Bunge, un gigante desconocido con un pie en Catalunya

El valor de mercado de la compañía se eleva hasta los 15.000 millones de dólares y factura anualmente unos 60.000 millones

Bunge es una empresa americana que se gobierna desde su sede operativa en la ciudad de Saint Louis | Cedida Bunge es una empresa americana que se gobierna desde su sede operativa en la ciudad de Saint Louis | Cedida

Frente al hospital Moisès Broggi de Sant Joan Despí y muy cerca de TV3, tiene su sede para la península ibérica una de las principales multinacionales del mundo en el ámbito de la alimentación, la desconocida para el público en general, Bunge. Por cierto, antes de comenzar, diremos que la pronunciación correcta en castellano es algo parecido a "bangi", lejos de lo que intuitivamente podríamos pensar. En enero de 2022, hace poco más de dos años, dedicamos un artículo a la multinacional Cargill, un verdadero gigante del mundo agroalimentario, sobre todo de la soja. Ahora toca hablar de Bunge, una firma que opera en un segmento de mercado muy similar al de Cargill.

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Aunque tiene su sede formal en Ginebra (Confederación Helvética), podemos considerar que Bunge es una empresa estadounidense que se gobierna desde su sede operativa en la ciudad de Saint Louis (Missouri), en el centro de los Estados Unidos. El segmento de mercado donde opera es básicamente el que llamanagribusiness (72% de la facturación), complementado con los aceites especiales y refinados (24%), las proteínas vegetales, la lecitina y los productos derivados de los granos de trigo y maíz. Tal como también lo hacía Cargill, esta empresa se considera un eslabón clave entre los agricultores y los consumidores finales gracias a su labor de traders de productos del sector agrícola. No es casualidad que Bunge haya elegido como sede central un territorio profundamente agrario.

Desde 2019, el primer ejecutivo de Bunge es Gregory Heckman, un profesional del ramo con estudios en agricultura

La historia de Bunge comienza mucho tiempo atrás, en concreto en el lejano 1818, cuando el ciudadano neerlandés Johann Bunge empezó a operar como intermediario en el sector agrícola a través de la importación y exportación de productos. Varias generaciones más tarde, y junto con otra familia llamada Born, los Bunge expandieron los negocios hacia el otro lado del Atlántico, primero a Argentina (1884), luego a Brasil (1905) y finalmente a los Estados Unidos (1918). El mercado brasileño siempre ha sido tan importante para la empresa, que hasta 2001 tuvieron la sede mundial en Sao Paulo; ese año se mudaron a Nueva York y en 2019 a la sede actual.

La empresa cotiza en bolsa y, como suele ocurrir, los principales accionistas son fondos de inversión de los Estados Unidos, encabezados por State Street (un 4,4% del capital) y seguido por Fidelity (3,4%) y BlackRock (2,8%). Cabe decir que un 12% del capital es considerado autocartera, es decir, acciones que la empresa retiene de ella misma. En la actualidad, y desde 2019, el primer ejecutivo de la compañía es Gregory Heckman, un profesional del ramo con estudios en agricultura y una trayectoria de tres décadas en el sector de la alimentación, la agricultura y la energía. También forma parte del consejo de administración del banco de la Reserva Federal de Saint Louis. El valor de mercado de la compañía se eleva hasta los 15.000 millones de dólares y factura anualmente unos 60.000 millones. El ejercicio 2023 obtuvo un beneficio récord cercano a los 3.000 millones de dólares.

La relación de Bunge con Catalunya ya viene de lejos, porque los estadounidenses se instalaron en el país en 1992, hace más de treinta años

En otro orden de cosas, hace menos de tres meses se anunció un acuerdo entre esta multinacional estadounidense y la española Repsol enfocado al fomento de los combustibles renovables. El acuerdo consistió en que Repsol conseguía el control de tres plantas de producción de biocombustibles a cambio de pagar un máximo de 300 millones de euros. Una de las plantas es precisamente la de Barcelona, que está ubicada en el puerto de la ciudad, y es que la relación de Bunge con Catalunya ya viene de lejos, porque los estadounidenses se instalaron en el país en 1992, hace más de treinta años. El año pasado fueron protagonistas en muchos medios porque decidieron ampliar la plantilla de trabajadores de Sant Just Desvern, aquellas oficinas que mencionamos al comienzo del texto. También han aparecido recientemente en la prensa porque han sido una de las firmas establecidas en Catalunya que han recibido los fondos europeos Next Generation, dentro de un sector, el agroalimentario, que ha liderado la captación. El máximo responsable de la empresa en Catalunya, que lo es para toda la península, es Rafael Olaso Duhalde, un economista formado en la Universidad Católica del Uruguay y en Esade, y que proviene de la propia empresa, donde ingresó hace casi dieciocho años.

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Pero el mundo del agribusiness no es el único en el que Bunge ha invertido en el Estado, porque en la década de los ochenta fueron los propietarios de Duraval, una empresa de pinturas con sede en Madrid y planta productiva en Catalunya. En 1989 vendieron la mitad del capital al grupo Uralita y tiempo después terminaron de salir por completo del accionariado.

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