La Universitat de Girona (UdG) ha reducido un 36% del consumo energético entre enero y abril aplicando las medidas de ahorro aprobadas a finales de 2022. Estas medidas fijan que la calefacción no supere los 19 grados y que los aparatos de climatización se apagarán una hora antes de lo habitual. Además también se han prohibido los ventiladores y calefactores individuales y el aire acondicionado no puede ponerse a menos de 27 grados. Por lo que respecta a la luz, la UdG también determinó iluminar al mínimo los espacios interiores. El conjunto de medidas aplicadas ha llevado a una reducción de 96,6 toneladas de CO2 en los primeros cuatro meses del año.
A finales de noviembre el rectorado de la UdG presentó el Plan de Emergencia Energética (PEE) en el que se fijaba un conjunto de medidas para reducir la energía que consumía la universidad. Además la UdG anunciaba que se centralizarían servicios en días festivos y de poca afluencia para poder cerrar algunos edificios o plantas y, de esta forma, también bajar la factura. Esto ha llevado a un bajón del 36% del consumo energético de la universidad entre enero y abril de 2023. En estos cuatro primeros meses del año la universidad ha gastado un 26% menos de gas y un 12% menos de luz.
Con estas cifras alcanzadas durante el primer cuatrimestre, la UdG se acerca a las cifras que se marcaba como objetivo antes de 2030, en las que pedía un ahorro energético del 40%. Para ello se aplicaban las medidas detalladas en el PEE. Entre ellas también estaba la prohibición de utilizar aparatos de climatización individuales (como ventiladores o calefactores) y reducir la iluminación lo menos posible en espacios interiores. Los laboratorios quedaban exentos de la nueva normativa, para garantizar las investigaciones que se realizan.
La segunda causa de huella de carbono
El consumo energético es la segunda mayor contribución que tiene la universidad en la huella de carbono, después de la movilidad. Por eso desde el rectorado se han acordado medidas en el ámbito energético que ayuden a reducir este impacto ambiental. Por su parte, el PEE se activa a raíz del aumento de precios de la luz que comportó el conflicto armado entre Rusia y Ucrania.
En paralelo, la Universitat de Girona contempla aplicar sistemas que permitan automatizar los aparatos de climatización y de iluminación. Se trata de acciones que ya funcionan en edificios como la biblioteca del Barri Vell o la Facultad de Ciencias. Sin embargo, la universidad ha detectado zonas con una automatización "deficiente" que quiere corregir para optimizar el coste energético. Además, también prevé instalar placas solares y otras fuentes de energía renovable, sustituir calderas de gas natural por unas de biomasa o buscar sistemas de climatización pasiva con menor impacto.