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Empresas y espacio público: urbanismo 'win-win' postpandemia

La Covid-19 evidencia la necesidad de contar con espacios más anchos en las ciudades. València es un ejemplo y beneficia especialmente a empresas que operan en la calle y en la economía del hábitat

La renovada plazco̧a de el Ayuntamiento de Valencia | @TransitValencia
La renovada plazco̧a de el Ayuntamiento de Valencia | @TransitValencia
València
12 de Mayo de 2020
Act. 12 de Mayo de 2020

El cambio de signo político en el Ayuntamiento de València en 2015 iba de la mano de un nuevo paradigma urbanístico basado en este orden de prioridades en la movilidad: primero, peatones a pie; segundo, bicicletas; tercero, transporte público; cuarto y último, vehículos privados. En cinco años ha impulsado la conversión de zonas para peatones y la mejora de la red de carriles-bici.

 

L'alcalde Ribó i el regidor Grezzi, en la plaça de l'Ajuntament de València | AJuntament de València
El alcalde Ribó y el concejal Grezzi, en la plaza de l'Ajuntament de València | Ajuntament de València

 

 

Ahora, en plena crisis del Covid-19 en la cual tenemos que mantener las distancias interpersonales, coge bastante el debate de ganar espacio público en las ciudades y València acelera sus planes en puntos emblemáticos: este martes finaliza la conversión de la plaza del Ayuntamiento en espacio para peatones y próximamente lo hará la plaza de la Reina. Con este proceso se elimina drásticamente los carriles para vehículos privados en la calle Colom, a la avenida Peset Aleixandre o a la avenida del Puerto, que desemboca en la mar. ¿Cómo puede afectar y beneficiar a las empresas una ciudad más amable?

 

El paradigma de La Marina de València

En València hay un paradigma claro de simbiosis entre intereses empresariales e intereses ciudadanos. Hablamos de La Marina de València, un punto que en 2000 cogió una personalidad propia para albergar grandes acontecimientos: la America's Cup y la Fórmula 1. Supuso un rápido desarrollo de infraestructuras, pero pronto buena parte de ellas pronto quedaron vacías y se convirtieron en símbolo del despilfarro de dinero público. Fruto de esas inversiones, y gracias a un viraje en la dirección del Consorcio Valencia 2007 -entidad pública que gestiona Marina-, hoy presume de ser un importante polo empresarial y tecnológico y un espacio muy acogido por la ciudadanía.

Destaca la Marina de empresas, un gran clúster de formación de empresarios y de apoyo a emprendedores que integra EDEM, Lanzadera y Angels. También hay que destacar la presencia de Bankia Fintech by Innsomnia, la primera aceleradora colaborativa fintech del estado español; La Base Alinghi, antiguo edificio del equipo suizo de la Copa América que se ha reconvertido en contenedor de las industrias creativas y culturales; o el Veles e Vents, un icono moderno de la fachada marítima de València que ahora es una referencia del sector gastronómico, con una combinación de restaurantes, espacios culturales y formación -Escuela de Hostelería-, de la mano de Heineken España y Grupo La Sucursal.

Todo esto, como decíamos, se ha combinado con un punto de encuentro muy apreciado por la ciudadanía: se han adecuado los espacios abiertos para la celebración de conciertos y otras actuaciones, pistas deportivas, recorridos para pasear a pie y en bici e incluso se ha creado una piscina natural en las aguas del puerto.

El arquitecto Boris Strzelczyk afirma que en la Marina "se ha apostado por la pequeña empresa y por crear un 'hub' tecnológico" frente a "grandes inversores extranjeros que querían privatizarla"

El arquitecto Boris Strzelczyk, que compagina el trabajo con el estudio con los tours guiados en València dentro de la red internacional Guiding Architects, valora positivamente la tarea realizada en la Marina donde "se ha apostado por la pequeña empresa y por crear un hub tecnológico" frente a "grandes inversores extranjeros que querían privatizarla". Cita La Marina del Puerto de Barcelona como ejemplo que considera que está "en manos de un capital con dudoso regreso para la economía local": "Se tiene que tener en cuenta los puestos de trabajo que crean las empresas y el valor añadido que ofrece en la ciudad. El de La Marina de València es un proceso más lento y complicado, pero creo que es bueno atraer empresas tecnológicas y know-how".

