Es la cultura, ¡estúpido!

Decía Peter Drucker que "la cultura se come la estrategia para desayunar"

La cultura de un país y el tipo de innovació que se hace tienen mucha relación | iStock
La cultura de un país y el tipo de innovació que se hace tienen mucha relación | iStock
Barcelona
01 de Septiembre de 2021

Peter Drucker ha sido el inspirador del concepto corporation a partir de su investigación sobre General Motors, la empresa más importante de su época, popularizando la idea de las estructuras multidivisión. A medida que se adentraba en ella, reexaminó con ojos críticos las relaciones de GM con empleados, dealers y clientes, lo que no gustó nada a su CEO, Alfred Sloan. Peter Druker comenzó a hablar de cultura en las organizaciones y de él nos queda esta frase: "La cultura se come la estrategia para desayunar".

¿Es esto también cierto a nivel social, en innovación? Decimos que innovar es copiar o, en palabras de Steve Jobs, robar (¡steal!). Pero ¿hasta qué punto podemos copiar, trasplantar, robar las políticas, las aspiraciones, los sueños de ser un país innovador a otro? Sin duda, las instituciones y su organización interna, la distribución de los incentivos y de los mecanismos de promoción son los elementos que determinan las políticas, no sólo de innovación, sino también el futuro de los pueblos. Pero las instituciones no salen de la nada, antes de las instituciones está la cultura. ¡Hablemos de cultura e innovación!

Pero esto de la cultura es algo muy abstracto. ¿Qué significa cultura en términos de sociedad? Tomemos un ejemplo, hay países donde te llaman la atención por cruzar un semáforo en rojo -si no estáis convencidos de ello, os invito a viajar a Japón, China, Singapur...-. Incluso en China, en algunas ciudades que hacen experimentos en sistemas de crédito social, llegan a tener cámaras con identificación facial que si cruzas en rojo te identifican, te restan crédito social y sales en una pantalla delante como infractor. Poca broma, necesitas crédito social para tomar un tren rápido o un avión... En cambio, en otros, como Estados Unidos, te miran mal y hasta te llaman la atención si dudas en cruzar en rojo cuando no viene nadie. Bueno, eso es cultura, estamos hablando de eso, de este conjunto de normas y comportamientos sociales que hacen que el individuo esté por encima del bien social o al revés, que tolera más o menos la desigualdad donde los castigos son más o menos ejemplarizantes.

La primera gran distinción la popularizó Michele Gelfand, una profesora de la Universidad de Maryland, ahora en la Business School de Stanford, donde utiliza métodos computacionales y experimentales para entender la evolución y las implicaciones de la cultura. Gelfand nos habla de una división sencilla, hay culturas tight (duras) y culturas loose (flojas), dice.

Las culturas tight, cohesionadas, son aquellas donde se busca la uniformidad, el encaje en el grupo social. Las encontramos en los países germanos, nórdicos y asiáticos. Hay países donde todos los relojes marcan la misma hora, con exactitud, como Suiza, Alemania, Japón... Mires el reloj que mires, todos marcan la misma hora. Son los países donde te miran mal si cruzas un semáforo en rojo.

En cambio, hay países donde cada reloj parece marcar una hora diferente. El ejemplo más característico son los países latinos, de Latinoamérica, pero también Italia, Grecia, etc. Allí, los semáforos en rojo a menudo parecen más una sugerencia a considerar por el peatón que una norma. Son las culturas loose, desagregados. Aquellas culturas donde la cohesión social es mucho menos importante que la libertad individual, entendida como hacer lo que uno quiera. Y los Estados Unidos de Silicon Valley, ¿el paradigma de la innovación? EE. UU. es un país loose.

Ser emprendedor es más fácil en las culturas 'loose', desagregadas, porque es ser diferente, tomar un camino diferente de la mayoría y persistir en él, a menudo contra esta mayoría

¿Cómo afecta todo esto a la innovación? Si observamos qué innovación predomina en cada tipo de cultura, inmediatamente observaremos un patrón. Ser emprendedor es más fácil en las culturas loose, desagregadas. Efectivamente, ser emprendedor es ser diferente, tomar un camino diferente de la mayoría y persistir en este camino, a menudo en contra de esta mayoría. Esto es más difícil en países con culturas muy cohesionadas.

¿Podremos encontrar otro patrón? Si observamos los países germánicos y asiáticos, veremos que en muchos casos la innovación se expresa no como la consecuencia del trabajo heroico del emprendedor sino como una conquista colectiva, a menudo resultado de un proyecto donde toda la sociedad participa. Esta innovación suele ser más incremental, de mirada a más largo plazo y más liderada por instituciones en vez de personas.

