En el sector de la e-commerce y la paquetería hay una clara tendencia hacia la entrega sostenible, que se acentúa al llegar a la última milla. Bicicletas y vehículos eléctricos son las opciones que escogen cada vez más empresas de envíos para sus riders. Pero la autonomía de estos vehículos no está pensada para las largas distancias: únicamente sirve para la última milla.
Para largas distancias, de hecho, el camión continúa siendo la opción predilecta con gran diferencia. En España, concretamente, el terrestre es el transporte de mercancías más utilizado, concretamente representa el 94,4% de los trayectos. Le sigue el marítimo, con un 3,5%, el ferroviario con un 2% y finalmente el aéreo con un irrisorio 0,005 %. En este sentido, España está muy lejos de la media europea en cuanto a uso de transporte ferroviario, situada en el 18%. Sumémosle, además, que si la incorporación del vehículo eléctrico en la sociedad está avanzando a paso lento, en el caso del camión todavía estamos en un momento muy inicial, donde se están empezando a lanzar al mercado los primeros modelos, tanto eléctricos como de hidrógeno.
Teniendo en cuenta este contexto, Mateu Chiquín y Patrick Lokkegaard, ambos ingenieros empeñados en conseguir un modelo de delivery 100 % sostenible, han pensado una vía para aportar sostenibilidad a la paquetería más allá de la última milla. El modelo que proponen es muy parecido al de BlaBlaCar: una aplicación participativa donde el usuario que tenía pensado hacer un trayecto informa del espacio disponible que tiene en su coche y transporta los paquetes de una ciudad a otra.
EcoDeliver, la marca con la que han salido al mercado, aporta un doble beneficio: "por un lado, se aprovechan viajes que ya se tenían pensado hacer y, por lo tanto, no se producen más emisiones de CO₂, y, a la vez, el conductor puede financiarse el trayecto", explica Chiquín. El conductor recibe una compensación económica por trasladar el paquete, con lo cual el trayecto le sale gratis. Eso sí, la idea es que no se genere beneficio neto más allá del trayecto porque, según Chiquín, "el transporte se profesionalizaría y ya no sería una opción de aprovechamiento de trayectos y, por lo tanto, no sería sostenible".
El triángulo de la movilidad
El objetivo de EcoDeliver es conseguir que las entregas sean 100% sostenibles. De la última milla, dentro de la ciudad, se encargarán ellos mismos con vehículos eléctricos o bicicletas, y las largas distancias las dejarán por los ecoDrivers, esta figura del transportista particular. Según las previsiones de Chiquín, inicialmente saldrán al mercado en Barcelona, con la solución de última milla, a finales del tercer trimestre del año y, añadirán Madrid y Valencia a principios del 2023 para iniciar el modelo de largas distancias.
"Hemos analizado los datos de transporte y hemos visto que los trayectos entre Barcelona, Madrid y Valencia son los más transitados, donde podemos encontrar más ecoDrivers", indica, y añade: "Hay una sinergia muy buena entre estas tres ciudades y mucha disponibilidad de viajeros". Más adelante tienen pensado sumar Zaragoza a este triángulo inicial de la movilidad. El salto internacional todavía no lo tienen previsto hacer, pero no lo descartan por un futuro: "El mismo modelo puede funcionar dentro de Francia, EE.UU. o Portugal, pero se complica al atravesar fronteras".
Pocos meses antes de iniciar el proyecto, Chiquín se muestra ilusionado: "Esperamos que la comunidad se dé cuenta del valor y la oportunidad que aporta". Sabe que "paquetes para enviar siempre hay" pero lo que ellos necesitan son viajeros, comunidad. "Cuanto más volumen de viajeros tengamos, mejor funcionará el negocio", afirma.
El despegue lo hacen impulsados por una pequeña ronda de inversión liderada por un ángel inversor, incubados por Barcelona Activa y con el reconocimiento de CaixaBank con el premio imaginPlanet Challenge. Más adelante, pero, no descartan hacer una ronda de inversión más grande, cuando tengan EcoDeliver funcionando y el mercado respondiendo, y estén preparados para escalar.