Energía verde y cooperativa: el caso de éxito de Som Energia

La firma ha pasado de los 157 socios iniciales a los 85.000 actuales, con 118.000 contratos vigentes y una producción de 63 GWh/año

Som Energia tiene actualmente 14 proyectos en funcionamiento | Cedida Som Energia tiene actualmente 14 proyectos en funcionamiento | Cedida

En el año 1984 se instala y se pone en marcha en Vilopriu (Alt Empordà) el primer molino de viento de Catalunya conectado a la red. Los pioneros fueron un grupo de ingenieros que promovieron la -ya desaparecida- cooperativa Ecotècnia. Desde entonces ha soplado mucha tramontana y, lamentablemente, el despliegue de las energías renovables en general, y de la eólica en particular, no podemos decir que haya progresado adecuadamente.

Ahora mismo Catalunya solo produce un 15% de la electricidad con renovables, lejos del 50% que el gobierno ha fijado para el año 2030. En el conjunto del Estado las energías renovables (eólica y fotovoltaica) representan un 38%, hemos pasado de pioneros a la cola de la cola. Hay que ponerse las pilas para revertir la situación y para hacerlo se necesita el impulso público y la participación de los agentes privados y también cooperativos.

Catalunya solo produce un 15% de la electricidad con renovables, lejos del 50% que el gobierno ha fijado para el año 2030

En el año 2005 Gijsbert Huijink aterriza proveniente de Holanda en Banyoles donde compra una antigua masía para ir a vivir. Para dotar de energía a la casa busca alguna cooperativa de energías renovables en el ámbito local, luego comarcal, estatal y nada de nada. Como profesor de economía de la Universidad de Girona plantea a sus alumnos como trabajo, estudiar la creación de una cooperativa de energías renovables para abastecer a la comunidad. Con el estudio en la mano implica a amigos y vecinos de la zona y en el año 2010, 157 personas constituyen lo que hoy conocemos como Som Energia. Emprendedores de manual, a partir de una necesidad insatisfecha por el mercado se crea una propuesta de valor, para disponer de una oferta de energía renovable gestionada por los mismos consumidores, es decir, en forma de cooperativa.

Som Energia es hoy una realidad que ha pasado de los 157 socios iniciales a los 85.000 actuales con 118.000 contratos vigentes y una producción de 63 GWh/año. De las tres fases que conlleva el sistema eléctrico (producción, transporte y comercialización) Som Energia participa en la primera y en la tercera.

Un dels impulsors de Som Energia, Marc Roselló | Cedida
Uno de los impulsores de Som Energía, Marc Roselló | Cedida

En cuanto a producción, la cooperativa dispone de instalaciones de generación, siempre, a partir de fuentes renovables financiadas con las aportaciones económicas voluntarias de los socios. Actualmente, tiene 14 proyectos en funcionamiento. Desde el primero del año 2012 de una cubierta fotovoltaica sobre tejado industrial en Lleida con una producción estimada de 140 MW/año (equivalente al consumo de 56 hogares) con una inversión de 200.000 euros. Hasta el último puesto en marcha en el año 2023, Asomada Solar, una planta fotovoltaica en Cartagena con una producción estimada de 6,7 GW/año (equivalente para el uso energético de 2.500 hogares) con una inversión de 2,8 millones de euros. No obstante, la cosa no termina aquí, la cooperativa tiene seis nuevos proyectos en diversas fases para poner en marcha pronto.

Y en cuanto a la comercialización, la cooperativa gestiona, compra y factura la electricidad que usan los socios que la han querido contratar como comercializadora de electricidad verde. Ser socio de Som Energia requiere una aportación de capital de 100 euros y eso permite participar en la gestión democrática de la entidad y en las dos actividades de la cooperativa. Como consumidor contratando la electricidad y como financiador e inversor de los proyectos renovables que promueve la cooperativa. En un mundo donde los operadores energéticos son grandes corporaciones mercantiles el modelo participativo de Som Energia introduce una bocanada de aire fresco en el sector.

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Un aire fresco que puede ganar peso como una mancha de aceite con el desarrollo del marco normativo europeo que hace referencia a las comunidades energéticas. Se trata de entidades jurídicas de participación abierta y voluntaria, autónomas y efectivamente controladas por los socios situados en proximidad de proyectos de energía renovable propiedad de la misma comunidad que buscan beneficios económicos o sociales para sus socios por encima de las ganancias financieras. Al legislador solo le faltaba añadir que la cooperativa de consumidores es la forma más natural y adecuada para desarrollar las comunidades energéticas.

De las muchas comunidades que se están desplegando por todo el territorio, y para poner un ejemplo, podemos hablar del caso de Balenyà Sostenible, una cooperativa de consumidores y usuarios con 170 socios (un 15% de las familias del municipio) que dispone de una concesión de ocupación de bienes de dominio público local por cuarenta años y que ya ha promovido cinco tejados fotovoltaicos de uso compartido. El modelo de Balenyà Sostenible se está replicando dentro de la comarca de Osona, de los más de 50 municipios de la comarca más de la mitad han constituido o están en proceso de formar su comunidad energética cooperativa.

Si queremos que los modelos cooperativos tengan una participación relevante nos hará falta que Som Energia continúe creciendo

El marco europeo es importante y el impulso que hay los Fondos Next Generation también. Ahora hace falta dar solidez y dimensión a los proyectos y como las comunidades energéticas, por definición tienen un ámbito local, se han impulsado estructuras de segundo nivel (cooperativa de cooperativas) para dotar de los servicios y apoyo necesario a las iniciativas que, una tras otra, van naciendo. Como el caso de Osona Energia, que de ser inicialmente una alianza para las comunidades de la comarca, ahora ya da servicio e incluye comunidades de todo el país.

El propósito de Som Energia y de las comunidades energéticas cooperativas es su compromiso para impulsar un cambio del modelo energético actual para lograr un modelo 100% renovable. Un propósito extraordinario, y si queremos que los modelos cooperativos tengan una participación relevante nos hará falta que Som Energia continúe creciendo, que se multipliquen las comunidades energéticas y que hagan alianzas sólidas y duraderas entre ellas para ser sostenibles y tener mayor impacto.

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