En el año 1982, cuando el consultor Keith Oliver pronunció por primera vez el término “cadena de suministro”, en una entrevista al diario Financial Times, se producía una de las aportaciones intelectuales más relevantes de la historia en el campo de la gestión empresarial. De hecho, se iniciaba una nueva etapa, edificada sobre la convicción de que los bienes y servicios tienen un ciclo de vida completo, que va desde la producción de las materias primas hasta el consumidor final, pasando por una serie de procesos que conviene administrar siempre con visión global, aunque su ejecución implique habitualmente diversos actores (y múltiples intereses). Además, si las cadenas de suministro son de sectores de carácter estratégico para la economía de un país, se ha demostrado que también es imprescindible activar la colaboración de triple hélice: gobierno, empresa y academia.
En este contexto, el 2025 presenta algunos retos de gran envergadura, que afectan de pleno el tejido productivo de Catalunya, y que no se pueden dejar a merced de la inercia de los acontecimientos, sino que requieren una acción coordinada y decidida, que establezca las metas esenciales, así como el camino que hay que recorrer para alcanzarlas. Sin duda, la lista de puntos calientes podría ser mucho más amplia y diversa, pero existen al menos cuatro focos de atención prioritaria, ubicados en puntos clave de las cadenas de suministro, que inciden directamente en el nivel de competitividad del país y, en consecuencia, del bienestar de las personas. Son los siguientes:
Sector primario (producción agroalimentaria): una de las noticias más destacadas de principios de 2024 fue la llamada revuelta campesina, que concentró más de 4.000 tractores en el centro de Barcelona, para evidenciar las dificultades que deben afrontar las más de 55.000 explotaciones agrícolas, ganaderas y pesqueras de Catalunya. La movilización reclamaba un total de 57 medidas para favorecer la actividad primaria del país, que se centraban básicamente en tres aspectos: el incremento de las ayudas, la reducción de la burocracia y la respuesta a la sequía. Gracias a aquel episodio, se ha conseguido avanzar en algunas demandas concretas, pero es evidente que hay que seguir actuando sobre los fundamentos del problema, para lograr que un sector tan fragmentado mantenga la eficiencia en un entorno global, sin renunciar a los objetivos medioambientales de la Agenda 2030.
El 2025 presenta algunos retos de gran envergadura, que afectan de pleno el tejido productivo de Catalunya, y que no se pueden dejar a merced de la inercia de los acontecimientos, sino que requieren una acción coordinada y decidida
Fabricación(industria automovilística): las dificultades que enfrenta la empresa Volkswagen en Alemania, donde ha anunciado el cierre de tres plantas y el despido de miles de trabajadores, deben hacer reflexionar al conjunto del continente europeo, ya que son fruto de la gran paradoja que hace tambalear a los fabricantes del sector: se les ha empujado con fuerza hacia la producción de vehículos eléctricos, pero ahora no les acompaña el comportamiento de la demanda. Sin ir más lejos, en el mercado español, la venta de vehículos electrificados ha caído casi un 3% interanual durante 2024. Por lo tanto, más allá del objetivo loable y necesario de reducir los motores de combustión, es urgente revisar la metodología y la planificación, compasando las estrategias de los diferentes actores implicados en la cadena de suministro.
Logística (transporte de mercancías): es poco habitual ver una manifestación de empresarios, pero el octubre pasado hubo una frente a la estación de Sants de Barcelona, con representantes de la economía catalana y valenciana, que reclamaban más velocidad en la ejecución de las obras del corredor mediterráneo. Este eje ferroviario, básico para hacer compatible la descarbonización del transporte con la competitividad económica del país, ya tiene proyectado el 95% de su trazado total, pero solo el 36% se encuentra funcionando a pleno rendimiento, según datos del movimiento #QueremosCorredor. Así, mientras se sigue luchando para que el ferrocarril gane protagonismo a medio y largo plazo, también será necesario gestionar los efectos más inmediatos de un modelo de movilidad de mercancías demasiado dependiente de la carretera, comenzando por prestigiar (y revalorizar) la profesión de transportista, ya que en los años venideros se prevé un importante déficit de chóferes, que puede llegar a los 500.000 en el ámbito europeo, con unas consecuencias logísticas imprevisibles.
Más allá del objetivo loable y necesario de reducir los motores de combustión, es urgente revisar la metodología y la planificación, compasando las estrategias de los diferentes actores implicados en la cadena de suministro
Distribución (comercio urbano): en Genís Roca, uno de los grandes expertos en procesos de transformación empresarial, escribía hace unos días en La Vanguardia que la tecnología está provocando la consolidación de un sistema muy desigual, donde existen algunas multinacionales que pueden tributar donde más les convenga, mientras que los emprendedores locales están sujetos a un estricto marco legal y fiscal. Esta reflexión, de enorme trascendencia, tiene una incidencia clara en el sector comercial, ya que los comerciantes de nuestro país deben competir directamente con plataformas digitales globales que, no solo juegan con reglas de juego diferentes, sino que en algunos casos también cuentan con ayudas directas de sus gobiernos. Todo esto está provocando, por ejemplo, que el 34% de las compras online en España ya se hagan a operadores chinos como Alibaba, Shein o Temu, tal como refleja el informe NIQ Consumer Online Panel. Si a esto le sumamos todos las dudas paralelas que se han generado en torno a la irrupción del delivery como nuevo medio de distribución de comida a domicilio, se hace inaplazable la necesidad de detenerse un momento, pensar en un modelo de comercio urbano que garantice la sostenibilidad económica, social y ambiental, y arremangarse juntos para hacerlo posible.
Es cierto que ninguno de estos cuatro puntos calientes se ha convertido en un incendio de grandes dimensiones. Y es probable que tampoco lo hagan durante el año 2025. Pero en la gestión de las cadenas de suministro hay que tener siempre bien presente una cita célebre del psicólogo Pghil McGraw: “no se debe esperar a estar en crisis para elaborar un plan de crisis”.