Quizás todavía alguien se acuerda de cuándo, con los denominados clubes de ahorro, la Caixa decidió instalar en la sala de los cajeros automáticos televisores y sillas para que la gente, mayor sobretodo, pasara el rato. Decían que un directivo lo había visto en Japón y lo llevaron aquí. La experiencia, lógicamente, no duró mucho. Si ya no había ladrones para asaltar bancos y estos se pudieron deshacer de los cristales blindados, ahora había personas sin techo para encontrar refugio en los cajeros.
Pequeños ahorradores y gente mayor ya no son prioritarios
Hoy, en las oficinas que quedan, te hacen esperar de pie, aunque tengas cita concertada, y te envían al cajero para casi todo, si no es que te envían para casa a entenderte con la banca en linea. La gente mayor es la que tiene más problemas, pero estos ya no son los clientes prioritarios, y poco a poco van quedando excluidos ahora también de "la Caixa".
Hace tiempo que, de hecho, se acabaron las imposiciones a plazo porque los tipos de interés son incluso negativos. Cuándo con las preferentes quisieron reconducir los pequeños ahorradores hacia un producto supuestamente más rentable, líquido y seguro, se rompió el hilo de confianza entre el empleado o el director de oficina y el cliente de toda la vida. Aunque la entidad fuera la más diligente a la hora de de devolver el dinero así invertido.
Tanto se había roto este vínculo, que en octubre de 2017 esta confianza no fue bastante sólida para evitar el temor de miles de impositores que derivaron sus ahorros hacia otras entidades o hacia cuentas pantalla fuera de Catalunya.
Como todos los sectores, la pandemia ha acelerado la situación y las operaciones por internet han resultado mayoritarias mientras disminuía el uso de efectivo y ya solo había que ir al cajero automático de vez en cuando. Daba igual si hacía tiempo que ya no había uno en cada esquina.
Más competencia y menos márgenes
El negocio ha cambiado como un calcetín, los márgenes se han hecho mucho más estrechos y no hay perspectiva de que mejoren mucho. Los tipos de interés bajos y la competencia de todo tipo de entidades en todos los segmentos tradicionales de negocio todavía la banca tradicional hacia un continuo adelgazamiento de la estructura y de los costes. Precisamente, las entidades que solo operan en linea y, por lo tanto, con costes de personal y de oficinas muy bajos, son la última apuesta por laminar el negocio tradicionalmente más seguro y rentable de la banca: las hipotecas.
Estos días hemos recordado que el 80% del beneficio del grupo Caixa proviene de su compañía aseguradora, VidaCaixa. Donde precisamente han destinado el hasta ahora presidente del grupo, Jordi Gual
Estos días hemos recordado que el 80% del beneficio del grupo Caixa proviene de su compañía aseguradora, VidaCaixa. Donde precisamente han destinado el hasta ahora presidente del grupo, Jordi Gual. Hoy, abandonar la presidencia de una gran empresa -o la del Parlamento, por ejemplo- ya no significa obligatoriamente el fin de la carrera profesional -o política- del expresidente en cuestión. Incluso esto ha cambiado.
Reducir personal para mejorar la rentabilidad
En el caso del nuevo Caixabank, la absorción de Bankia ya llevaba implícita la voluntad de reducir personal para disminuir costes y aumentar la rentabilidad deteriorada. Personal de los servicios centrales que ejerce funciones claramente duplicadas. Y personal de las oficinas que también se encavalquen unas y otras.
En el caso de los servicios centrales, la prensa española se ponía las manos en la cabeza porque parece que habrá muchas más bajas en Madrid que a Barcelona. Veremos si será verdad y en qué medida la entidad absorbente se queda el núcleo duro de estos servicios de más valor añadido y que generan más demanda de servicios externos especializados. Ahora, una entidad como la antigua Caixabank, tres veces mayor que Bankia, cuenta con 2.600 trabajadores en los servicios centrales de Barcelona, mientras Bankia tiene 1.600 a Madrid. De momento, pero, los dos primeros directivos de la nueva Caixabank residen en Madrid.
