Empieza una de las precampañas más agitadas de los últimos 20 años en el F.C. Barcelona. Un final de mandato de Bartomeu con el peor fin de ciclo de los 121 años de historia del Club. No solo en lo deportivo y en lo institucional, probablemente también en lo económico.
No es fácil tratar de realizar un diagnóstico económico del paciente. Tras el contagio del Club por el Covid-19 y su impacto en las arcas monetarias, algunos médicos sugieren que sería recomendable bajar al enfermo a la UCI. De hecho, tampoco está del todo claro si unas elecciones pueden ser una vacuna o simplemente un placebo.
El F.C. Barcelona ya no puede permitirse unas elecciones centradas única y exclusivamente en el discurso deportivo. Hemos tocado fondo, sí. Pero en una institución que es todavía propiedad de sus socios, sería mucho peor tocar fondo en lo económico. Tener las siglas SAD como apellido en un Club capaz de generar ingresos por sí mismo sería una catástrofe infinitamente mayor que la marcha de Messi.
"Tener las siglas SAD como apellido en un Club capaz de generar ingresos por sí mismo sería una catástrofe infinitamente mayor que la marcha de Messi"
Debemos recordar que el paciente sigue en planta, y no en la calle. Las oficinas de Arístides Mayol necesitarán más que nunca figuras acreditadas en la gestión de empresas, o para ser más precisos, personas con experiencia solvente en el reflote de grandes empresas o instituciones. No es momento para teóricos ni gurús.
Tras la venta de Neymar al Emirato de Paris Saint Germain, el Club ingresó 222 millones de Euros, la venta más cara de la historia (Si Dios -Messi- no dice lo contrario). Ese año el Barcelona declaró unos beneficios de 18 millones de Euros. No hace falta pasar por grandes escuelas de negocios para deducir que, cerrar el año declarando beneficios por valor de “solo” 18 millones tras la venta más sonada de la historia, ese año el Barça hubiese incurrido en fuertes pérdidas. Primera señal de alarma.
Por otro lado, la piedra angular de esta Junta no es otro que el llamado Espai Barça, con una remodelación integral del estadio como joya de la corona. 700 millones de Euros -a priori- de factura final y promovido por una Junta que tachó de desorbitado el coste del proyecto de su antecesor, Joan Laporta, que estaba presupuestado en un 60% menos que el actual proyecto. El fútbol es así. 700 millones que debían ser financiados por los ya inexistentes “naming rights” del estadio y por un fondo de armario económico que al parecer ha pasado a mejor vida. ¿La solución? Llamar a Goldman Sachs para pedir prestado el dinero de la construcción de la nueva casa. A muchos le sonará a frase de la España de 2006. Segunda señal de alarma.
Tercera y última señal de alarma, la masa salarial. Si su empresa gastara un 70% del presupuesto en salarios, como empresario conciliaría difícilmente el sueño. La realidad es que, tras el golpe del coronavirus, el Barça podría superar con muchas creces ese porcentaje en el presupuesto de la siguiente temporada. Lo preocupante es que, sin coronavirus, esta situación no distaba demasiado. Como resultado: operación salida de los pesos pesados. Por no mencionar que la salida de Messi arreglaría las cuentas en una Junta que presentaba pérdidas y según como fuesen los números presentados en Asamblea de compromisarios, podrían llegarse a ejecutar los avales de los directivos del Club. Esto de ejecutar avales igual les suena a la España de 2009.
"En las próximas elecciones lo deportivo será importante, lo económico será muy urgente"
De cara a las próximas elecciones, necesitaremos candidatos a quienes no se les vincule de primeras con super fichajes que hagan decantar el voto. Lo deportivo será importante, lo económico será muy urgente. Sin reordenación de las cuentas y la generación de nuevos ingresos es imposible llevar a cabo un proyecto deportivo. Talento en el césped, pero también en los despachos. Nadie quiere que el Barça acabe siendo una “BlackBerry” del fútbol que, tras años de ser un producto estrella, ahora solo vive del recuerdo.