Quien no se ha preguntado nunca como lo hacen las marcas de coche para fabricar piezas idénticas por sus modelos? La respuesta la tienen negocios como DICOMOL, la empresa familiar situada en Montcada i Reixac nacida en 1979 que se dedica, principalmente, al diseño y fabricación de moldes de inyección sobre todo para el sector de la automoción. La mayoría de clientes de la compañía son multinacionales del sector del plástico que fabrican piezas como por ejemplo intermitentes o faros para grandes empresas automovilísticas a partir de los moldes que diseña y crea la firma vallesana.
El año pasado, el negocio celebró sus 35 años de vida llenos de cambios y nuevos horizontes que se han logrado con éxito. La empresa es pionera en la Formación Profesional (FP) Dual y participa en foros de patronales y Pymes. Actualmente, forma parte del Centro Tecnológico Eurecat, que absorbió la antigua fundación Ascamm y es miembro de la patronal de las empresas del sector metalúrgico, Centramos.
La compañía catalana ha visto cómo, en los últimos años, el producto barato proveniente del mercado chino comportaba una rebaja del volumen de trabajo y la pérdida de clientes. Sin embargo, últimamente ha empezado a pesar más el concepto de "calidad-precio" y el sector ha empezado a crecer. En este sentido, la empresa cuenta con un servicio de reparación y mejora de moldes y maquinaria, mejorando y haciendo más productivo el producto low coste que el cliente haya podido comprar anteriormente. De cara al futuro, la firma quiere crecer en el mercado mexicano, donde hace dos años que ha empezado a hacer relaciones laborales.
Los cambios de los años 90 y el contratiempo del mercado chino
En sus 36 años de historia, DICOMOL ha experimentado varios cambios, pero el más importante fue sin duda el de 1998, cuando por temas de desavenencias, las dos familias que impulsaron el negocio toparon en el momento que la fábrica necesitaba una regeneración industrial. Fue entonces cuando el actual gerente de la firma, Francisco Sánchez, compró el 50% del negocio que pertenecía al otro socio, absorbiendo una gran deuda que se tuvo que contrarrestar con un aumento de la capacidad productiva, más maquinaria y personal, logrando el buen ritmo de nuevo en tan sólo tres años. "La empresa tenía que tomar otro rumbo porque un negocio con dos familias puede llegar a generar conflictos. Cuando uno cruz y confía con el que hace y cuenta con el apoyo de los clientes y de un buen equipo, se puede embarcar en aventuras", asegura Sánchez.
Esta decisión se tomó cuando la economía del sector iba bien. Pero con la entrada a los 2000, llegó una nueva amenaza por el negocio: el mercado chino. La empresa vallesana tenía que contrarrestar la fuga de clientes en la China donde buscaban moldes de producción más trueque con productos low coste, y tuvo que reenfocar la fábrica "reajustando" las líneas de trabajo y "planteando" nuevos sistemas de negocio. "Pensábamos que esta moda sería un efecto bumerán y que el cliente acabaría volviendo aquí, y el tiempo nos ha dado la razón, puesto que está volviendo la actividad al sector", explica Sánchez, que asegura que el cliente ha acabado valorando el equilibrio entre la calidad y precio del producto. "El resultado de aquella fuga en la China es fruto de una mala gestión, pero los fracasos hacen mejorar", afirma Sánchez.
Diversificación del negocio y referentes en FP Dual
Los contratiempos del mercado y el periodo de crisis han obligado DICOMOL a adaptarse a las nuevas realidades de cada contexto. La empresa, en la que el 80% del trabajo se centra en el sector de la automoción, mientras que el 20% se centro sobre todo en temas eléctricos o de packaging , diseña, construye, repara y hace tareas de mantenimiento de moldes de inyección y otras tecnologías que vende a multinacionales del sector del plástico para la automoción. Estas empresas fabrican productos para marcas de coches mundiales conocidas en todo el mundo como por ejemplo intermitentes, faros o cuadros de mandos. "Somos especialistas a solucionar problemas mecánicos de moldes fabricados afuera, modificándolos y haciéndolos más productivos. Es una herramienta que nos da un valor añadido", asegura Sánchez.
