En solo nueve años, Carlos Pierre (Barcelona, 1991) ha convertido Badi en un referente en el sector inmobiliario en el Estado. Inicialmente, se presentaron como el "Tinder de los compañeros de piso" y recibieron prestigiosos galardones como The App Date a la mejor aplicación española en 2015. Desde entonces, aquella idea ha derivado en un negocio que ya incluye la cobertura de servicios como la limpieza o la gestión de los suministros. Una vez superada la pandemia, la empresa ha recuperado su deseo de expandirse e incluso ya prepara su propio vehículo de inversión. Todo ha pasado muy deprisa, pero los retos no han desaparecido. Hoy, cualquier proyecto que Badi quiera poner en marcha lo tendrá que hacer en medio de un clima de incertidumbre en el mercado inmobiliario, con el trasfondo del problema de la vivienda y las posibles regulaciones que condicionarán al sector.
¿Cómo percibes actualmente la situación de la vivienda en Catalunya?
Mal.
"Mal". ¿Por qué?
Porque no hay suficiente vivienda, y como todo el mundo quiere vivir en las mismas zonas, el precio sube, tanto de alquiler como de compra. Por otra parte, las políticas que se están aplicando hoy en día son restrictivas. Primero, para la creación de más vivienda; y segundo, para sacar al mercado vivienda en alquiler. Por eso suben los precios. Para aumentar el parque en alquiler se deberían llevar a cabo otras políticas, básicamente.
Estamos viendo diferentes propuestas, pero, ¿cuán lejos estamos de un cambio de tendencia?
Hay una falta tan grande de vivienda en alquiler que tiene que salir al mercado y de viviendas nuevas que se tienen que construir, que llevará años solucionar el tema, si es que se soluciona del todo. Siempre va a haber problemas, pero el de ahora es muy gordo. Se están poniendo propuestas encima de la mesa para la creación de vivienda nueva, como es el caso de la vivienda asequible, pero aún está empezando. Las administraciones públicas tienen que trabajar de forma mucho más estrecha con el sector privado, porque se ha visto que sin el segundo no se puede llegar a los niveles que requieren Barcelona, Madrid y otras ciudades.
A raíz del problema, una de las consecuencias más directas es que se está cambiando mucho la forma de vivir. ¿A qué responden estas tendencias?
Hay varios factores. La gente más joven ya no está en un mismo sitio tanto tiempo. Es decir, tiene más oportunidades para moverse, ya sea por el trabajo remoto, por acceso a empresas globales, porque viajar es mucho más barato y fácil que antes... A causa de la globalización, la gente se mueve más alrededor de distintos países y distintas ciudades. Además, quiere hacerlo. Este tipo de movimientos hace que las personas tengan más difícil saber exactamente cuánto tiempo van a estar en una ciudad y por lo tanto busquen formas de vivir más flexibles.
Pongamos un ejemplo: si yo me muevo para trabajar en Madrid o Barcelona de forma indefinida y sin saber cuánto tiempo voy a estar, no voy a comprar una vivienda. Por otro lado, alquilar una supondrá, bajo los parámetros normales, que sea a largo plazo y que por tanto tenga que amueblar el piso, darme de alta en cuanto a suministros, etc. En definitiva, que tenga que hacer varias cosas que no me salen a cuenta para el periodo en el que voy a estar. Entonces, la gente busca más un plug and play, es decir, algo que se pueda reservar ahora, utilizar durante el tiempo que quiera y que se pueda ir tranquilamente cuando considere. Y que todo sea rápido y de forma digital, claro. De hecho, esto lo vemos más allá de la vivienda: en sectores como el del transporte cada vez hay un porcentaje más alto de suscripciones, rentings, leasings... Luego también es un tema de comodidad y facilidad.
Muchos economistas y expertos ya han advertido que vamos hacia el final del modelo de propiedad convencional. En este sentido, ¿el coliving y el flex living son tendencias circunstanciales o han llegado para quedarse?