Un espacio público enriquecido por la actividad económica

Dejamos el puerto y vamos a la ciudad. En cinco años se han llevado a cabo algunas conversiones de zonas de peatones en puntos con una intensa actividad comercial. Es el caso del entorno del Mercado Central y la Llotja, así como muchos calles del centro histórico (El Carme). En un principio las actuaciones -el llamado urbanismo táctico, que no comporta obras- suscitaron recelos de parte de los comerciantes; pero el tiempo ha demostrado que ha aumentado la afluencia de peatones, tanto de vecinas de la ciudad como de turistas. Todos son, en definitiva, potenciales clientes. "Los consumidores no llegan sólo en coche, también llegan paseando", sostiene el arquitecto Strzelczyk.

El economista y director estratégico de Marina, Ramon Marrades, defiende que se ha "de entender" que "la actividad privada y la pública a la cota cero se refuerza mutuamente": "Necesitas escaparates y fachada porque el espacio público sea interesante y tenga usos durante distintas horas del día. Es más interesante una plaza donde tienes un bar, unas tiendas y un horno, que una que alrededor sólo tiene oficinas. Tenemos que hablar más de cota cero, no tanto de espacio público o privado". "A veces se plantea una falsa dicotomía, y aunque nuestro objetivo como gestores públicos es maximizar el uso público, las dos cosas se pueden compatibilizar. Mucha actividad empresarial, especialmente la comercial, se refuerza de la visibilidad", opina.

Marrades: "Es más interesante una plaza donde tienes un bar, unas tiendas y un horno, que una que alrededor sólo tiene oficinas. Tenemos que hablar más de cota cero, no tanto de espacio público o privado"

En la misma línea se pronuncia la arquitecta y actual asesora técnica de la Generalitat Valenciana, María Oliver: "Si hay más gente paseando, se le da más vida en los espacios. Dentro de un equilibrio, cuanta más gente haya a la calle, más pasarán por los comercios. Son oportunidades de los empresarios para relacionarse con la gente de una manera muy fluida". "No es lo mismo una tienda que sale un poco a la calle, que una que está totalmente cerrada; pasa el mismo con un bar. No me parece mal, da vida en la calle, pero se tiene que encontrar un equilibrio. El problema es cuando una terraza no te deja pasar por una calle o está en un horario que no te permite descansar", añade. Igualmente, recalca que en València "la vida de barrio funciona muy bien con un comercio de proximidad donde la gente se conoce y se cuida".

Rodeos señala que con la crisis se ha evidenciado "la importancia del comercio de proximidad y la microempresa en la relación al tejido urbano: Cualquier solución de mejora de la calidad de la ciudad y del espacio público tiene unas repercusiones muy positivas en el tejido de la economía de proximidad, que es prácticamente una extensión del espacio público, el cual no se puede entender sin cafeterías, fruiterías o tiendas de ropa".

El economista defiende el modelo de ciudad mediterránea "de usos diversos, espacio público y proximidad de comercio", que favorecen tener cubiertas las necesidades básicas a pocos metros de allá donde se vive y en su opinión "parten de una ventaja respecto a otras como los suburbios exteriores americanos o la ciudad destinada estrictamente al turismo". Igualmente cree que la pandemia ha demostrado "qué ciudad se ha creado de poca calidad" en València, "especialmente en las islas de viviendas": "Hay muchas quiebras sistémicas, bloques enteros de apartamentos que, por ejemplo, se han destinado a AirBnB y en estos momentos están absolutamente vacíos".

