27
de Enero
de
2015
Cuando una empresa adquiere otra por la simbólica cantidad de un euro, los titulares de los diariosvan llenos. Los casos de las ventas de Inoxcrom, Nueva Rumasa o Taurus esconden historias de crisis o pésima gestión. Se trata de un tipo de operación que llama la atención y, en realidad, no disponible para todos los bolsillos.
David Avilés, profesor de derecho mercantil de la Universitat de Barcelona, explica a VIAempresa que estos casos sólo ocurren cuando una empresa no puede afrontar los pasivos o no puede hacer frente a las obligaciones a corto plazo. "Cuando el comprador paga un euro de manera simbólica por las acciones de una empresa, se asumen los pasivos, es decir, las deudas y obligaciones". Es por este motivo que no todo el mundo quien tiene un euro en la mano puede adquirir una empresa por este precio: "En realidad se compra la diferencia entre activos y pasivos ", matiza Avilés.
Abanicas a precio de saldo: riesgos, éxito y fracaso
A guisa de ejemplo, el caso de Inoxcrom ilustra la compraventa de accionariado de una empresa en crisis por un euro. La familia Vaqué vendió el 100% de Inoxcrom por un euro al empresario logístico Alberto Novel Llobet, que presentó en 2009 un plan de refuerzo financiero, viabilidad industrial e impulso comercial que "convenció" a los accionistas mayoritarios, a sus asesores y al comité de empresa.
Las hermanas Vaqué -hijas del fundador Manuel Vaqué y hasta entonces accionistas mayoritarias- mantendrían los créditos personales y los avales existentes para apoyar el proceso hasta dos años más tarde.
Alberto Novel asumió la presidencia ejecutiva de Inoxcrom y en octubre de aquel mismo año entraron en concurso de acreedores y el empresario desapareció dejándola en manso de Sebastià Coltet. Hoy, los trabajadores de la empresa de bolígrafos se han constituido en una cooperativa, Inoxgrup, que explota la marca mientras la histórica empresa, ahora Inoxcrom Internacional, tiene la unidad productiva.
Otro caso, algo más antiguo, es Taurus. El año 1993 la Generalitat rescató al precio simbólico de una peseta esta empresa de pequeños electrodomésticos. Hoy, Taurus es una de las empresas catalanas con más crecimiento en el ámbito internacional, con la innovación como bandera: siete centros de R D y 250 productos nuevos cada año avalan su estrategia.
La empresa de molinillos de café y secadores creada hace 52 años por la familia Betriu, en un garaje del pueblo de Oliana (Alt Urgell) se ha convertido en un grupo con 16 marcas, 12 filiales propias y 2.500 trabajadores en todo el mundo, 300 de los cuales están en la sede de Oliana.
Esconder el imperio empresarial
El objetivo de los compradores no es otro que intentar reflotar estas marcas, aunque la polémica persigue a estas operaciones, porque en más de una ocasión tanto compradores como vendedores acaban a los juzgados. La mala prensa de este tipo de compraventas se produce cuando el traspaso se hace no sólo para evitar responsabilidades ante una mala gestión, sino también para ocultar patrimonio, incurriendo en un delito de alzamiento de bienes. Transacciones como la venta de Nueva Rumasa o Marsans al empresario Ángel de Cabo, especializado en reestructuraciones, no han ayudado a mejorar su imagen. De hecho, de Cabo ha sido condenado a responsabilizarse de parte de las deudas del grupo turístico.
Una de las operaciones de este tipo más sonada y controvertida fue, precisamente, Nueva Rumasa. La familia Ruiz Mateos se deshizo en 2011 de buena parte de su imperio empresarial por 19 euros. Esta es la cifra simbólica que pagó por las empresas de Cabo, de Back in Business, Zendia Hispania y Gerbersa Inversiones, entre otros, por 19 empresas del holding Nueva Rumasa, 18 de ellas con capital en Belice.
Entre las empresas vendidas al polémico empresario figuraban Inversiones Ruiz Mateos, Nueva Rumasa y Badajera, empresas que sirvieron para canalizar el dinero de los inversores de pagarés y participaciones. Eso sí, a pesar de que reglada, Del Cabo se hizo cargo de un grupo empresarial con 1.500 millones de pasivo y centenares de acreedores. Ruiz Mateos ingresó en prisión en 2012 y los inversores todavía no han visto ni un céntimo de su dinero.
