Si es uno de aquellos consumidores que gira el producto buscando la etiqueta para saber de dónde es el vino, el aceite o el queso que ha comprado, es el consumidor que busca Caprabo. En una estrategia comercial que busca la máxima proximidad en el territorio en que se arraiga y, por qué no, más complicidad con el cliente, la cadena de supermercados de origen catalán (a pesar de que ahora es propiedad de Eroski) supera la barrera de los 50 años de historia dando un paso atrás que espera los otorgue mucha más fuerza para seguir adelante con éxito. "No es una campaña de marketing, es una acción de pararnos, hacer una mirada hacia el ADN de Caprabo y saber que estamos haciéndolo porque es el que sentimos", manifiesta Fernando Tercero, responsable de proximidad de Caprabo.
Desde 2013, los supermercados de Caprabo han empezado a ofrecer productos de todas las Denominaciones de Origen de Cataluña, trabajando codo con codo con los pequeños productores locales, haciéndolos pedidos muy específicos que después el consumidor encuentra en los estantes de sus tiendas bajo la identificación de 'Disfruta del mejor de nuestras comarcas'. "Nos paramos a pensar que somos una compañía catalana y que tenemos el espíritu de estar cerca de los productores catalanes", explica Tercero.
Con esta historia de raíz catalana, la estrategia de proximidad de Caprabo trabaja en la línea de convertirse en el supermercado catalán por excelencia en tiempo en qué Cataluña y su singularidad está a las portadas casi cada día. Pero, Fernando Tercero asegura que la nueva estrategia de Caprabo se desmarca de la situación política porque "se hace desde el sentimiento, dejando de banda la coyuntura".
Cómo funciona la colaboración local?
En las comarcas catalanas con producción agroalimentaria propia, Caprabo compra a los productores locales sus productos y los expone en una zona específica de la tienda, perfectamente identificada. En cambio, en Barcelona y área metropolitana, donde no hay sector primario, exhiben una selección de 130 referencias de 50 productores, el que implica que el consumidor puede encontrar desde calçots de Valls hasta manzana de Girona o patatas de Prades, todos con Indicación Geográfica Protegida (IGP).
En el último año, Caprabo ha introducido en sus supermercados más de 1.600 referencias (en total venden borde 8.000) de más de 224 pequeños productores y 26 cooperativas agrarias de Cataluña. Y la jugada los ha salido bien: los productos de proximidad a Caprabo superan los 23 millones de euros de facturación, un 15% por encima de la previsión de la empresa. "Ha sido muy positivo. Estamos muy contentos, las tiendas también y los clientes también lo valoran", apunta Tercero.
Propiedad vasca, catalana y 'financiera'
Si los clientes no fallan, el negoi crece. La cadena cifra en 220.000 el número de clientes que cada día compran a alguna de sus 319 tiendas, 287 de ellas ubicadas a Catalunya, 28 en Navarra, tres en Andorra y una en Zaragoza. Algunas de ellas son franquicias, una estrategia de crecimiento que se desarrolla desde 2011 y que ya suma 38 tiendas franquiciades, que implican la creación de más de 250 puestos de trabajo. A fecha 31 de enero de 2015, la facturación de la compañía era de 1.327 millones de euros, una cifra que se integra –desde 2007- en el cómputo general de la firma Eroski, cooperativa de distribución con sede a Elorrio (Vizcaya), en la cual Caprabo representa el 20% de su facturación. Más de 8.000 empleados forman parte de la compañía.
La operación de compra de Caprabo se produjo el 2007, cuando Eroski adquirió el 75%. La familia Botet, fundadora de la firma, permanece en el accionariado con un 16%, y La Caixa –que formaba parte desde 2003, cuando compró el 20% de las acciones- es propietaria del restante 9%. Los Botet están al frente de la compañía desde 1959, cuando Pere Carbón, Josep Botet y Jaume Prat fundaron el primer supermercado de la firma. En 1962 fue la familia Elias la que sustituyó los Prado.
Tiendas de siempre y de nuevas
Entre los años cincuenta y los actuales muchos cambios ha vivido una compañía que mantiene abierta la primera tienda que inauguró en aquella época, la de la calle Sant Antoni Maria Claret de Barcelona. Ahora, después de años de bajada del consumo en los cuales la cesta de la compra se llenaba de marca blanca –"desde el 2008 el porcentaje de participación de la marca propia a la cesta de la compra ha aumentado", recuerda Tercero- Caprabo, quien apuesta por las referencias, está regenerando sus supermercados. El proceso de adaptación de las tiendas está previsto que finalice en 2016 y la inversión prevista es de 80 millones de euros, un cambio con el cual espera un incremento de las ventas de un 8%.
También han creado un concepto nuevo especializado en productos frescos, Fresh, que ha abierta estos días su primera tienda en la calle Villarroel de Barcelona. En el establecimiento hay venta asistida de carne, pescado, fruta, verdura, pan, charcutería y queso, y su imagen corporativa abandona el tradicional moratón para apostar por el verde y el blanco como colores distintivos.