Empresas en la calle y economía del hábitat

Ciudades amables para estar, pasear o ir en bici invitan a pasar tiempo en la calle. Esto hace que las empresas busquen nichos de negocio allá donde le gusta estar a la gente. Es el caso del bike rental, donde fuentes del sector aseguran que antes de 2015 había entre dos y cuatro negocios dedicados a esto y hoy serían una treintena con un parque de cerca de 2.500 bicicletas; pero no sólo, también está para ver como afectará el resto de sharings -moto, patinetes eléctricos- en un momento de crisis donde muchos se pueden pasar al alquiler por economía y comodidad. A esto sumaríamos la gran cantidad de tours que han proliferado en València y que enseñan la ciudad desde diferentes puntos de vista.

Ramon Marrades cree que "toda la industria relacionada con el espacio público tiene una potencialidad increíble". Y va un paso más allá: "La crisis nos afectará mucho, pero todavía hay un capital que se puede reconvertir en actividades más productivas. Hay un sector muy amplio, el de la economía del hábitat, que va desde el diseño a la arquitectura, las energías renovables, la movilidad sostenible o el urbanismo, que pienso que será un sector en crecimiento".

Llega el momento de la economía del hábitat: va desde el diseño a la arquitectura, las energías renovables, la movilidad sostenible o el urbanismo

Además, destaca que "es un sector donde el País Valencià tiene una ventaja competitiva" y cita la relevancia de empresas de la cerámica y del mueble, así como la elección de València como Capital Mundial del Diseño para 2020. "Es casi perfecto si sabemos aprovechar esa industria. Está probado que una ciudad con más calidad del espacio público tiene un impacto positivo importando en la actividad económica", sentencia.

Un atractivo indirecto para atraer talento

Entender el urbanismo como una herramienta para construir una ciudad amable no sólo repercute en ganancias directas a las empresas que operan a pie de calle. También es un atractivo para los trabajadores, un aspecto fundamental en la investigación de talentos, tarea ardua en algunos sectores. Lo dejó claro el socio director de S2 Group, Miguel Ángel Juan, hace unos meses a una comida con empresarios en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunidad Valenciana (COIICV): "No crecemos más rápidamente porque no contratamos más gente. Tenemos una rotación rápida, ahora es complicado retener talento en base de salario. En nuestra empresa tenemos objetivos, no horarios: la gente entra y sale cuando quiere. Y estamos en la ciudad porque es más fácil llegar a las oficinas, puedes coger el transporte público y no necesitas coche, a pesar de que en las afueras sería más rentable".

María Oliver: "Como ciudadano, a veces nos olvidamos que cuando estamos trabajando también estamos viviendo"

"Una ciudad más amable la vivimos todos y todas. Esto como empresario ya es un beneficio, y como ciudadano, a veces nos olvidamos que cuando estamos trabajando también estamos viviendo. Una ciudad más viva es una ciudad donde es hacen más cosas", apunta la arquitecta María Oliver. En este sentido, Strzelczyk explica que cada vez en más países, y especialmente en los perfiles laborales más demandados, se ofrecen "valores añadidos" al puesto de trabajo, entre los cuales están las vacaciones, la flexibilidad horaria y también el confort de la ciudad.

La plaça de l'Ajuntament de València finalitza aquest dimarts les obres de peatonalització | Ajuntament de València Premsa
La plaza de l'Ajuntament de València finaliza este martes las obras de peatonalización | Ajuntament de València Premsa

 

 

"Es importante la calidad del puesto de trabajo físico, si la oficina tiene vistas a un parque o a una arteria con mucho tránsito. O si el trabajador puede ir al trabajo andando desde casa. El rendimiento de un trabajador es mucho menor en un espacio incómodo y menos agradable. El ejemplo son las tecnológicas americanas, que ofrecen grandes centros de trabajo, aunque a veces exagerados", observa el arquitecto y añade: "Invertir en espacio público tiene unas consecuencias positivas para toda la economía".