Bancos y cajas, un caso aparte
Avilés diferencia tres casos en que estas operaciones que producen jugosos titulares se producen: "El caso de los bancos y las cajas es un caso que se tiene que diferenciar de las adquisiciones de empresas en el libre mercado o las empresas en concurso de acreedores". La gestión que sehace posteriormente puede acontecer de muchas maneras: fusiones, grupos empresariales, cooperativas, éxito o quiebra.
Según dice el profesor, "la situación que se produjo con bancos y cajas es diferente, pues en este caso un supervisor como el Banco de España pone las condiciones y monitoritza la operación".
Los casos del Banco de Valencia o la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), en qué Caixabanc y el Sabadell, respectivamente, hicieron la simbólica transacción, por mucho que el Banco de España hubiera rescatado las cajas, "la deuda se tiene que pagar de todos modos" dice el profesor de la UB.
La época del rescate bancario y las siguientes reestructuraciones provocaron la caída del Banco de Valencia. Caixabank lo adquirió por un euro. Toda la deuda de la entidad lo asumió el Estado, unos 5.500 millones de euros. Desde el punto de vista de La Caixa, la adquisición del Banco de Valencia abrió la puerta al mercado valenciano, donde su volumen de negocio era del 6,1% del 16,5% que tiene al conjunto del Estado. La Caixa adquirió, así, un negocio que tenía 50.000 empresas entre sus 400.000 clientes.
Otra víctima de la desmembración del sistema de cajas del País Valenciano fue la CAM. Después de un tira y afloja con otras cajas para integrarse en una nueva entidad, dada la mala situación de la CAM, la caja con sede en Alicante se quedó sola.
Al ser nacionalizado por el Estado se realizó un proceso de compra por parte del Banco Sabadell que se completó el 1 de junio del 2012 con la adquisición de Banco CAM por el precio simbólico de un euro.
Por lo tanto este tipo de operación "no es puramente un saldo", subraya Avilés. Aún así, "adquirir una deuda puede ser muy atractivo", añade. Avilés pone el ejemplo de una empresa que adquiere otra de la competencia: "Si sabes como gestionar los activos de la empresa, como usar el personal, aquello que gana el comprador no solamente es una deuda, sino una gran oportunidad".
David Avilés, profesor de derecho mercantil de la Universitat de Barcelona, explica a VIAempresa que estos casos sólo ocurren cuando una empresa no puede afrontar los pasivos o no puede hacer frente a las obligaciones a corto plazo. "Cuando el comprador paga un euro de manera simbólica por las acciones de una empresa, se asumen los pasivos, es decir, las deudas y obligaciones". Es por este motivo que no todo el mundo quien tiene un euro en la mano puede adquirir una empresa por este precio: "En realidad se compra la diferencia entre activos y pasivos ", matiza Avilés.
Abanicas a precio de saldo: riesgos, éxito y fracaso
A guisa de ejemplo, el caso de Inoxcrom ilustra la compraventa de accionariado de una empresa en crisis por un euro. La familia Vaqué vendió el 100% de Inoxcrom por un euro al empresario logístico Alberto Novel Llobet, que presentó en 2009 un plan de refuerzo financiero, viabilidad industrial e impulso comercial que "convenció" a los accionistas mayoritarios, a sus asesores y al comité de empresa.
Las hermanas Vaqué -hijas del fundador Manuel Vaqué y hasta entonces accionistas mayoritarias- mantendrían los créditos personales y los avales existentes para apoyar el proceso hasta dos años más tarde.
Alberto Novel asumió la presidencia ejecutiva de Inoxcrom y en octubre de aquel mismo año entraron en concurso de acreedores y el empresario desapareció dejándola en manso de Sebastià Coltet. Hoy, los trabajadores de la empresa de bolígrafos se han constituido en una cooperativa, Inoxgrup, que explota la marca mientras la histórica empresa, ahora Inoxcrom Internacional, tiene la unidad productiva.
Otro caso, algo más antiguo, es Taurus. El año 1993 la Generalitat rescató al precio simbólico de una peseta esta empresa de pequeños electrodomésticos. Hoy, Taurus es una de las empresas catalanas con más crecimiento en el ámbito internacional, con la innovación como bandera: siete centros de R D y 250 productos nuevos cada año avalan su estrategia.