No, no es algo circunstancial. Al contrario, es un nuevo modelo que está creciendo muchísimo y que no dejará de hacerlo. Eso sí, no creo que sea el vertical que suponga un porcentaje más grande a 5 o 10 años vista. El modelo convencional va a perdurar y va a seguir siendo el más grande, que es el clásico de mudarte a una ciudad y quedarte a vivir de forma permanente. Pero es verdad que el otro también está creciendo mucho y que va a convertirse en un vertical por sí solo.
Entonces, en este auge del coliving y del flex living, ¿cuánto hay de cambio de tendencia en cuanto a la forma de vivir y cuánto de consecuencia en la crisis de vivienda actual?
Hay veces que el coliving se confunde. Por ejemplo, Badi es una plataforma que sobre todo se centra en alquiler de habitaciones en pisos compartidos. Luego tiene un vertical pequeñito que está enfocado al alquiler temporal con todos los servicios añadidos, pero al final el alquiler de habitaciones es algo que se ha hecho durante muchos años y es un mercado enorme a día de hoy.
Existe una parte, la más obvia, que es la necesidad. En nuestro marketplace vemos anunciadas 35.000 habitaciones por día, y las personas las alquilan por necesidad. Obviamente, mucha gente preferiría vivir solo con su pareja, pero actualmente tiene que compartir piso si quiere vivir en una zona en concreto, porque a nivel financiero a lo mejor no le llega o porque quiere ahorrar más.
Como digo, hay una parte innegable que es la necesidad, pero no viene de ahora únicamente, aunque se haya agravado el tema. Pero también existe otra parte relacionada con la comodidad, porque normalmente son estancias más cortas, más relacionadas con el alquiler temporal, etc.
Como empresario, ¿en qué momento detectas la oportunidad y el cambio de tendencia con el alquiler de habitaciones?
Hace nueve años que nace Badi. En ese momento, nosotros teníamos una tesis basada en hechos. Ya entonces veíamos que el alquiler de la habitación estaba subiendo porque todas las ciudades más densas del mundo no paraban de crecer, y por lo tanto el precio de los alquileres aumentaba. Al incrementarse más rápidamente el precio de los alquileres que el de los sueldos, estaba claro que el sector de las habitaciones iba a repuntar. Además, vimos que las plataformas de clasificados no estaban preparadas para un modelo más social, es decir, que no se le daba tanta importancia a la cuestión de la convivencia y de los perfiles. En ese momento es cuando nace Badi. A partir de ahí, hemos crecido por un tema de volumen y de mercado. Pero cuando empezamos, lo hicimos porque era una cuestión puramente macroeconómica.
¿Cómo ha cambiado el sector desde que comenzasteis y recibisteis, entre otros, el premio The App Date 2015? ¿Qué retos os habéis encontrado por el camino?
El primero es que ha crecido mucho, aunque era algo que ya podíamos predecir. El paradigma que vemos ahora en Barcelona ya había sucedido antes en muchas otras ciudades: Londres, Nueva York, Berlín... Allí, el precio del alquiler es mucho más alto que aquí, y en Barcelona estamos viendo ahora cómo está explotando todo.
Por otra parte, también ha cambiado en el sentido de que el tema de la vivienda se ha convertido en el epicentro de las políticas y de la preocupación de los ciudadanos. En realidad, esto es algo que ha preocupado siempre, pero en los últimos dos o tres años se ha convertido en uno de los temas más relevantes y de los que más impacto tiene en la sociedad.
"Consideramos que se tiene que regular el alquiler temporal, porque en el caso de los pequeños propietarios probablemente se utiliza de manera poco profesional"
¿Y cuál es el papel de Badi en esta discusión política?
Intentamos contribuir a través de distintas vías. La más obvia es el alquiler temporal. Estamos dentro de un grupo que se ha creado y que incluye a distintos operadores profesionales del sector, con el objetivo de tener un contacto directo con las administraciones y trabajar juntos. Consideramos que se tiene que regular, estamos de acuerdo, porque en el caso de pequeños propietarios probablemente se utiliza el alquiler temporal de forma poco profesional. En nuestro caso, somos empresas que sí que añadimos una capa de servicios y una propuesta de valor para una demanda que existe, aunque esto se vea reflejado en el precio.
