• Empresa
  • Enrique Tomás, la fortaleza del jamón ibérico

Enrique Tomás, la fortaleza del jamón ibérico

El empresario badaloní, premiado por Pimec, ha pasado de 30 a 47 tiendas en poco más de un año

Enrique Tomás
Enrique Tomás
Damià Bonmatí
11 de Junio de 2013
Act. 03 de Abril de 2014

A Enrique Tomás nunca le preguntaron qué quería ser de grande. En casa suya dieron por hecho que trabajaría en la tienda familiar de Badalona, vendiendo embutidos, como hacía los fines de semana cuando todavía iba a la escuela. Ahora, con 46 años, este pequeño de once hermanos crecido al Barcelonés castellanoparlante ha ganado el premio Pimec al comercio más competitivo, ha abierto diecisiete tiendas de jamón en poco más de un año y facturará este año más de 50 millones.

"Se han hecho muchas barbaridades en el sector del jamón!", exclama al día siguiente de recibir el galardón. Habla del jamón con orgullo y su mano derecha a la empresa añade que "es el hombre que más jamón come". "No hay día que nocoma!".

La burbuja ibérica
"El jamón ha llegado a ser un producto financiero, como el totxo, cuando inviertes en jamón de bellota movilizas dinero durante 3 o 4 años", admite el empresario. "Por eso habían entrado muchos financieros y se han hecho volúmenes de producción demasiado elevados".

El caso de las tiendas Enrique Tomás es una excepción en llena bajada del sector. El propietario de la empresa, de capital 100% familiar, explica el salto a las 47 tiendas en activo y 11 con apertura prevista gracias a la perseverancia, el servicio y la inversión. "En el mundo del jamón no existe la improvització, los grandes pedidos son en tres años ver", explica. Mientras muchas empresas van desinvertir, Tomás lo cambió.

Hacia el centro
Desde que abrió su tienda de ibéricos a un mercado badaloní hace 32 años, ha apostado para crecer en el área metropolitana: Badalona, Santa Coloma de Gramenet, el Hospitalet... pero con la crisis ha hecho un cambio de prioridades. Se ha instalado en el centro y en la zona alta de Barcelona , aprovechando alquileres tres veces más bajos, un turismo en busca del sabor ibérico y con los centros comerciales como epicentro del negocio.

"Los tenderos nos creemos más llestos que el resto de la humanidad, pero no es así". Asegura que el éxito de sus tiendas es haber generado confianza: al pedir si es bueno un jamón y que te lo hagan probar. Tiene ofertas para instalarse en París, Shanghai, Nueva York... pero probará si la fórmula funciona en una próxima apertura en Londres.