La empresa de molinillos de café y secadores creada hace 52 años por la familia Betriu, en un garaje del pueblo de Oliana (Alt Urgell) se ha convertido en un grupo con 16 marcas, 12 filiales propias y 2.500 trabajadores en todo el mundo, 300 de los cuales están en la sede de Oliana.
Esconder el imperio empresarial
El objetivo de los compradores no es otro que intentar reflotar estas marcas, aunque la polémica persigue a estas operaciones, porque en más de una ocasión tanto compradores como vendedores acaban a los juzgados. La mala prensa de este tipo de compraventas se produce cuando el traspaso se hace no sólo para evitar responsabilidades ante una mala gestión, sino también para ocultar patrimonio, incurriendo en un delito de alzamiento de bienes. Transacciones como la venta de Nueva Rumasa o Marsans al empresario Ángel de Cabo, especializado en reestructuraciones, no han ayudado a mejorar su imagen. De hecho, de Cabo ha sido condenado a responsabilizarse de parte de las deudas del grupo turístico.
Una de las operaciones de este tipo más sonada y controvertida fue, precisamente, Nueva Rumasa. La familia Ruiz Mateos se deshizo en 2011 de buena parte de su imperio empresarial por 19 euros. Esta es la cifra simbólica que pagó por las empresas de Cabo, de Back in Business, Zendia Hispania y Gerbersa Inversiones, entre otros, por 19 empresas del holding Nueva Rumasa, 18 de ellas con capital en Belice.
Entre las empresas vendidas al polémico empresario figuraban Inversiones Ruiz Mateos, Nueva Rumasa y Badajera, empresas que sirvieron para canalizar el dinero de los inversores de pagarés y participaciones. Eso sí, a pesar de que reglada, Del Cabo se hizo cargo de un grupo empresarial con 1.500 millones de pasivo y centenares de acreedores. Ruiz Mateos ingresó en prisión en 2012 y los inversores todavía no han visto ni un céntimo de su dinero.
Bancos y cajas, un caso aparte
Avilés diferencia tres casos en que estas operaciones que producen jugosos titulares se producen: "El caso de los bancos y las cajas es un caso que se tiene que diferenciar de las adquisiciones de empresas en el libre mercado o las empresas en concurso de acreedores". La gestión que sehace posteriormente puede acontecer de muchas maneras: fusiones, grupos empresariales, cooperativas, éxito o quiebra.
Según dice el profesor, "la situación que se produjo con bancos y cajas es diferente, pues en este caso un supervisor como el Banco de España pone las condiciones y monitoritza la operación".
Los casos del Banco de Valencia o la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), en qué Caixabanc y el Sabadell, respectivamente, hicieron la simbólica transacción, por mucho que el Banco de España hubiera rescatado las cajas, "la deuda se tiene que pagar de todos modos" dice el profesor de la UB.
La época del rescate bancario y las siguientes reestructuraciones provocaron la caída del Banco de Valencia. Caixabank lo adquirió por un euro. Toda la deuda de la entidad lo asumió el Estado, unos 5.500 millones de euros. Desde el punto de vista de La Caixa, la adquisición del Banco de Valencia abrió la puerta al mercado valenciano, donde su volumen de negocio era del 6,1% del 16,5% que tiene al conjunto del Estado. La Caixa adquirió, así, un negocio que tenía 50.000 empresas entre sus 400.000 clientes.
Otra víctima de la desmembración del sistema de cajas del País Valenciano fue la CAM. Después de un tira y afloja con otras cajas para integrarse en una nueva entidad, dada la mala situación de la CAM, la caja con sede en Alicante se quedó sola.
Al ser nacionalizado por el Estado se realizó un proceso de compra por parte del Banco Sabadell que se completó el 1 de junio del 2012 con la adquisición de Banco CAM por el precio simbólico de un euro.
Por lo tanto este tipo de operación "no es puramente un saldo", subraya Avilés. Aún así, "adquirir una deuda puede ser muy atractivo", añade. Avilés pone el ejemplo de una empresa que adquiere otra de la competencia: "Si sabes como gestionar los activos de la empresa, como usar el personal, aquello que gana el comprador no solamente es una deuda, sino una gran oportunidad".