Cómo en un sándwich, entre las generales y las municipales y europeas, tenemos las elecciones a las Cámaras de comercio que empiezan este 2 de mayo. A la de Barcelona, con diferencia la más importante, es la primera vez desde el 1991 que hay más de un candidato a la presidencia. El 91 hubo una reñida batalla entre Joan Gaspart, que representaba la continuidad con la anterior presidencia del constructor Josep Maria Figueras, y Antoni Negre, el más renovador, a la junta del cual, por cierto, figuraba el actual candidato a la presidencia Enric Crous.
El aggiornamento en el contexto olímpico: prestigio e influencia
El primer mandato de Negre sirvió para poner al día una institución con trabajadores con estatus de funcionarios, la mayoría más preocupados para asegurar los generosos complementos a la jubilación que para servir las empresas de la demarcación. Una institución cerrada en sí misma pero que servía para colocar determinados miembros del pleno en consejos de administración y organismos parapúblicos vinculados al respectivo sector. Desde la Fira al Port de Barcelona.
"El 91 hubo una reñida batalla entre Joan Gaspart, que representaba la continuidad con la anterior presidencia del constructor Josep Maria Figueras, y Antoni Negre, el más renovador, a la junta del cual, por cierto, figuraba el actual candidato a la presidencia Enric Crous"
Los cambios internos promovidos, a veces de forma abrupta y sectaria, y la inesperada derrota de los partidarios de Gaspart provocó unos meses de continuos estira-y-afloja en los plenos de la entidad, acontecido un tipo de parlamento para el cual no estaba concebido. La paz llegó cuando los sectores más vinculados a los negocios de la ciudad –hostelería, comercio...- y que veían con pesadumbre el acercamiento de la Cambra al ayuntamiento socialista, obtuvieron un nuevo instrumento para velar por su sector y por sus intereses: Turisme de Barcelona. Gaspart fue nombrado presidente -todavía lo es ahora- y el nuevo organismo que durante muchos años ha hecho una excelente tarea para promover el turismo en la ciudad, se acordó financiarlo conjuntamente con recursos municipales y empresariales, estos aportados generosamente por la Cambra de Comerç.
Se comenzó entonces un modelo de entidad que ha sido válido y en funcionamiento hasta que la reforma de JoséLuís Rodríguez Zapatero eliminó las cuotas empresariales obligatorias. Elevada influencia a través del análisis de la coyuntura económica, de las inversiones públicas y de la política económica, un esfuerzo para prestar más servicios y más reales a las empresas de la demarcación –sobre todo en el ámbito de comercio exterior- y una notable ambición para impulsar proyectos de colaboración publico-privada. Alguno de frustrado de tan ambicioso como por ejemplo el de participar en la gestión del aeropuerto, siguiendo el modelo francés, pero que en este caso sirvió para impulsar un organismo que ha tenido un importante papel en el desarrollo de las conexiones intercontinentales del aeropuerto, el Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas.
La necesidad de focalizar los esfuerzos
Esta amplia introducción histórica pretende servir, sobre todo, situar en su justa mide a la Cambra actual y orientarnos sobre que podemos esperar en un futuro y qué propuestas son ilusorias. Es evidente que hace falta una puesta al día de la gran mayoría de entidades empresariales y patronales. La globalización, el acelerado cambio tecnológico, oligopolización de los mercados, los cambios en los patrones de consumo y el empobrecimiento de las clases medianas son unos cuántos de los nuevos retos que tiene que encarar nuestro tejido empresarial. Unos empresarios, profesionales y autónomos que de manera parecida al conjunto de la sociedad, exigen más y mejores servicios, canales efectivos de participación y de apoderamiento, transparencia, honestidad y una renovada ética del poder.
Aún así, en el principal debate entre candidatos, organizado por VIA Emresa, parecía que todos se pensaran que la Cambra puede ejercer de Conselleria d'Empresa en pequeño. Tantos eran los ambiciosos objetivos de modernizar el tejido empresarial catalán que se propugnaban desde cada candidatura. Y aunque la Cambra durante muchos años se ha considerado más que una cámara, el centro del mundo empresarial, sus recursos y sus posibilidades de actuación son muy limitadas por muy bien que lo pueda hacer. En este sentido, valdría más focalizar estos recursos en uno o dos objetivos muy transversales y muy elegidos que no hacer una política de perdigonada que no tendrá ninguna incidencia real.
"En el principal debate entre candidatos, organizado por VIA Empresa, parecía que todos se pensaban que la Cambra puede ejercer de Conselleria d'Empresa en pequeño"
En este mismo debate, sorprendentemente, no hubo ninguna referencia a los múltiples organismos donde la Cambra tiene presencia ni, todavía menos a las políticas a impulsar desde ellos. A la pregunta del público si la tarea de Turisme de Barcelona se limitaría a la promoción como hasta ahora o si se comprometería con conseguir una adecuada conveniencia del turismo con la ciudad, nadie parecía saber de que iba o, si lo sabía, prefirió no mojarse.
