A lo largo de esta serie de artículos hemos ido dibujando el perfil de los implicados en la opa, pero nos falta un aspecto para completar el rompecabezas: si el Banc Sabadell ahora es la presa en riesgo de ser engullida por un rival, en el pasado fueron los vallesanos quienes adquirieron otras entidades del mercadobancario. Hoy haremos un resumen de estas operaciones, que son múltiples a lo largo de décadas y que han construido el crecimiento no orgánico de la entidad.
A mediados de los años noventa, el Banco Sabadell anunció la adquisición del 80% de la filial española del NatWest (National Westminster Bank), que incluía una pequeña entidad de origen asturiano llamada Banco de Asturias. Con la absorción se creó una nueva enseña que llevaba por nombre Solbank. Dos años más tarde, en 1998, los vallesanos compraron el 20% restante del capital de la entidad británica. Por cierto, si alguien tiene a bien recuperar el logotipo de Solbank, comprobará que tenía muchos paralelismos con la imagen de la plataforma política Alhora liderada por ClaraPonsatí y JordiGraupera.
A mediados de los años noventa, el Banco Sabadell anunció la adquisición del 80% de la filial española del NatWest
Con la llegada del siglo XXI, el Sabadell adquirió casi la totalidad del BancoHerrero, una entidad fundada en Asturias que pertenecía hasta ese momento a “la Caixa”. El precio a pagar por los vallesanos consistió en ceder un 15% del banco a la entidad que entonces lideraba JosepVilarasauSalat. Solo un año después de esta adquisición, el Sabadell continuó yendo de compras y tomó el control del BancoAtlántico, la entidad de los indianos que en 1901 había fundado la familia Nonell. Después de pasar por las manos de Rumasa, del capital árabe y de orbitar alrededor del Opus Dei, el banco de la Diagonal acabó disuelto dentro del Sabadell y su sede espectacular tomó el rango de sede corporativa del grupo. Pero las compras no acabaron aquí, porque en 2006 una nueva presa cayó en las redes de los vallesanos, el histórico BancoUrquijo, que hasta ese momento pertenecía al grupo belga KBC.
Después de cuatro años de tranquilidad, llegó otra compra. En este caso, la entidad adquirida fue el BancoGuipuzcoano, una entidad fundada en San Sebastián en 1899. En ese momento, los máximos accionistas del banco vasco eran las dos principales cajas de ahorro de la zona (Kutxa y BBK) y el inversor individual JoaquínMartínezLópez, procedente del mundo inmobiliario. Un año después de esta compra, el Sabadell emprendió una digestión aún más difícil, como fue la gigantesca CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo, antes Caja de Ahorros de Alicante y Murcia), que MiguelÁngelFernándezOrdóñez (gobernador del Banco de España) definió como “lo peor de lo peor”, en referencia a la magnitud descomunal del agujero patrimonial que presentaba y también de la mala praxis de sus gestores.
Eso sí, el banco catalán se aseguró que si en el futuro surgían sorpresas en el balance contable, el Estado pondría de su parte para mitigarlas. Todavía dentro de la época de la crisis financiera, en 2013, el BancoGallego pasó a formar parte del Sabadell. Antes, durante las décadas de los setenta y ochenta, esta entidad compostelana había transitado por el perímetro de Banca Catalana, Rumasa y Banco Central. Cuando el Sabadell lo compró, estaba en manos públicas, porque había sido objeto de un rescate por parte del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria).
Alguien puede recordar que compró también Caixa Penedès, pero en realidad no fue una adquisición como las que estamos comentando aquí, sino que pasó a gestionar parte de su red de oficinas.
No todas las compras del banco catalán han sido del ámbito peninsular, porque también ha tenido bastante actividad en el extranjero. En este sentido, adquirió algunos bancos en Florida y en México, además del LloydsTSB, del que primero (2013) compró la filial española (para disgusto de sus clientes, acostumbrados al impecable trato de la banca personal) y después una parte de la casa matriz llamada TSB (Lloyds y Trustee Savings Bank, después de haberse fusionado en 1993, en 2013 se escindieron). Por cierto, esta última operación pasó a los anales de la historia por los problemas informáticos surgidos a la hora de integrar los sistemas de ambas compañías, que desembocaron en un verdadero caos que afectó de lleno a los clientes de TSB. El desastre se valoró en casi 380 millones de euros.
En 2013, el Banco Gallego pasó a formar parte del Sabadell
Pronto sabremos si esta vez el pez pequeño consigue escapar de la garganta del pez grande. Poco a poco, parece que los pronósticos se van decantando hacia este desenlace.