La historia de Culinarium se remonta en el siglo XIX, cuando Delfí Elías funda una pequeña tienda en Tàrrega para vender utensilios de cocina. Se bautizó como Casa Delfin, que 160 años después se ha convertido en una de las empresas líder empieza en el suministro de enseres de cocina y de mesa para la restauración y la hoteleria en España.
Fue la quinta generación del negocio quien el 1996 empieza a tejer una nueva red de tiendas físicas para restauradores. Pero bien pronto se dan cuenta su cliente principal son particulares y crean un nuevo concepto: Culinarium. Hoy tienen 28 tiendas propias y facturan unos 11 millones de euros anuales.
De una familia de sopladores
"El 1863, Delfí Elias se instala en Tàrrega. Venía de una familia de sopladores de vidrio y que tenía una pequeña fábrica. Y Elias decide abrir una tienda para vender los productos que hacía su familia", explica Arnau Torres, director de Administración y Recursos Humanos y sexta generación. Durante más de 60 años se mantuvo cómo una tienda de barrio de Tàrrega donde vendían utensilios de cocina y de mesa.
Arnau Torres: "Era la primera vez que los productos de Casa Delfin salían de Tàrrega"
En los años 50, apunta Arnau Torres, se da un paso adelante: "Lo coge mi abuelo y decide ampliar el negocio. Compra la casa trasera de la tienda y hace un almacén". Así, amplía la cartera de clientes y empieza a vender a restaurantes, bares y otros comercios con tres rutas: de montaña (Agramunt, Ponts, La Seu o Vielha), la ruta del centro hasta Igualada y Manresa y la ruta en el entorno de Lleida.
"Era la primera vez que los productos de Casa Delfin salían de Tàrrega. Y el producto era cada vez más profesional, enfocado más a la restauración. La empresa nace de una tienda, se expande hacia el sector profesional y con Culinarium vuelve al sector doméstico", resume Torres los 160 años de historia. Y la siguiente generación amplía todavía más el almacén y hace el salto a todo el Estado y abre delegaciones en Barcelona, Madrid, Canarias y Andorra.
El salto a las tiendas físicas
Delfi Robinat, quinta generación, hace un tumbo al negocio a finales de los años 90 con la apertura de tiendas físicas en Lleida, Sabadell o Tarragona. El objetivo era seguir vendiendo a restauradores, pero con un punto físico. "Pero, se dan cuenta que, en estas tiendas, pensadas para el cliente profesional, iba lo que denominamos la señora Maria, un cliente doméstico que se interesa por un producto de calidad y profesional", detalla.
Muchos particulares empiezan a encontrar un producto especializado al cual no tenían acceso. Por eso, Montse Robinat, madre de Arnau y encargada de la tienda original de Tàrrega, se le ocurre orientar las tiendas a clientes individuales. Y se crea la nueva marca, Culinarium, para llegar al consumidor final. Hace cinco años, la Casa Delfin de Tàrrega, con 160 años de servicio al cliente, también se pasó a decir Culinarium.
Huir de las franquicias
El 2008 abren en Reus la primera tienda Culinarium y después se suman poblaciones cómo Granollers, Barcelona, Islas Baleares, Zaragoza, Huesca, Castellón, Madrid, Bilbao o Pamplona. "Hemos hecho un proceso de expansión importante, con 28 tiendas propias. No franquiciamos porque queremos controlar toda la cadena y tener el control sobre nuestra propia marca", explica Arnau.
El director de Recursos Humanos destaca que la acogida siempre es muy buena y explica algunos de los motivos: "En España no hay una cadena de tiendas especializada en mesa y cocina cómo nosotros. Hay muchas cadenas que trabajan el sector de hogar, pero sobre todo decoración y mobiliario, pero tiendas especializadas cómo la nuestra no hay". En países cómo Francia o Inglaterra, donde se miran, sí que existe esta oferta.
"El éxito es la innovación y estar en las últimas tendencias, tener una relación muy próxima con los clientes y una relación calidad-precio muy ajustada y adecuada", destaca.
El interés por la cocina
Con 160 años de experiencia en el sector, una de los trabajos de Culinarium es estar al caso de las últimas tendencias en el mundo de la cocina. Un mundo que en los últimos años ha ganado mucha popularidad, que están notando: "Las cocinas se han abierto, antes era un espacio cerrado donde solo entraba una persona. La tendencia es que ahora forman parte del espacio de estancia de la familia y los amigos".
Y cada vez hay más productos de moda: "Cuando sale un aparato de referencia, tenemos que correr a tenerlo: el último caso es el fenómeno con las freídoras de aire. Este año ha sido un boom de ventas. Y nos hemos tenido que espavilar para tenerlo todo".
Crecer y expandirse
La estrategia de Culinarium pasa para continuar creciente y ampliar su presencia en las capitales de provincia. Paralelamente, están potenciando la venta por internet, a pesar de que el 99 % de la facturación viene todavía de los espacios físicos.
Otro reto es desarrollar todavía más la marca propia de productos, que diseñan ellos mismos. Representan el 20% de las ventas y el objetivo es que lleguen a ser el 40%. Todo ello para dar continuidad a un negocio fundado hace 160 años y que todavía mantiene la histórica tienda de Tàrrega. Y compaginado con el negocio de Casa Delfin para restauradores.