En el caso de los servicios centrales, la prensa española se ponían las manos a la cabeza porque parece que habrá muchas más bajas en Madrid que en Barcelona
En cuanto al resto de personal, hay que recordar que además de la política de cierre general de oficinas, muchos ya advertimos de la verdadera situación de monopolio que la nueva entidad ejercería en determinados territorios, empezando por las Islas Baleares. La CNMC que vigila la competencia, ha advertido que en determinados ámbitos locales el nivel de concentración resultante en banca minorista era excesivo. Es cierto que con la banca electrónica, evaluar la competencia solo en base a las oficinas existentes resulta incompleto, pero todavía es un indicador bastante orientativo a la hora de establecer la cuota de mercado, todavía es bastante indicativo. Para la CNMC, se producía una excesiva concentración en el ámbito de 86 códigos postales, que ya son ganas de hilar al detalle.
A diferencia de otros casos – como por ejemplo las cadenas de supermercados, en las que ha habido que vender puntos comerciales para disminuir la posición de dominio- esta vez el único requisito relevante ha sido el de mantener las eventuales condiciones más favorables -comisiones, retribuciones de las cuentas...- a los clientes durante 18 meses. Y aquí paz y después gloria.
Los trabajadores, de reyes de la Caixa a currantes como el resto
Durante muchos años, además de la obra social, los grandes beneficiarios de las cajas de ahorros eran los mismos empleados, con unas condiciones salariales y unas prestaciones sociales muy favorables y, por supuesto, muy superiores a las de los empleados de banca. La Caixade Pensions era con diferencia la primera, hasta el punto que disponía de un sindicato de empresa ampliamente mayoritario. Cada vez que había una absorción, como la de Caixa de Barcelona, había estira-y-aflojas para homologar las condiciones del personal incorporado al de la Caixa.
La rebaja de estas condiciones ya empezó hace décadas y ha sido progresiva, especialmente con el personal que se iba incorporando a la entidad, siempre con un peldaño por debajo de los que ya estaban antes. A estas alturas, no parece que haya muchas diferencias entre las condiciones laborales de un joven e insistente "gestor personal" de Caixabank y cualquier otro empleado del sector. Con una diferencia, eso sí. Los directivos no se han visto afectados del mismo modo por las rebajas, de forma que ahora los directivos de Bankia que se han quedado en la nueva entidad verán mejorada sustancialmente su situación retributiva.
Desde el Gobierno español, en base a su participación en la nueva Caixabank a través del FROB -16,1 % del capital- dicen que intentarán que la fuga, un 19 % del total de la plantilla, no sea tan intensa. Seguramente lo conseguirán. No tanto por méritos propios, sino porque la entidad siempre plantea ajustamientos de máximos que después amorosea levemente para que no sea dicho que son inflexibles y que los sindicatos -y ahora la ministra Calviño- se puedan justificar.
Isidre Fainé, entre la Fundación y el Estado profundo
Mientras tanto, la vida rueda y ahora nos encontramos que los dos grandes responsables del grupo Caixa durante las últimas décadas, Isidre Fainé y Antoni Brufau, están acusados de encargar trabajillos poco decorosos a la pandilla del comisario Villarejo. Parece un poco inverosímil dada la tradicional prudencia de ambos directivos, pero después de lo que ha pasado con el durante décadas todopoderoso Francisco González, del BBVA, no se sabe nunca.
En todo caso, Fainé ya optó para quedarse en la Fundación Bancaria la Caixa -máximo accionista de Caixabank- para alejarse de las zarpas de un Estado profundo comandado por Soraya Sáenz de Santamaria, para los quiénes era alguien en quién habían perdido la confianza. Veremos hasta donde llegan las zarpas del deep state.
Eso sí, Caixabank todavía se diferencia del resto de entidades financieras por la importancia de su obra social, a la que casi ha mantenido la aportación anual a pesar de la crisis pandèmica. Juegan esta carta ante los clientes hasta el punto que estas semanas, en los cristales de las oficinas destaca la publicidad de su Fundación.
Quizás será casualidad o quizás no, pero el lema escogido por la campaña es "Persona a persona. Esta es nuestra manera de cambiar el mundo", ilustrada con un chico con cara de inmigrante subsahariano. El anuncio de la Fundación se complementa con otro del banco para justificar la fusión con Bankia: "Ser los primeros a la hora de acompañar millones de familias".
La coda del BBVA
Pues sí, aquellos que hace pocas semanas estaban a punto de comerse al Banco Sabadell, ahora también se han recetado una cura de adelgazamiento: un 16,3 % de la plantilla -menos de tres puntos menos que Caixabank, pero sin absorción.
Aquí, después de quedarse la mayoría de las cajas de ahorros catalanas y para tranquilidad de la prensa madrileña, donde se ve que sobra más personal es en Catalunya. Ninguna sorpresa.