A través de este grupo trabajamos con las administraciones. Al final, lo ideal sería que nos escuchasen sobre cómo se tiene que regular, cuál es la mejor fórmula, etc. Es la única manera que tenemos de poder trabajar juntos a día de hoy. Luego, en cuanto a la plataforma, Badi es un mero intermediario. Somos un reflejo del mercado de alquiler de habitaciones en España.
Estas futuras regulaciones de las que hablamos, ¿pueden acabar desincentivando la inversión en el sector por parte de algunos agentes?
En el ámbito político, el hecho de que se intente regular este sector lo máximo posible es algo negativo y se ha demostrado que desincentiva la inversión. Por ejemplo, si generalizamos, al sector hotelero le ha venido genial que se intervenga en la creación de nuevas licencias hoteleras, sobre todo a aquellos que ya tenían hoteles y licencia. ¿Por qué? Porque están subiendo los precios y están encantados. Pero por otro lado, esto desincentiva la entrada de más inversión.
Lo mismo sucede en cada uno de los verticales del sector inmobiliario: cuanto más se interviene, más preocupación tienen los inversores, especialmente si se hace de forma recurrente. Es decir, si se van cambiando las normas o se sale al mercado diciendo a la prensa que se van a modificar las normas de forma recurrente, al inversor le da mucho miedo, porque hoy hay una norma y no sabe si al día siguiente va a cambiar. Sinceramente, todo esto hace que el inversor no esté seguro poniendo su dinero en un sitio. Especialmente en el caso del sector inmobiliario, que es un proyecto a medio-largo plazo donde se mete mucho dinero y en el que lleva tiempo ver rentabilidades.
Cuando los inversores tienen miedo se van a otro lado. Tenemos que entender que los inversores tienen la oportunidad de invertir en muchos sitios distintos a lo largo del mundo. Por lo tanto, si queremos que escojan Barcelona, tenemos que intentar atraer este dinero. Y así cuesta.
No sé si también cabe esperar una regulación fuerte con el coliving.
Me gustaría, y creemos que tiene sentido, que se establezcan unas normas y que se regule. A partir de aquí, que no se cambie nada durante al menos un periodo de 5 o 10 años. Porque si se vuelve a tocar cada año, entonces sí que me alarmará. De momento, no me preocupa que se regule. De hecho, sería lo mejor, porque el inversor ya sabrá qué normas tiene que seguir a la hora de invertir. En ese sentido, es verdad que el tema del alquiler temporal está un poco en el aire, porque se habla mucho pero no sabemos exactamente cómo lo van a hacer. Hasta ahora, se ha creado ese grupo de trabajo y estamos hablando con la administración, pero también van saliendo muchas noticias. Nosotros creemos entender cómo se va a regular y estamos tranquilos, pero nunca se está seguro al 100% de cuál va a ser la regulación exacta.
"Ya justificamos el motivo de la temporalidad y pensamos que tiene sentido hacerlo, lo que no tiene ningún sentido es poner un máximo de 6 o 9 meses"
¿Y cuál es la previsión que manejáis?
Al final, el alquiler temporal se entiende que está justificado siempre y cuando se justifique la temporalidad. Lo que nosotros creemos es que es coherente que haya operadores profesionales que cumplan ciertas normas. Nosotros ya justificamos el motivo de la temporalidad y pensamos que tiene sentido hacerlo, lo que no tiene ningún sentido es poner un máximo de 6 o 9 meses, por ejemplo. Y esto son cosas que ya hemos escuchado. Puede pasar que venga alguien de forma temporal durante 13 meses y que esté justificado.
