Un estudio multicéntrico desarrollado en Catalunya con la participación de más de unos veinte Centros de Asistencia Primaria, cinco unidades de atención al viajero y varios hospitales de la red pública ha demostrado que el riesgo de tuberculosis en niños que viajan a países de alta o media incidencia para visitar amigos y familiares presentan un riesgo elevado -incluso superior al de la población autóctona- de infectarse o desarrollar la enfermedad.
En las últimas tres décadas se ha producido un importante aumento de los viajes internacionales por visitar amigos y parientes, los llamados visiting friends & relativas (VFR). Estos se realizan a menudo en países donde la tuberculosis es más frecuente -mayor incidencia y prevalencia- que en nuestro territorio. En la Europa Occidental, la tuberculosis ha tenido una lenta bajada, pero a pesar de esto continúa siendo un problema de salud relevante y, en consecuencia, entender la dinámica de la enfermedad es fundamental para poder plantear la erradicación de esta.
En la Europa Occidental, la tuberculosis ha tenido una lenta bajada, pero a pesar de esto continúa siendo un problema de salud relevante
Bajo el título Tuberculosis among children Visiting Friends&Relativas (VFR), el trabajo ha sido publicado recientemente a Journal of Travel Medicine, una prestigiosa revista internacional con un factor de impacto 25 (hecho que la sitúa entre las 25 mejores publicaciones con mayor impacto en el área de medicina en el ámbito mundial). El estudio, que ha evaluado más de 700 niños entre 2017 y 2019, es lo primero de ámbito mundial que establece el riesgo de infección latente tuberculosa y tuberculosis activa en estos niños de forma prospectiva en relación con los viajes VFR.
Intervenciones diagnósticas y preventivas para fomentar el control de la enfermedad
En el transcurso de los 2 años y medio que se desarrolló el trabajo se hizo un test de tuberculina a los niños participantes antes de iniciar el viaje a países de alta o media incidencia de tuberculosis para visitar amigos y parientes. El requisito de todos ellos fue que tuvieran al menos un progenitor de un país con elevada incidencia de la enfermedad y que el desplazamiento al país en cuestión fuera de, como mínimo, 3 semanas. A la vuelta del viaje, una vez transcurridas entre 8 y 12 semanas, se los realizó nuevamente pruebas para constatar si se habían infectado y/o enfermado por tuberculosis.
Completaron el estudio medio millar de niños que, sumando los tiempos de viaje de cada uno, representaron más de 73 años de estancia. De estos, un 2,6% fueron diagnosticados con infección latente tuberculosa (11 niños) y tuberculosis activa (2 niños). Este porcentaje acontece un riesgo bastante elevado y además es similar o incluso superior al que presentan los niños de los países autóctonos.
El requisito de todos ellos fue que tuvieran al menos un progenitor de un país con elevada incidencia de la dolencia y que el desplazamiento al país en cuestión fuera de, como mínimo, 3 semanas
El trabajo también recoge que los niños que durante estos viajes residieron en un entorno donde había fumadores tuvieron un mayor riesgo también de infectarse. Esta relación ya se había descrito previamente y el presente estudio refuerza la hipótesis que el humo del tabaco tiene un efecto destacable en la susceptibilidad a la tuberculosis de los fumadores pasivos, especialmente los niños.
Los mencionados hallazgos podrían explicar un porcentaje significativo de los casos de tuberculosis que observamos en los países occidentales, dada la importante proporción de viajes VFR. Y estas también ponen de manifiesto la conveniencia de desarrollar intervenciones específicas en la población VFR que viaja a países de alta o media incidencia de tuberculosis para prevenir nuevos casos y lograr el control y erradicación de la enfermedad en cuestión.