Son crujientes, con sabor a nuez y llenos de proteína. Si bien la dieta mediterránea no ha terminado de incorporar a los insectos como una alternativa saludable que responde a las necesidades de un mundo cada vez más poblado, cabe decir que nuestras mascotas, mucho más acostumbradas a ingerir este tipo de animales, serán las primeras afortunadas en Europa. Y es que, si el egocentrismo humano escuchara las necesidades del planeta, rápidamente nos daríamos cuenta de que la cría de insectos genera hasta nueve veces menos gases de efecto invernadero que la cría de ganado, y que, quizá, tienen mejor sabor de lo que pensamos. Al fin y al cabo, algún motivo debe mover a los más de dos billones de personas en el mundo que comen 1.900 especies diferentes de insectos.
En este contexto, muy cerca de la planta de Seat en Martorell, ha nacido el centro de biotransformación de Dapibus —en latín, "proteína"—, la biotecnológica catalana que se centra en la obtención de proteínas destinadas, por ahora, a la alimentación animal. El CEO y cofundador del proyecto, ÁlexSegura, subraya a VIA Empresa el proceso de obtención de este ingrediente: “Engordamos larvas de insecto con subproductos, que son residuos de la industria agroalimentaria, y a partir de ahí obtenemos nuestra proteína, que se usa para la elaboración de piensos”. “Es un método mucho más sostenible que otros más comunes en la obtención de proteínas”, añade.
Un centro de biotransformación de larvas
Segura comenta que este tipo de producto es muy bien recibido en el mundo animal, “un mercado muy grande en el que esperamos tener un impacto muy positivo”, y que destaca por unas aportaciones técnicas “muy interesantes”. Aunque la actividad realizada por Dapibus no ha sido aprobada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el empresario afirma que es un mercado “gigante” para el que “está preparado”: “Los insectos en ciertos países asiáticos o latinoamericanos son muy comunes; en Europa no, aunque comemos gambas, que son mucho más horribles”, comenta con humor.
Segura: “Los insectos en ciertos países asiáticos o latinoamericanos son muy comunes; en Europa no, aunque comemos gambas, que son mucho más horribles”
El origen del proyecto se remonta al estallido de la pandemia, un detonador del espíritu emprendedor que Segura quiso explorar para “reducir el impacto medioambiental de la industria alimentaria y responder a la demanda de proteína, que cada año crece más, ya que somos más personas en el planeta y necesitamos más proteína”. Lo hizo acompañado de sus socios cofundadores, CarlosConde y ArturoAlmazor, quienes esperan inaugurar el centro de biotransformación antes de que termine el año.
Harina, grasa y fertilizante, los tres recursos y las mil y una aplicaciones de los insectos
La proteína de Dapibus se usa para la elaboración de pienso | iStock
El producto final en el que Dapibus obtiene la proteína es la harina, aunque no es el único producto que la firma consigue mediante este proceso: también grasa y fertilizante orgánico, este último especialmente demandado por las empresas del sector, que hasta hace poco recurrían a fertilizantes compuestos por químicos. “Muchas compañías se han interesado en nuestro producto”, explica Segura, quien detalla que los productos de Dapibus también tienen aplicaciones en el campo de los biocombustibles, la acuicultura, los suplementos nutricionales, productos farmacéuticos o, incluso, cosméticos.
Se prevé que el centro de biotransformación, a plena capacidad, genere anualmente un total de 180 toneladas de grasa, 1.000 toneladas de harina y 2.000 toneladas de fertilizante. Una infraestructura de 3.500 metros cuadrados con la que Segura estima alcanzar una facturación de unos cuatro millones de euros. “Decimos que es un centro de demostración porque la ambición es que esto no se detenga aquí; las 1.000 toneladas de harina que produciremos son pocas dentro de un sector como el pet-food, y queremos demostrar que a escala operativa funcionamos perfectamente para buscar rápidamente capital y abrir un centro mucho más grande”, afirma Segura.
Investigación y desarrollo, una compañía con valor añadido
El CEO de Dapibus explica que su objetivo es “producir más y mejorar precios”, y aprovechar al máximo los componentes de las larvas que la firma utiliza para beneficiar otras industrias, como las previamente mencionadas. “Estamos haciendo pruebas y colaborando con centros como el CSIC y el BarcelonaSupercomputingCenter”, añade Segura, quien destaca el ámbito de la I+D en el que trabaja para que Dapibus “tenga un valor añadido”: “Creo que tiene mucho sentido hacia dónde queremos ir aquí en Cataluña, ya que se está apostando mucho por el ámbito de la investigación y contamos con universidades y empresas muy preparadas. Hay que estar preparado ante oportunidades como esta, y ahora es nuestro momento”.