Las dimensiones de la cultura

Ya tenemos una primera impresión de la incidencia de la cultura en la innovación. Pero podríamos ir un poco más al detalle, ¿no? Para ello necesitaremos un framework más completo. Gert Jan Hofstede es profesor de Artificial Sociality en la Universidad de Wageningen, en Holanda y ha elaborado un modelo de cultura con seis dimensiones: colectivismo-individualismo, distancia del poder, feminidad-masculinidad, tolerancia a la incertidumbre, corto plazo-largo plazo e indulgencia-contención. De estas seis dimensiones, nos centraremos en tres que son las que afectan más a la innovación: colectivismo-individualismo, tolerancia a la incertidumbre y corto plazo-largo plazo.

El individualismo es la más ligada a las culturas loose y el colectivismo, a las tight. Veremos una correspondencia muy directa, pero con algunas sorpresas. España es ciertamente un país con una cultura loose pero al mismo tiempo bastante colectivista, al igual que India. Los extremos son claros, EE. UU. son extremadamente individualistas mientras China es extremadamente colectivista.

España es ciertamente un país con una cultura 'loose' pero al mismo tiempo bastante colectivista, igual que India

Parece pues que en los países más individualistas será más fácil que florezca una cultura emprendedora, mientras que los más colectivistas buscarán proyectos comunes.  

 Otra dimensión que nos interesa es la tolerancia a la incertidumbre. Ciertamente, aquellos países con menos tolerancia a la incertidumbre buscarán innovaciones en las que el resultado sea más predecible, normalmente innovaciones relacionadas con una incertidumbre de mercado y no tecnológica como e-commerce, plataformas, etc. Aquellos con una mayor tolerancia a la incertidumbre se adentrarán en aventuras donde el resultado sea más incierto.

Aquí tenemos, por un lado a China, EE. UU., Reino Unido y los países nórdicos, con una gran tolerancia a la incertidumbre y, por tanto, al fracaso; y, por el otro, al resto de Europa, con una gran propensión a evitar la incertidumbre.

La orientación a largo o corto plazo también es determinante para la innovación. Todos recordamos como la perseverancia hizo que los países asiáticos se apoderaran de tecnologías que, aunque no habían inventado ellos, tenían largos procesos de maduración. Este fue el caso de los televisores y las pantallas LCD primero, plasma después y finalmente OLED; las cámaras fotográficas o la fabricación de chips. Aquí encontramos un indiscutible dominio asiático.

Así pues, podríamos caracterizar Estados Unidos como un país extremadamente individualista, tolerante con la incertidumbre y con una orientación entre el corto y el largo plazo. Por contra, China sería extremadamente colectivista, extremadamente tolerante con la incertidumbre y extremadamente orientado al largo plazo.

¿Y Europa? Europa es más bien individualista -pero España es el lugar donde lo es menos-, poco tolerante con la incertidumbre y orientada al corto plazo.

Me diréis que estas son caracterizaciones muy generalistas ya que en países como China tenemos emprendedores como Jack Ma y Peng Lei de Alibaba, Lei Chen de Pinduoduo, Liu Qiangdong de JD -el Jeff Bezos de China-, Ren Zhengfei de Huawei, Lei Jun de Xiaomi o Eric Yuan de Zoom, que todos usamos a menudo. Y todo esto es cierto; ahora bien, es también cierto que quizás es más fácil, y últimamente más seguro, ser un emprendedor en Estados Unidos, Reino Unido, Israel o incluso en Europa del norte que en China.

La cultura y las políticas de innovación

De todo esto, parece obvio que la cultura tiene una importancia capital en el diseño de las políticas de innovación de un país. Hay mil maneras de hacer un país innovador: un país de startups, de liderazgo desde el poder político o con una gran presencia de pequeñas y medianas empresas apoyadas por instituciones públicas y muchas más. Lo que está claro es que unas características culturales favorecen más unas políticas que otras, con unas se rema con el viento a favor, con las otras, lo tendrás en contra.

Los países desarrollan estas capacidades: Estados Unidos han sido capaces de tener programas muy colectivos como la NASA y son el paraíso de los emprendedores; también parece que China quiere seguir estos pasos

Ahora bien, también podemos observar que hay países que han desarrollado la habilidad de usar no solo una mano sino las dos. En management fue James March quien dotó de contenido este término indicando que las organizaciones deben ser capaces de explorar (innovar) y explotar (producir) para que una les asegurara el futuro y la otra les permitiera vivir el presente.

También en innovación vemos como los países desarrollan estas capacidades: Estados Unidos han sido capaces de tener programas muy colectivos como la NASA y son el paraíso de los emprendedores; también parece que China quiere seguir estos pasos. Ahora bien, son culturas diferentes con tipos organizativos diferentes. La cultura, como la innovación, son una permanente construcción colectiva.

He empezado con Peter Drucker, dejadme acabar también con una frase suya: "The best way to predict the future is to create it" -la mejor manera de predecir el futuro es crearlo-.