"Comenzamos a diseñar un mobiliario con el objetivo de crear un proyecto circular, aprovechando recursos y materiales de manera sostenible. Con el sector educativo como foco, nos planteamos reutilizar mesas y sillas antiguas para transformarlas en nuevas. Así, investigamos qué materiales podíamos utilizar para dar una nueva vida a los muebles viejos, implicando también al sector educativo en este proceso", explica Anna Fornt, directora del Grupo Efebé, a VIA Empresa. Esta idea llevó a Fornt a darse cuenta de que el plástico reciclado es una opción fundamental para dar diversos usos al mismo material y, de esta manera, convertir tapones y botellas de plástico en sillas y pupitres.
Ante este escenario, hace un año nació el proyecto CtoC, una iniciativa de restauración de mobiliario escolar que convierte tapones y botellas de plástico en sillas y pupitres. El objetivo es dar una segunda vida al material escolar, fomentar la economía circular, involucrar a la comunidad educativa y colaborar con entidades sociales del tercer sector. Sin embargo, el proyecto no salió al mercado hasta el pasado mes de octubre, cuando se presentó en la Barcelona Design Week. "Con el proyecto CtoC, queríamos demostrar que la economía circular puede ser más que una idea: puede convertirse en una solución concreta para las escuelas", destaca Fornt.
El objetivo es dar una segunda vida al material escolar, fomentar la economía circular, involucrar a la comunidad educativa y colaborar con entidades sociales del tercer sector
Fornt destaca que el proyecto se fundamenta en cuatro fases principales. La primera es la recolección de tapones y botellas de plástico por parte de las escuelas, que se envían a una empresa especializada para elaborar planchas prensadas de plástico reciclado, las cuales sustituyen la madera. La segunda fase implica la recogida de material escolar en desuso, como sillas y pupitres. La tercera, a través de centros especiales de trabajo, se desmonta la estructura de estos muebles, extrayendo herrajes y tapones, y realizando el decapado del material. Finalmente, la cuarta fase es la fabricación: a partir del plástico recogido y las planchas prensadas, estas se cortan a medida. En este punto, las escuelas pueden elegir los acabados de diseño y los colores deseados para adaptarse a las estructuras de las sillas y pupitres, ya sea para el asiento, el respaldo o el escritorio.
Diseño, sostenibilidad y responsabilidad social
Para la directora de Grup Efebé, empresa experta en diseño, adecuación, equipamiento y mantenimiento de escuelas y otros entornos como oficinas y residencias, este proyecto no solo transforma mobiliario en desuso en piezas funcionales y sostenibles, sino que también genera oportunidades laborales y fomenta una mayor conciencia en la comunidad educativa. El equipo del proyecto CtoC, formado por cuatro personas y con sede en Barcelona, tiene como objetivo no solo transformar el aspecto de las aulas, sino crear espacios más cómodos para los estudiantes, al mismo tiempo que promueve la sensibilización sobre la vida útil de los materiales y el consumo responsable, integrando estos valores en los proyectos educativos del centro.
Esta iniciativa está profundamente comprometida con la sostenibilidad y la reutilización. Además, el proyecto CtoC apuesta por los proveedores de proximidad. La recogida del mobiliario escolar la realiza Saó Prat, entidad especializada en la reinserción laboral de jóvenes en riesgo de exclusión. La Fundación Rubricatus se encarga del decapado, pintado y retirada de herrajes de las sillas, mientras que Esclat Centri Educatiu se responsabiliza del corte ergonómico de las piezas de plástico reciclado y del montaje final. La transformación del plástico en planchas ergonómicas y sostenibles la realiza Plàstic Preciós La Safor, una organización sin ánimo de lucro comprometida con la sostenibilidad y la concienciación ambiental.
La empresa catalana, con un volumen de facturación de 3 millones de euros en 2024, prevé que el año 2025 será el año de consolidación y no de crecimiento
El concepto de CtoC promete ser un éxito rotundo. Actualmente, las escuelas Teresianas son su cliente principal, pero están trabajando con cuatro entidades más, consolidando así su crecimiento desde el lanzamiento a escala nacional este año. La empresa catalana, con un volumen de facturación de 3 millones de euros en 2024, prevé que el año 2025 será el año de consolidación y no de crecimiento, con el objetivo de abrir mercado en Portugal.