Estos últimos días la firma automovilística Tesla ha sido noticia en los mercados por la escalada de su cotización, que desde San Juan hasta ahora se ha revalorizado por encima del 40% (un 27% la semana pasada). El motivo principal es que las ventas trimestrales de vehículos han superado lo que esperaba el consenso del mercado, una mejora muy meritoria porque la demanda mundial de coches eléctricos se encuentra en medio de ciertas turbulencias. Además, la compañía que lidera el singular Elon Musk ha conseguido la autorización del regulador alemán para ampliar la factoría de Berlín, un movimiento que tenía mucha oposición entre los habitantes de la zona.
La escalada de las acciones de Tesla se ha producido también en el marco de una guerra entre Musk y los inversores bajistas (los shorts), a quienes literalmente quiere "destruir"
La escalada de las acciones de Tesla se ha producido también en el marco de una guerra entre Musk y los inversores bajistas (los shorts), a quienes literalmente quiere "destruir". Este tipo de inversores se hicieron conocidos para el gran público a raíz del caso Grifols, cuando la firma de análisis Gotham City apostó por la caída de la cotización provocada por ellos mismos a raíz de la publicación de ciertos informes que ponían en duda la contabilidad de la empresa catalana. En el fragor de este combate entre Musk y los shorts se ha sabido -y el fundador de Tesla se ha encargado de verbalizarlo para que no se le escapara a nadie- que uno de los bajistas era nada más y nada menos que Bill Gates. La frase que Musk ha soltado es exactamente esta: “Tan pronto como Tesla haya solucionado el tema de la autonomía y tenga el Optimus en la cadena de producción, cualquiera que tenga una posición corta de la empresa quedará destruido. También Gates”. Cuando Musk habla de Optimus se refiere al robot humanoide que Tesla está testeando desde hace tres años. Está dotado de inteligencia artificial y su función inicial es, precisamente, servir de mano de obra en las fábricas de automóviles.
Pero Elon Musk ha sido recientemente protagonista de la actualidad por aún más temas, y es que no hace ni un mes que se movió un asunto que hacía tiempo que se arrastraba: el sueldo del empresario. El caso es que en 2018 Tesla acordó un plan de retribución en acciones para el fundador de la compañía que se basaba en el cumplimiento de una serie de hitos, como la evolución del precio de la acción, la facturación y los beneficios brutos. Desde el principio parecía que Musk no tendría problemas para cobrar un paquete retributivo que se elevaba hasta la cifra disparatada de 56.000 millones de dólares en opciones sobre acciones (las cifras varían en función de la fuente porque es un importe vinculado al valor de los títulos), pero el pasado enero una jueza del estado de Delaware, llamada Kathaleen St. Jude McCormick, detuvo el pago porque consideró que el consejo de administración de Tesla estaba bajo la influencia personal de Musk y que no tenía suficiente información para tomar una decisión tan relevante. Se hacía eco de las quejas de algunos accionistas, especialmente de Richard Tornetta, de quien hablaremos más adelante. Lo que ha pasado recientemente es que los accionistas de la empresa han votado mayoritariamente a favor del paquete retributivo, pero esto aún no será el último paso, porque la cuestión se encuentra en medio de un laberinto judicial que puede tardar meses en resolverse.
No podemos olvidar la compra de la red social Twitter, que el octubre del 2022 se convirtió en una verdadera 'sitcom'
El pasado 13 de junio, Musk hizo un tweet en Twitter (ahora X), la red social de la cual es propietario, para informar que los accionistas habían aprobado por amplia mayoría su retribución extra, un argumento que tendrá su peso ante los jueces, al menos simbólicamente. Quienes también quieren cobrar unos honorarios estrambóticos son los abogados que han intervenido en el proceso para detener la retribución de Musk, en un proceso que tuvo el primer paso cuando un pequeño accionista (solo tenía nueve acciones de Tesla) llamado Richard Tornetta denunció el asunto. Como considera que ganó el caso porque -como decíamos antes- la jueza McCormick detuvo el pago, ahora reclama que Tesla se haga cargo de los honorarios de los tres despachos de abogados que han intervenido en el proceso. Por increíble que pueda parecer, la factura de los letrados se eleva hasta los 7.000 millones de dólares, equivalente a 370.000 dólares por hora de trabajo. El importe estaba indexado al ahorro conseguido para Tesla gracias al bloqueo del plan retributivo de Musk. Ahora mismo, el pago a los abogados también está judicializado, lo que complica aún más el día a día de la empresa.
Como vemos, es difícil aburrirse siguiendo las aventuras del magnate Elon Musk, que acostumbra a transformar en show todo lo que toca. En este sentido, no podemos olvidar la compra de la red social Twitter, que en octubre de 2022 se convirtió en una verdadera sitcom.