También entendemos que se van a tener que justificar nuestros servicios de valor añadido, como es el caso de la limpieza, el mantenimiento... Es decir, aquello que un particular no ofrece. Por lo tanto, nosotros tenemos que generar una factura de dichos servicios. Esto nos parece perfecto, pero si la regulación se sale de estos básicos, el tema se puede complicar.
Volvamos a Badi. ¿Cuáles son los planes de la empresa en cuanto a su expansión? ¿Cómo os imagináis los próximos años?
Por un lado tenemos la plataforma tecnológica, es decir, el marketplace o la aplicación. Por otro lado tenemos la operadora. Badi, el marketplace, la aplicación, está en casi todas las ciudades importantes de España. Lo que queremos hacer con el marketplace es que siga creciendo. Respecto a la operadora, de momento estamos en Barcelona, Madrid y Valencia, y la idea es expandirnos a distintas ciudades de España donde el marketplace y la aplicación son fuertes y sabemos que hay demanda para este tipo de segmento. Obviamente, este un segmento mucho más reducido que el mainstream, el otro, pero está creciendo y creemos que hay muchas oportunidades. Así que la idea es poner el foco absoluto en España durante los próximos dos años. Una vez esté consolidado España, entonces pasaremos a otros países, y ya veremos cuáles serán.
¿En España hay alguna ciudad que interese especialmente?
Obviamente, a mí me interesa especialmente Barcelona, porque soy de aquí y porque creo que Barcelona tiene un potencial enorme para atraer este tipo de perfil, que es uno de poder adquisitivo alto, no el turismo cutre que viene para pasar un fin de semana de fiesta. Hablamos de un prototipo de persona que viaja por estudios o trabajo y que aporta valor a la ciudad. Pero aunque mí me interese Barcelona, a mis inversores no les interesa en absoluto a raíz del tema regulatorio. Por eso prefieren mucho más otras ciudades como Madrid, Valencia, Málaga o Palma, porque por culpa del tema regulatorio les da mucho miedo invertir en nuestra ciudad, lo cual es una pena. Así que por este motivo probablemente nos tengamos que centrar más en otras ciudades.
"Me interesa Barcelona, pero a mis inversores no les interesa en absoluto a raíz del tema regulatorio. Prefieren mucho antes ciudades como Madrid, Valencia, Málaga o Palma"
¿Y qué tipos de inmuebles os interesan?
Los edificios enteros, tanto desde un punto de vista operativo, como desde otros factores como la comunidad y los servicios. En definitiva, por el hecho de ofrecer todo el paquete con el que cuenta Badi como operadora.
¿Por qué los edificios enteros? Porque nos permiten ofrecer servicios comunes. Por ejemplo, tener un gimnasio, zonas de coworking y otros espacios donde realmente haya convivencia y comunidad. Asimismo, en el ámbito operativo es mucho más fácil y además tampoco molestamos a comunidades de vecinos porque operamos el edificio de forma vertical.
Hace poco conocimos la noticia de que Badi está trabajando en su propio proyecto de vehículo de inversión. ¿En qué fase se encuentra?
Estamos estudiando la posibilidad de montar un fondo de inversión con distintos inversores, pero todavía no se ha creado y no se puede anunciar nada. Si ocurre, obviamente lo explicaremos.
Badi empezó como plataforma, y a raíz de tener los datos y la demanda y de ver una oportunidad de mercado, lanzó su propia operadora, Badi Plus, que comercializa a través de la plataforma. Ahora tiene todo el sentido del mundo que, independientemente del formato, Badi empiece a comprar activos con socios para que Badi Plus los opere y los comercialice a través de Badi. Así se cierra el círculo completo y no estamos solo en la capa tecnológica ni operativa, sino que también cubrimos la capa inmobiliaria más financiera.
Y no así no depender de terceros.
Correcto. Es un poco donde nos estamos moviendo ahora, sin dejar de lados las otras dos patas, que son súper importantes. Creo que es nuestra evolución natural.
No quisiera dejar pasar la oportunidad de hablar de tu perfil como empresario. ¿Crees que el apellido Pierre abre o cierra más puertas en el mundo empresarial?
