Hay de blancas, de azules, de amarillas, de taronjoses... incluso pintadas para emular los colores del Barça o del Espanyol, pero ninguno tiene tanto éxito como la rosa roja el 23 de abril. Y es que este lunes hasta un 85% de las ventas serán de la rosa clásica, pero únicamente un 5% de todo el grueso de flores que se pasearán por las calles de Cataluña son del territorio. De donde viene, pues, la tan buscada rosa de Sant Jordi?
La respuesta: Colombia, Ecuador y Holanda. El país europeo exporta en Cataluña cerca del 15% del producto que se comercializa para la fiesta y lo hace, principalmente, porque es distribuidor mundial por excelencia en el sector. Esto no quiere decir, afirma el presidente de la Asociación de Mayoristas de Mercabarna-flor, Miquel Alcalde, que todas hayan sido plantadas y cosechadas en tierras holandes, "muchas pueden venir de Alemania, de Turquía, de la África... pero allá es donde se envían y desde donde se distribuyen".
El rol del Ecuador es todavía más pequeño, provee el territorio con el 9% de las rosas, de forma que es Colombia quién tiene el dominio del mercado con el 71% de los ejemplares de la flor. Una situación que no tiene que sorprender, considera Alcalde, puesto que las condiciones climatológicas y los costes así lo han favorecido: "Allá, como pasa en la zona de Etiopía, tienen grandes extensiones de terreno y mesetas que permiten un cultivo más masivo. Se han acabado especializando para alcanzar los Estados Unidos, el Canadá, Europa y el Japón, y tienen unos costes mucho más bajos que lo permiten".
La rosa de km 0
Se podrían contar con los dedos de una mano el número de productores catalanes que cultivan rosas. O quizás con las dos, pero porque son cultivos pequeños y muy alejados de los volúmenes que mueven Colombia o Ecuador.
El Maresme sería una de las zonas principales, a pesar de que en el Baix Llobregat también se puede encontrar el caso de Redondo Safont, una empresa liderada ahora por la tercera generación y ubicada en Santa Coloma de Cervelló.
Redondo: "La rosa roja es la estrella de un solo día al año, no podemos vivir sólo de su venta"
La rosa es una especie más de las que cultivan Pilar Redondo y su hermano, quienes tienen marcado Sant Jordi como un día de trabajo muy importante pero no suficiente para sobrevivir. "La rosa roja es la estrella de un solo día al año, no podemos vivir sólo de su venta. El que hacemos es cultivar de muchos colores porque esto nos permite tener trabajo también con las novias, una temporada muy importante para nosotros", explica.
Para el sector, el día 23 de abril representa el 30% de las ventas, pero de la de rosas. El negocio va más allá y los productores que deciden mantener en pie el negocio y optar por un producto de mayor calidad apuestan por la diversificación y buscan otras fechas clave del año como hace Redondo Safont. "Al final acabamos plantando menos número, porque la tierra es buena y se puede continuar con la actividad, a pesar de que nos decantamos para ofrecer un género más natural, que se aleja de la homogeneidad que hay al sector", comenta Redondo.
Porque mientras las rosas del Ecuador y Colombia llegan en su mayoría con un aspecto atractivo, el producto local varía mucho más en función de la meteorología y la temporada del año. "Elementos que no nos permiten trabajar al ritmo de estos países, pero sí ofrecer un producto de valor añadido", remarca.
Una tradición que no es cultura
Se busca la rosa catalana? Hay consumidores que se fijan en el origen como se hace con los alimentos? "Sólo un 10% lo debe de hacer", responde Alcalde como cifra aproximada. Cómo que se trata del consumo de un producto concreto y en un día determinado, el cliente prioriza que se vea guapo y que tenga un precio razonable, que este año se encuentra a partir de los 4 euros.
A pesar de que son pocos los que dirían que no a una flor, un ramo o una planta, la gran mayoría reduce su adquisición para fechas clave. "Si la gente no consume flor, es normal que haya poco producto", apunta el presidente de Mercabarna-flor, quien subraya que la carencia de consumo interviene más en la desaparición de agricultores que no los costes o el clima.
Alcalde: "En Cataluña no hay cultura de la flor. Hay la tradición de Sant Jordi, pero durante el resto del año ya no se da importancia a la flor"
A pesar de que el 23 de abril, el libro y la rosa son cultura, la floristería no lo es. "En Cataluña no hay cultura de la flor. Hay la tradición de Sant Jordi, pero durante el resto del año ya no se da importancia a la flor. Hay muy poca gente que vaya por la calle con plantas, cuando afuera sí que se ve, que se traen flores a casa de forma habitual", critica.
Un Sant Jordi laborable
Se espera que en la presente fiesta se vendan más de 7 millones de rosas , el que supone un incremento del 20% respecto al año anterior. La diferencia rae en el día. Si los dos últimos años el día 23 de abril ha caído en fin de semana, este 2018 es un lunes. Un refuerzo para los floristas, que suman las empresas, asociaciones y establecimientos que de forma voluntaria obsequian los trabajadores y clientes con una rosa. Unas ventas que quizás no representan más del 10%, pero que son una ayuda para este colectivo cada vez más reducido.
Además, entre las novedades de este año se encuentra la rosa amarilla. Hasta ahora no representaba más del 3% de las flores, un dato que este golpe se prevé que se eleve hasta el 10% gracias al contexto político.