por Buildair, a la aerpoport de Jeddah, a la Ahoràbia Saudí | Cedida
Barcelona
23 de Noviembre de 2020

Un hangar para reparar aviones, una nave industrial, un puente o, incluso, un hospital de campaña. Buildair es una empresa catalana que fabrica y vende grandes estructuras hinchables. Los usos que se les puede dar son muy variados. A pesar de que la compañía se ha especializado en el sector aeronáutico, se encuentra en una fase de expansión con la intención de entrar en otros ámbitos, tal como explica su director comercial, Felipe Cano. El año pasado facturó cerca de cuatro millones de euros y entre sus proyectos más importantes destaca uno en Arabia Saudí que los ha convertido en poseedores de un récord mundial.

La compañía está a punto de hacer 20 años. Los inicios se encuentran en el centro de investigación internacional CIMNE, impulsado por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y la UNESCO. "Se creó esta espín-offpara comercializar las estructuras hinchables que se habían ideado allí", explica Cano. Las construcciones temporales están compuestas de tubos individuales llenos de aire que van unidos con cinchas. Esto permite que la estructura sea modular y siempre se pueda ampliar o reducir su longitud. La anchura de los recintos no se puede rectificar tan fácilmente, puesto que depende del tamaño de los tubos.

Al inicio, Buildair basaba sus productos en la espectacularidad visual. Estos modelos más centrados en el diseño servían para acoger exposiciones o ferias. "Pero llegó un momento que vimos que había mucha competencia en este campo y que desaprovechábamos parte de la tecnología", relata Cano. Así fue como entraron en el negocio de los hangares. Y es que, por normativa, los aviones tienen que estar cubiertos cuando son sometidos a trabajos de mantenimiento. El primer gran hangar que instalaron –de 54 metros de ancho, 110 de largo y 23 de alto– fue en Getafe.

Cuando el sistema detecta una pérdida de aire, se envía una alarma a la empresa y al propietario de la estructura; rasgado, puede aguantar una semana antes de repararlo

El primer beneficio que destacan desde la compañía es que instalar las estructuras de Buildair no requiere hacer obras –ni, por lo tanto, es necesario solicitar permisos–. Esto hace que todo el proceso sea más rápido que si se tuviera que construir una estructura permanente: "El montaje es muy rápido y los tiempos de entrega, también: desde que se firma el contrato, en seis meses puede estar operativo un hangar de grandes dimensiones", explica Cano. La temporalidad puede ser tanto una ventaja como un inconveniente. Y es que las estructuras hinchables no están pensadas para ser permanentes. Aún así, Cano matiza que "el hangar de Getafe tenía que ser temporal y lleva más de siete años montado".

Una fuga de aire

Las superestructuras se pueden fijar sobre cualquier tipo de terreno. Pero, ¿qué pasa si hay una fuga de aire o alguien raja uno de los tubos con un cuchillo? "El peligro de explosión es cero", asegura el director comercial de Buildair. Explica que están hinchados a una presión tan baja que la rapidez en la que se deshinchan también es muy reducida. Cuando el sistema detecta que hay una pérdida de aire, se envía una alarma a la empresa y al propietario de la estructura –a quien le llega a través de una app–. Rasgado, puede aguantar una semana como máximo. Después, con un parche o una costura puede seguir funcionando sin tener que cambiar el tubo.

A pesar de que evita hablar de precios, Felipe Cano garantiza que una estructura hinchable de Buildair es "significativamente más barata" que una construcción fija. El proyecto más espectacular que han hecho de momento es un hangar en el aeropuerto Rey Abdulaziz de Jeddah, en Arabia Saudí. Si el hangar de Getafe ya era un hito, este es 30 metros más ancho y cubre una superficie total de 6.000 metros cuadrados. Es esta estructura la que les ha dado el récord mundial.

Las exportaciones han ganado terreno hasta convertirse en la principal fuente de ingresos de Buildair; el año pasado, la empresa facturó 3,9 millones de euros

Ahora, con la covid-19, estudian la posibilidad de destinar las estructuras a la instalación de hospitales de campaña. También tienen previsto profundizar en el sector industrial. Un ejemplo que ponen del potencial que tienen las estructuras es llevar una a una mina de difícil acceso, para proporcionar cobijo a la maquinaria o a los materiales. De hecho, ya se utilizan para tareas de mantenimientos de aerogeneradores. Estos requieren una temperatura constante mientras están desmontados para conservarse en buen estado.

Cano explica que las estructuras hinchables son muy aislantes: "La cámara de aire que conforman los tubos hacen de barrera con el exterior y esto hace que la necesidad de energía para mantener la temperatura interior sea un 80% inferior que en según qué tipo de construcción". Esto también es especialmente importante en el caso de la asistencia a minas, puesto que el oro, por ejemplo, también requiere unas condiciones ambientales concretas.

Hecho en Barcelona y enviado a todo el mundo

Como parte de la estrategia de I+D, la empresa ha desarrollado un puente hinchable y se lo ha llevado a Japón. Puede aguantar hasta 20 toneladas de peso y ponen como ejemplo de uso una emergencia climática. "Imagínate que hay una inundación que se lleva por delante a un puente y se necesita actuar rápido para poder cruzar el río", plantea Cano. Precisamente la capacidad de reacción es rápida con las estructuras hinchables. Y esto también se puede aplicar a emergencias humanitarias, por ejemplo.

El pont inflable de Buildair al Japó | Cedida

El puente hinchable de Buildair en Japón | Cedida

La fabricación se hace completamente en Barcelona. Y de aquí, las estructuras viajan a todo el mundo. De hecho, durante el confinamiento han cerrado un acuerdo para instalar su primer proyecto en la India. El número de trabajadores varía mucho en función de la cantidad de pedidos que tienen en cada momento. Como máximo, han llegado a ser entre 30 y 40 personas. Entre estos, destaca una red de agentes comerciales repartida en varios países, que busca oportunidades para hacer llegar el producto en todo el mundo.

Las exportaciones han ido ganando terreno en los últimos años hasta convertirse en la mayor fuente de ingresos de la compañía. Buildair facturó el año pasado 3,9 millones de euros, de los que 3,3 millones fueron ventas al extranjero. En 2018, la cifra de ingresos marcó un récord de 5,3 millones de euros, con 4,4 millones correspondiente a exportaciones. Antes, la tendencia era la inversa: en 2016, de los 2,5 millones de euros facturados sólo 304.000 fueron de ventas al exterior.

Uno de los principales proyectos que han desarrollado en Catalunya es un hangar en el aeropuerto de Lleida-Alguaire. Es una de las estructuras de menor tamaño: 20 metros de longitud, 20 de ancho y 10 de altura. Este tipo de producto tiene una particularidad, y es que no requiere alimentación de aire continuada, a diferencia de los grandes hangares. La tecnología que utilizan es estanca, hecho que supone un ahorro energético. Sin concretar cifras, buena parte de la inversión de la compañía se va a I+D, con el objetivo de ver más mundo y de ampliar la cartera de sectores.