Caramelos como los de antes

La empresa Pifarré de Bellpuig, creada el 1911, mantiene el proceso de fabricación artesanal de los dulces pero elaborando productos exclusivos por los clientes

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    04 de Noviembre de 2015
    Act. 07 de Diciembre de 2015
    Este es un oficio que ha enganchado bastante porque la cuarta generación de la familia Llusera continúe con el mismo proceso de fabricación de los caramelos que se usaba el 1911, cuando se creó la empresa Pifarré de Bellpuig. Especializada en los caramelos y los gragejats de azúcar, como las peladillas, las píldoras, las piedras duras y blandas o los anissos, la adjunta a la gerencia de Pifarré 1911, Imma Llusera, explica que "siempre nos hemos intentado adaptar a las nuevas tendencias y necesidades del mercado sin perder la esencia de ser una empresa familiar".

    Pifarré 1911 sigue haciendo los caramelos de una manera artesana, utilizando mucho la mano de obra. Llusera reconoce que este hecho puede ser un handicap en relación a la competencia. Aún así, lo soluciona con flexibilidad. "Nos dedicamos a confeccionar productos a medida, únicos y que se separen de los estándares que cualquier cliente puede encontrar al mercado". Al final, "en nuestro caso, ganan la calidad y la tradición que se obtienen de las materias primeras y del know how acumulado".

    Tres fábricas en una 
    Para combatir la industrialización y la mecanización en la elaboración de los caramelos, Pifarré aporta una dosis de especialización. "Disponemos de tres áreas de fabricación diferentes, en las cuales hagamos combinaciones para obtener productos variados", comenta Llusera. Un ejemplo es la milfulles de praliné aromatitzat con menta y gragejat de chocolate negro con un toque de menta. "Para hacerlo, hay que pasar por dos lugares, la fábrica de caramelos y la de chocolate". A estas dos, se añade la zona de los gragejats de azúcar.

        
    Una trabajadora de la empresa en la zona de fabricación. ACN

    A la planta de Bellpuig, donde se concentra la fábrica, la línea de envasado y el almacén,trabajan 48 personas. Aunque con la crisis la facturación de los últimos años de Pifarré haya disminuido, bajando un poco por debajo de los 5 millones de euros el 2014, la firma ha aprovechado para salir al exterior. "Últimamente, hemos decidido acelerar nuestra salida hacia fuera, diversificando los países para minimizar los riesgos". Llusera cita como ventaja ser una compañía familiar. "El cliente pequeño agradece mucho que pueda acceder sin muchos filtros a la gerencia de la empresa".

    Referente en gragejats de azúcar 
    Dos líneas de producción y tres áreas de fabricación conviven a la planta de Pifarré. Los caramelos, los gragejats, las peladillas, las píldoras, las piedras o los anissos permiten elaborar 150 referencias diferentes y unas 2.000 toneladas anuales de producción. Llusera aclara que "cuando enseñamos la fábrica a los visitantes, la presentamos como tres plantas dentro de un mismo espacio: caramelos, gragrejats de azúcar y de chocolate". Pifarré se ha convertido en un referente en los de azúcar en el ámbito estatal. Actualmente, la empresa trabaja en un proyecto de R D y ,en el cual está desarrollando nuevas texturas que ofrezcan más gustos y sabores en los gragejats de chocolate.

    Más allá de finales de año, cuando llega la época fuerte en la venta de caramelos por las cabalgatas de Reyes, la gama de balsàmics de Pifarré concentra su periodo de comercialización entre los meses de otoño e invierno. A pesar de que el caramelo publicitario haya notado los recortes en inversión por la situación económica, Imma Pifarré señala que la caída en volumen se ha visto compensada por la innovación en la presentación. "Ya no se regala la bolsa de kilo, sino que ahora se opta por la personalización mediante caixetes o latas con menos cantidad". Eso sí, con caramelos hechos como los de antes.