En plena recuperación, Tercero apunta que, a pesar de que el sector lo ha pasado mal, vive ahora un cambio de paradigma evidente en los hábitos de consumo al cual ellos también prestan atención. "Ha habido sensibilidad hacia el precio pero también, a consecuencia de esta crisis, el cliente cada vez valora más volver al básico, volver atrás y hacer la compra como lo hacía antes. No quiere hacer kilómetros en coche para comprar en una gran superficie, vuelve a valorar los productos del lado de casa", apunta.
Desde 2013, los supermercados de Caprabo han empezado a ofrecer productos de todas las Denominaciones de Origen de Cataluña, trabajando codo con codo con los pequeños productores locales, haciéndolos pedidos muy específicos que después el consumidor encuentra en los estantes de sus tiendas bajo la identificación de 'Disfruta del mejor de nuestras comarcas'. "Nos paramos a pensar que somos una compañía catalana y que tenemos el espíritu de estar cerca de los productores catalanes", explica Tercero.
Con esta historia de raíz catalana, la estrategia de proximidad de Caprabo trabaja en la línea de convertirse en el supermercado catalán por excelencia en tiempo en qué Cataluña y su singularidad está a las portadas casi cada día. Pero, Fernando Tercero asegura que la nueva estrategia de Caprabo se desmarca de la situación política porque "se hace desde el sentimiento, dejando de banda la coyuntura".
Cómo funciona la colaboración local?
En las comarcas catalanas con producción agroalimentaria propia, Caprabo compra a los productores locales sus productos y los expone en una zona específica de la tienda, perfectamente identificada. En cambio, en Barcelona y área metropolitana, donde no hay sector primario, exhiben una selección de 130 referencias de 50 productores, el que implica que el consumidor puede encontrar desde calçots de Valls hasta manzana de Girona o patatas de Prades, todos con Indicación Geográfica Protegida (IGP).
Fernando Tercero explica el etiquetado de los productos locales catalanes. NN |
En el último año, Caprabo ha introducido en sus supermercados más de 1.600 referencias (en total venden borde 8.000) de más de 224 pequeños productores y 26 cooperativas agrarias de Cataluña. Y la jugada los ha salido bien: los productos de proximidad a Caprabo superan los 23 millones de euros de facturación, un 15% por encima de la previsión de la empresa. "Ha sido muy positivo. Estamos muy contentos, las tiendas también y los clientes también lo valoran", apunta Tercero.
Propiedad vasca, catalana y 'financiera'
Si los clientes no fallan, el negoi crece. La cadena cifra en 220.000 el número de clientes que cada día compran a alguna de sus 319 tiendas, 287 de ellas ubicadas a Catalunya, 28 en Navarra, tres en Andorra y una en Zaragoza. Algunas de ellas son franquicias, una estrategia de crecimiento que se desarrolla desde 2011 y que ya suma 38 tiendas franquiciades, que implican la creación de más de 250 puestos de trabajo. A fecha 31 de enero de 2015, la facturación de la compañía era de 1.327 millones de euros, una cifra que se integra –desde 2007- en el cómputo general de la firma Eroski, cooperativa de distribución con sede a Elorrio (Vizcaya), en la cual Caprabo representa el 20% de su facturación. Más de 8.000 empleados forman parte de la compañía.
La operación de compra de Caprabo se produjo el 2007, cuando Eroski adquirió el 75%. La familia Botet, fundadora de la firma, permanece en el accionariado con un 16%, y La Caixa –que formaba parte desde 2003, cuando compró el 20% de las acciones- es propietaria del restante 9%. Los Botet están al frente de la compañía desde 1959, cuando Pere Carbón, Josep Botet y Jaume Prat fundaron el primer supermercado de la firma. En 1962 fue la familia Elias la que sustituyó los Prado.
Tiendas de siempre y de nuevas
Entre los años cincuenta y los actuales muchos cambios ha vivido una compañía que mantiene abierta la primera tienda que inauguró en aquella época, la de la calle Sant Antoni Maria Claret de Barcelona. Ahora, después de años de bajada del consumo en los cuales la cesta de la compra se llenaba de marca blanca –"desde el 2008 el porcentaje de participación de la marca propia a la cesta de la compra ha aumentado", recuerda Tercero- Caprabo, quien apuesta por las referencias, está regenerando sus supermercados. El proceso de adaptación de las tiendas está previsto que finalice en 2016 y la inversión prevista es de 80 millones de euros, un cambio con el cual espera un incremento de las ventas de un 8%.
También han creado un concepto nuevo especializado en productos frescos, Fresh, que ha abierta estos días su primera tienda en la calle Villarroel de Barcelona. En el establecimiento hay venta asistida de carne, pescado, fruta, verdura, pan, charcutería y queso, y su imagen corporativa abandona el tradicional moratón para apostar por el verde y el blanco como colores distintivos.
En plena recuperación, Tercero apunta que, a pesar de que el sector lo ha pasado mal, vive ahora un cambio de paradigma evidente en los hábitos de consumo al cual ellos también prestan atención. "Ha habido sensibilidad hacia el precio pero también, a consecuencia de esta crisis, el cliente cada vez valora más volver al básico, volver atrás y hacer la compra como lo hacía antes. No quiere hacer kilómetros en coche para comprar en una gran superficie, vuelve a valorar los productos del lado de casa", apunta.
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