Más que el apellido, creo que influye más la empresa. Es decir, para mí es más potente decir que vengo de Badi que no decir que me apellido Pierre. Si vengo de Badi, me dan la oportunidad de sentarme en la mesa y poder presentar lo que hago. A partir de aquí, no tengo nada cerrado y todo me lo tengo que ganar yo, mis empleados o la empresa. Badi puede abrirme la puerta a poder presentar el proyecto, pero sin duda no me consigue cerrar algo directamente.
Vienes de una familia de grandes emprendedores y empresarios. ¿Es algo que se lleva en la sangre o se aprende?
Más que llevarse en la sangre, se contagia. Mi primo Óscar montó su empresa, luego yo creé Badi, nuestros padres tenían sus negocios y les fue bien, en el caso de nuestros abuelos a algunos les fue mejor que a otros... Creo que se contagia en cuanto a cultura de familia. Somos emprendedores y siempre nos ha gustado montar nuestros propios negocios. Ahora mi hermana también ha lanzado el suyo recientemente.
¿Cómo manejas el haber alcanzado el éxito tan deprisa? ¿Qué objetivos te quedan por cumplir?
El tema del éxito es relativo y cada uno lo mide de una forma distinta. Badi es una empresa conocida y Glovo es aún más famosa, pero salir en prensa y tener algo que llega a un público muy amplio no es sinónimo de éxito. En el ámbito empresarial, éxito significa poder pagar las facturas, poder pagar los sueldos de tu equipo, crecer en el ámbito profesional y en el personal y luego poder tener un impacto positivo lo más amplio posible. En este sentido no hay límite. Badi es una empresa que ha pasado por muchos altibajos, ha sido jodidísimo. En general, montar cualquier negocio es muy jodido. Ahora estamos en un buen momento, pero antes también estuvimos en un muy buen momento y llegó la pandemia y lo pasamos muy mal. Ahora volvemos a estar bien, pero sabemos que esto puede cambiar.
Para mí, tener éxito es conseguir crear una empresa sólida, que pueda tener altibajos desde el punto de vista estratégico, pero que se vaya a mantener viva siempre porque existe una base. Esto lo estamos consiguiendo, pero a partir de aquí tenemos muchísimo por hacer. El marketplace tiene un foco en España y en cuanto a la operadora de momento solo estamos en tres ciudades españolas. Creo que esto es infinito. Vas día a día, disfrutando también de las cosas que haces.
En esta línea, juntando los últimos temas que hemos abordado, ¿hay algún sector que como empresario te interese de cara al futuro? Alguno que estés siguiendo desde la distancia.
Hay muchas cosas que me gustan. Independientemente del sector, a la que alguien me habla de una idea o de una empresa en una comida, enseguida me emociono. Si entramos en detalle, por ejemplo me fascina la aplicación de la inteligencia artificial en distintos verticales. Está evolucionando muy rápido y tiene un montón de aplicaciones. Obviamente, una de ellas es el sector inmobiliario, pero también creo que tiene aplicaciones muy interesantes en otros sectores.
Por otro lado, el tema del transporte y la conectividad me parece un problema gordísimo y cada vez más claro en las ciudades. Lo vemos en Barcelona: cada vez hay más tráfico y se tarda más en ir de un sitio a otro, o es más caro. Las ciudades van a tener que evolucionar en cuanto a conectividad y transporte, sobre todo teniendo en cuenta el transporte público, para poder gestionarlo de otra forma.
Finalmente, también hay una cuestión que me gusta mucho pero que es muy difícil de solucionar, que es la alimentación. Esto es, el reto de desarrollar fórmulas para poder alimentar de forma sana y orgánica a una población creciente en un mismo sitio, ya sea a través del kilómetro cero o el kilómetro 10. El vertical farming es algo que ya se puso de moda en su momento. Hay muchas empresas que lo intentaron y que les está costando mucho por un tema de costes, pero creo que es un sector súper interesante.