En este sentido, DICOMOL también es una empresa de servicios, puesto que aprovecha las épocas flojas del negocio (Nadal y el verano) para hacer las "puestas a punto" de piezas o maquinarias de los clientes, cosa que permite que la firma vallesana no pare nunca el trabajo casi 24 horas al día. Es el que denominan "Clínica del molde de inyección", gracias al hecho que apoyan a las empresas a través de reparaciones de averías y piezas rotas. "Damos soluciones de emergencia porque un cliente no puede parar su cadena de producción", asegura Sánchez.
La empresa tiene otra rama muy diferenciada, que es la de dar formación profesional a jóvenes que salen del instituto. Un punto a favor para una Pyme, puesto que muchas empresas grandes no aplican este servicio. DICOMOL fomenta prácticas para jóvenes y es pionera en la FP Dual, formando parte de comisiones de trabajo para que esta apuesta de formación se consolide en el ámbito del sector.
Por otro lado, la firma experimenta actualmente proyectos como la fabricación de innovadores productos propios que podrían salir al mercado de cara a la primavera, como por ejemplo envases para la alimentación o productos alrededor de la puericultura. Todo ello se lleva a cabo a través de un departamento técnico que desarrolla productos que piden los clientes, a pesar de que también se utiliza ingeniería externa, puesto que los trabajadores no están especializados en según qué campos. Una vía que Sánchez asegura que da otro "valor añadido" a la empresa y una "diversificación" de productos y tareas para no quedarse "encasillados".
Futuro de cambios positivos pero con "incertidumbre política"
La empresa vallesana continúa creciente y ya planea por el 2016 trasladarse de emplazamiento para poder absorber todo el trabajo con más espacio. La planta de Montcada tiene 1.500 metros cuadrados con una plantilla de 30 trabajadores (45 si contamos todos los empleados del grupo), y la idea es aumentar la capacidad técnica del negocio y lograr los 60 trabajadores. Además, DICOMOL ya ha empezado a mirar fuera del país desde hace dos años con labores comerciales en México, donde tiene un cliente. "El mercado mexicano es muy interesante y está en alza", explica Sánchez.
Con una facturación de 3,5 millones de euros el año pasado, la firma espera seguir creciendo los próximos años. Pero, todo y los 35 clientes estables y los cerca de 70 esporádicos que tiene, el gerente de la empresa teme que la actual situación política entre Cataluña y España interceda en la estabilidad económica de la factoría, puesto que tiene mucha demanda al Estado español. "Hay una cierta incertidumbre política que esperamos que no estronqui nuestro crecimiento. Creo que todos queremos que las cosas se arreglen", afirma Sánchez, que teme que sus clientes tomen "ciertas medidas" según las decisiones políticas.
Cuando la emprendeduría acontece un éxito
"Hemos sufrido y soportado los desequilibrios del mercado y por lo tanto valoramos muy positivamente la evolución de nuestro negocio", afirma Sánchez, que decidió convertirse en un emprendedor hace 36 años abriendo su propia empresa. Una apuesta que vio reafirmada cuando adquirió toda la compañía el 1998, año a partir del cual pudo tomar sus propias decisiones para garantizar el futuro del negocio. "Al final te das cuenta que todo el mundo mira por si mismo, y únicamente tienes que pensar en el futuro de tu empresa", explica Sánchez.
En este sentido, el gerente cree que un buen emprendedor tiene que asumir algunos factores que son imprescindibles para salir adelante el negocio: "Robar muchas horas a la familia y ser profesional y honesto contigo mismo y con los clientes". Unos ítems que Sánchez cree que tienen que ir acompañados de una actitud y dedicación "óptimas" porque la empresa logre el éxito. "Se tiene que hacer el que uno realmente estime, le guste y sienta, y realizarlo con mucha pasión y con convencimiento", concluye.
Dicomol, la empresa de moldes del Vallès
Empresa familiar nacida el 1979 en Montcada i Reixac, diseña, fabrica y repara los moldes de las piezas que las multinacionales del plástico elaboran para las grandes marcas automovilísticas
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