
Si hay un sector que ha crecido de manera constante en los últimos quince años, pero sin hacer mucho ruido, este es el de los trasteros, también llamado “self storage”. Aunque los antiguamente llamados “guardamuebles” existían desde hace muchos años, una actualización del concepto de negocio producida en las últimas dos décadas ha propiciado que pase a ser un sector moderno y de crecimiento. Es cierto que las necesidades de metros cuadrados han aumentado, pero el nuevo enfoque que se le ha dado al negocio ha sido clave... en otras palabras, hasta los años noventa los trasteros o guardamuebles eran lugares más bien sórdidos con un nulo esfuerzo de marketing o de imagen corporativa.
Probablemente, a quien más conoce el gran público, aunque no sean usuarios, es a Bluespace, que nacieron en Catalunya y que siempre han hecho un gran esfuerzo publicitario. Fueron pioneros en esta nueva etapa de los trasteros, porque la empresa nació tan pronto como en 2002. El austríaco Alexander Ruckensteiner y el francés Arnaud Ripert llegaron a la conclusión de que era un sector de futuro y se pusieron manos a la obra. El primero de ellos era guía de montaña y CEO del fabricante de ropa deportiva Kneissl - Raichle – Dynafit, mientras que el segundo había pasado por Accenture, Morgan Stanley y Boston Consulting Group, entre otros. Después de los primeros tres años y con la marca y el modelo de negocio ya consolidados, recibieron una inversión importante por parte de Pramerica Real Estate Investors, que era la filial europea de la aseguradora americana Prudential Financial. La aportación del nuevo socio se elevó hasta los 15 millones de dólares, un maná imprescindible para cumplir con los planes de crecimiento de la empresa y que permitió al nuevo socio quedarse con el 80% de la compañía. Más tarde, en 2014, todos los socios traspasaron sus acciones a un nuevo propietario, Fremont Group, el family office de la familia californiana de los Bechtel. Hoy en día, Bluespace continúa creciendo a buen ritmo, de manera que en 2023 consiguieron una facturación de 35 millones y medio de euros, con unos beneficios de seis millones. Por cierto, Ripert no se ha desvinculado de este mundo, porque en 2011 abrió Trastering, una nueva aventura en compañía de socios noruegos residentes en Catalunya.
La firma que acabamos de ver es probablemente el líder del sector en el Estado español, pero hay otras que vale la pena mencionar, como es el caso de Necesito un Trastero (NUT), Tu Trastero, HomeBox y Box Infiniti. Esta pequeña élite junto con Bluespace, acumula más de la mitad de todos los trasteros españoles (hay que tener en cuenta que, según la patronal del sector, el número de marcas que operan actualmente es de 72). La primera de esta lista breve, NUT, es una firma fundada en 2013 en Sant Cugat del Vallès y su funcionamiento es a base de franquicias. Desde 2022 pertenece al fondo de inversión PineBridge Benson Elliot y presume de ser la red con más centros abiertos en el Estado.
Por su parte, Tu Trastero es una firma de capital español que fue fundada en 2004. Está vinculada a la familia Botín del Banco Santander. Tienen una docena de centros propios y 40 de asociados. La costa mediterránea y el País Vasco son sus ubicaciones más habituales. En cambio, HomeBox es una multinacional de origen francés que abrió su primer centro en 1996 de la mano del emprendedor Nicolas Rousselet, que se había inspirado en el mercado norteamericano del storage. En el Estado español, el primer centro que abrió puertas fue en el año 2017 y desde entonces no han parado de crecer, sobre todo en Catalunya. Hoy en día la compañía continúa dirigida por el fundador. Finalmente, la otra marca que hemos destacado, Box Infiniti, es una empresa fundada en Barcelona y con centros de almacenamiento en las áreas metropolitanas tanto de la capital catalana como de Madrid. El negocio es dirigido por Luis Casanovas González, mientras que el máximo accionista es la sociedad Pongo Self Storage, que pertenece a la firma patrimonial de la familia Cuatrecasas.
Si hace década y media se consideraba que existía un problema de espacio en el ámbito residencial y, por eso se consideraba que los trasteros serían un protagonista de futuro, ahora que el problema es encontrar un techo y una cama para vivir en las principales capitales del país, habrá que ver si estos pequeños apéndices del domicilio particular continúan su pujanza o bien, si el patrimonio físico de las familias tenderá a desaparecer por falta de posibilidades.