Superar el callejón sin salida de la reforma Zapatero
Otro tema sorprendentemente ausente del debate es la normativa que regula las cámaras, el grande triunfo liberalizador del gobierno Zapatero. Una medida populista como la mayoría de las suyas y, a la vez, profundamente centralista en la medida que creó la Cámara de España. La presidencia de esta entidad fue encomendada a JosepLluís Bonet, el único empresario catalán de primera fila que se había manifestado repetidamente y públicamente a favor de las tesis de la unionismo. Un empresario que, a estas alturas, se ha quedado sin las dos principales plataformas que tenía, la presidencia de la Fira de Barcelona y el control de Freixenet, ahora en manos alemanas.
"La adopción de un modelo a medio camino entre el anglosajón –por la adscripción voluntaria- y el continental –por una utilidad pública reconocida formalmente- han colocado las cámaras en un callejón sin salida, la salida del cual tendría que ser el tema principal del debate"
La adopción de un modelo a medio camino entre el anglosajón –por la adscripción voluntaria- y el continental –por una utilidad pública reconocida formalmente- han colocado las cámaras en un callejón sin salida, la salida del cual tendría que ser el tema principal del debate. Con el margen de maniobra que Zapatero había dejado, la Generalitat anunció repetidamente una ley de cámaras catalanas, el redactado inicial de la cual promovido por el Conseller Baiget fue rechazado por las entidades. Como el previsto cambio de normativa había congelado las elecciones, la Consellera actual, con buen criterio, se ha apresurado a convocarlas para que no se eternizaran los equipos directivos vigentes y ha introducido el cuestionado voto electrónico en un intento –veremos con qué éxito- de ampliar la migradísima participación de las empresas en las elecciones camerals.
Grandes empresas y Cambra, convivir sin mediatitzar
Evidentemente, uno de los efectos perversos de la normativa Zapatero ha sido la sobrerepresentación otorgada a las grandes empresas que han accedido a aportar substancioses cuotas, al menos de 75.000 euros –en todo caso, mucho menos del que pagaban antes con la cuota obligatoria- para la financiación de la Cámara. Y nos podríamos encontrar que un candidato que no hubiera obtenido la mayoría de los 40 electos llegara a la presidencia gracias a los 14 votos -20 contando las representaciones patronales- corporativos. Pronto saldremos de dudas y veremos con qué responsabilidad actúan unos y otros.
Ahora, en cualquier caso, no es recomendable que se vuelva a aquella dinámica de mayorías y minorías agriamente enfrentadas de hace 25 años y que es muy preferible llegar a situaciones de acuerdo, aunque no cumplan al cien por cien las expectativas de nadie. Y en todo caso, hay que encontrar una fórmula que permita que las grandes empresas continúen asumiendo su responsabilidad empresarial ante las pequeñas y medias a través de la cámara sin condicionar la independencia de criterio y de actuación.
"Las Cámaras son todas un organismo extremadamente presidencialista, tanto por la configuración formal como por la práctica diaria"
Hablábamos del eternització de los equipos directivos pero en realidad tendríamos que hacerlo de los presidentes. El actual presidente marchará con 17 años de mandato. Y es que las Cámaras son todas un organismo extremadamente presidencialista, tanto por la configuración formal como por la práctica diaria. Cargos electos sin remuneración, la dedicación que implica la presidencia sólo puede ejercerla un empresario que ya ha delegado la mayor parte de las responsabilidades en su equipo directivo o un gestor empresarial al final de su carrera profesional. Las candidaturas que dicen que no presentan candidato a la presidencia tendrían que tener muy presentes todas estas circunstancias.
La hora de cambiar de sede?
Y para acabar, otro ejemplo perverso de esta prolongación excesiva de los mandatos presidenciales en las Cámaras. Y es que hace pocos días nos anunciaban que el presidente de la Cambra y el Ayuntamiento de Barcelona, -las dos organizaciones con direcciones en funciones- se habían comprometido a compartir un nuevo edificio de oficinas en el Poblenou. La Cambra presume que el 80% de sus ahora migrados ingresos proviene de recursos propios. Pero es que con la finalización de la financiación obligatoria de la reforma Zapatero, la Cámara no sólo tuvo que encoger su estructura y sus servicios, sino que ha tenido que alquilar la planta baja y el primer piso de su céntrico edificio a Diagonal/Paseo de Gràcia a Caixabank. Del alquiler de este valioso espacio obtiene los recursos para sus gastos de estructura pero, a cambio, la entidad aparece mucho más cerrada en sí misma por la pérdida de accesibilidad y de contacto a pie de calle.
Hay que recordar que Caixabank ocupa uno de los 14 asientos de oro precisamente y que con el apoyo de sus participadas históricas -Abertis, Gas Natural, Criteria, AGBAR- ha asegurado la supervivencia de la Cámara estos últimos años, con la inevitable influencia que esto conlleva. Miquel Valls, a través de su fundación, colabora asiduamente con la Obra Social de "La Caixa".
Aunque el protocolo firmado por Valls para la nueva sede del Poblenou culmina un proyecto comenzado el 2005, redefinido el 2010 y todavía aprobado en el Pleno de la entidad hace tres meses, tendrá que ser el nuevo pleno el que tendrá que validar la operación y, si lo acepta, determinar como la implementa. Y de esto tampoco hemos sentido decir nada a ninguna de las candidaturas de la Cambra de Barcelona.