Albert Sanahuja trabajaba en una farmacéutica cuando decidió buscarse un nuevo futuro por cuenta propia y abrió un taller mecánico de chapa y pintura con un amigo. En aquel pequeño negocio les llegó un encargo sorprendente: pintar envases para productos cosméticos. Es el origen de Decopak , que 33 años después diseña y decora más de 80 millones de envases al año por marcas cómo Gucci, Lancôme o Antonio Puig que se encuentran desde Tokyo a Buenos Aires.
Una empresa especializada en la decoración de envases de cosmética y perfumería, que ha revolucionado el sector con productos únicos y exclusivos para las grandes marcas.
Dibujar su propio camino
"Trabajaba en un laboratorio farmacéutico y veía que la gente hacía carrera hasta los 40 años. Y justo mi padre se quedó sin trabajo", recuerda Sanahuja, que en aquellos momentos tenía poco más de 30 años y quería empezar a dibujar su propio camino y futuro. Así habló con un amigo suyo y decidió abrir un taller mecánico para coches de chapa y pintura, mientras continuaba trabajando en la farmacéutica.
Y en este momento es donde llega la gran casualidad que marcaría su futuro: a través de un conocido les encargaron pintar unos envases de cosméticos, puesto que lo hacían con coches. "En seis meses ya estábamos pintando estos botes dentro de un espacio del taller. La cosa funcionaba", explica el fundador de Decopak. El trabajo era muy bueno y el boca-oreja dentro del sector les hacía ir recibiendo cada vez más encargos.
La gran apuesta
"Yo continuaba en el laboratorio, pero era mi apuesta", enfatiza Albert Sanahuja, que explica que ya habían adquirido maquinaria por una línea de pintura automática. Y en dos años ya hizo el salto y la apuesta definitiva, adquiriendo una nave industrial en Rubí y equipándola con maquinaria alemana. Eran principios de los 90 y el proyecto apenas arrancaban, pero ya vinieron las grandes marcas.
La primera fue L'Oréal, a través de uno de sus proveedores, Industrias Metálicas Castellón, que fabricaba los envases por pintalabios y mascarillas. "Nos dio un gran empujón, en cuatro años pasamos de hacer botes de cosmética en el taller a 300.000 piezas cada día". En aquel momento, Sanahuja ya había dejado la farmacéutica y se volcó en Decopak, que tuvo que ir creciendo en instalaciones.
45 minutos por el éxito de un negocio
"Mi idea siempre fue la exportación", asegura el fundador de Decopak. Desde Barcelona, tenían la puerta más abierta de clientes locales, pero el salto a Francia o Alemania era difícil. Las empresas tenían una mayor desconfianza. Pero la pulcritud y calidad eran valores intrínsecos para ellos: "Tenía una mentalidad muy farmacéutica, montamos unas instalaciones impecables. La clave era que el cliente viniera a verlas".
Sanahuja recuerda una anécdota en una de sus expediciones internacionales. Él y la encargada de exportación de Decopak fueron a Alemania para visitar una de las empresas de escritura más reconocidas internacionalmente: Staedtler, la de los lápices. La persona que los atendió se sentó, sacó un reloj y les dijo: tienen una hora para explicar su negocio. Al cabo de 45 minutos, el hombre se fue y volvió acompañado de dos más. "A las ocho de la tarde estábamos con doce personas explicando qué podíamos hacer para decorar sus productos", rememora Sanahuja. Y es que Decopak no solo está especializado en decoración de botes de vidrio, sino también de plástico, metal o madera.
Así es cómo consiguieron dejar su sello a los lápices y bolígrafos de Staedtler. Más tarde, hicieron millones de unidades para BIC Tarragona. Con los años, pero, el sector de la escritura miró hacia Asia para abaratar costes.
Sanahuja: "La decoración del envase es vital para vender, se vende por imagen"
Por eso, la apuesta de Decopak, que ofrece mucho más que decorar un envase, se ha centrado en la cosmética i perfumería de nivel. Elabora productos únicos por marcas exclusivas que buscan diferenciarse. Por eso, ofrecen un servicio integral al cliente, desde ayudar a encontrar la mejor imagen hasta la puesta en práctica. "La decoración del envase es vital para vender, se vende por imagen", sentencia Sanahuja.
Únicos en el mundo
La innovación es un elemento que ha marcado la historia de Decopak, desde sus inicios en un taller mecánico. Esto les ha llevado a ser pioneros y únicos en el mundo en algunos diseños. Por ejemplo en la metalización de frascos de vidrio de perfumería y cosmética, con millones de unidades en el mundo, que permite añadir partes de metal en un envase, dándole así una categoría superior a la vista. "Hay que investigar mucho", señala Sanahuja.
Una de sus últimas grandes aportaciones fue recubrir con cemento un envase de vidrio de colonia. Lo hicieron con Antonio Puig, por su perfume Concrete de Comme des Garçons. Un hito para el sector sin precedentes. "Muchos lo han intentado, pero nadie lo ha conseguido. Solo lo hemos hecho nosotros", destaca el fundador de Decopak, que ha recibido reconocimientos internacionales por este producto. "La innovación y la investigación es permanente. Cada cliente que nos pide algo, es investigación constante", resume.
Una gran empresa familiar
Cuál es la clave del éxito? Albert Sanahuja lo tiene claro: "Creer en el proyecto. Si crees en el proyecto, puedes tirar adelante, también en los momentos difíciles". Momentos complicados que vivieron, por ejemplo, el 2004, cuando hicieron una gran inversión para una máquina que no les salió bien. O cuando el 2023 sufrieron un incendio en su nave de Rubí . "Lanzar la toalla es muy fácil, pero hemos tirado adelante porque hemos creído en el proyecto", enfatiza.
Y la otra gran clave lo han encontrado en el relevo generacional, a través de sus dos hijos. Su entrada, a partir del 2004, fue un punto de inflexión por el negocio para impulsar nuevos proyectos, cómo la metal·lització del vidrio. "He tenido mucha suerte con ellos dos, ha sido una oportunidad para seguir avanzando", reconoce.
El gran lujo
Todo ello ha convertido Decopak en un referente mundial en la decoración de envases de perfumería y cosmética, con diseños únicos, exclusivos y muy atractivos. No es extraño que hayan apostado por ellos marcas cómo L'Óreal, Antonio Monte, Gucci, Carolina Herrera, Jimmy Choo, Lancôme, Lacoste, Burberry, Dior, Chanel y un largo etcétera.
Y el 80% de su negocio, que está completamente centralizado en una nave de 12.000 metros cuadrados de Rubí, donde dan trabajo a 140 personas, es en la exportación. Y generan una facturación de 14 millones de euros. Pero más allá de cifras, hay el orgullo: "Cuándo viajas por el mundo, encontramos productos hechos por nosotros en todos los aeropuertos, de Buenos Aires a Tokyo pasando por Melbourne o Nueva York".