Las enfermedades mentales han sido siempre uno de los problemas menos valorados dentro de la sociedad. La causa es simple: cuando te rompes una pierna, sabes perfectamente que tienes que ir al hospital, hacer las curas pertinentes y, sobre todo, nadie te cuestionará la realidad de tu dolencia. Cuando hablamos de enfermedades mentales la cosa cambia, sea por la connotación negativa que le mujer la sociedad al hecho de ir al psicólogo o bien por la poca importancia que damos a enfermedades que no parecen tanto tangibles cómo otros. En este contexto, pero, ha habido un viraje radical: la aparición de la pandemia y sus efectos secundarios dentro de la población, entre ellos, la visibilización de las enfermedades mentales y cómo afectan las personas, pero sobre todo la necesidad de ser tratadas con la misma importancia que cualquier otra clase de dolencia.
Todo y esta incomodidad social al habla de enfermedades mentales, los profesionales no se quedan con los brazos cruzados y continuamente innovan, creen y utilizan las nuevas tecnologías para mejorar el tratamiento con los pacientes. Una de estas iniciativas es Eyme, una empresa que utiliza la realidad virtual para combatir los trastornos alimentarios, unas de las enfermedades mentales que afectan además gente.
El objetivo del proyecto es trasladar a los pacientes adentro de su mapa mental, donde pueden ver los conceptos que marcan su vida e identificar aquellos que suponen un riesgo para su salud: "Eyme es una plataforma que ayuda a los profesionales y les da herramientas para curar a sus pacientes", explica Montse Sánchez Povedano, cofundadora de la compañía. Ella, junto con Guillem Feixas, catedrático de la Universitat de Barcelona, también cofundador y cómo recuerda Sánchez Povedano "su pareja de baile": "Nosotros creamos toda la teoría y la investigación y la Montse fue la encargada de bajarlo a la realidad", explica Feixas.
Sánchez Povedano: "Eyme es una plataforma que ayuda a los profesionales y les da herramientas para curar a sus pacientes"
La realidad virtual ya se utiliza en terapias, sobre todo en el tratamiento de fobias u otros miedos enquistados. Aún así, Eyme pretende crear una compañía que aplique esta tecnología, pero con una connotación totalmente diferente, porque tal como explican los expertos y cofundadores: "Se trata de la visualización de un mundo abstracto y por lo tanto, cada realidad es diferente y personalizada". Así pues, no es el mismo intentar crear una realidad tangible de una araña -en el caso del tratamiento del aracnofobia- que crear desde cero un mapa mental de las relaciones o los problemas de una persona.
Funcionamiento de la terapia
Esta terapia consta de algunos pasos que sin ser un profesional son complicados de asimilar, o cuando menos, de poder transformar en algo factible por el tratamiento de los pacientes. "Tenemos diferentes fases del tratamiento de Eyme, la primera es una entrevista en línea, muy específica y de la cual se elabora un informe", explica Sánchez Povedano. Este cuestionario, tal como describe la profesional ayuda a tener ciertas nociones de todos los aspectos antes para encontrar una solución por el tratamiento. "El siguiente paso consta de experimentar con los resultados y los datos desde una pantalla antes de hacer la sesión inmersiva", recuerda Sánchez Povedano, puesto que es un proceso largo de diferentes sesiones.
Feixas: "El psicólogo se convierte en un guía dentro de tu propio mapa mental".
Una vez analizado todo lo que el paciente necesita llegamos a la parte más profunda que es la inmersión con la ayuda de las gafas de realidad virtual. En este sentido la terapia ya se ha utilizado como demo de enfermedades cómo la anorexia y según explican los creadores de Eyme: "El psicólogo se convierte en un guía dentro de tu propio mapa mental".
Esta herramienta revolucionaria podría llegar a ser muy utilizada por los profesionales debido a su penetración dentro del subconsciente, es decir, Feixas describe que "son sesiones muy recordadas, se consolidan a la memoria porque son situaciones más tangibles". De este modo, las sesiones con las técnicas de Eyme tienen menos riesgo de recaída que tal como describe el catedrático de la Universitat de Barcelona, "es una de las preocupaciones más grandes por los profesionales".
Constante formación de profesionales
Eyme es una herramienta innovadora y como tal necesita una formación especial para ser utilizada. Esta tecnología está pensada para ser un complemento más que perfecto por algunas terapias de los profesionales, "para seguir creciente e innovando", recuerda Sánchez Povedano. Así pues, la compañía tiene su propio modelo de suscripción donde los profesionales que lo decidan podemos empezar a utilizar estas terapias. "Entendemos la innovación última de nuestro producto y por eso incluimos formación por los profesionales que quieran empezar a utilizarla", explica Feixas. En este sentido, solo aquellas personas que están colegiadas pueden acceder a esta herramienta y utilizarla en las terapias.
Feixas: "Vivimos en un momento de mucha necesidad después de la pandemia y nuestro producto puede ayudar a muchos profesionales"
Esta empresa ya ha trabajado con 30 profesionales que han sido probando el producto en sus terapias, sobre todo centradas en los trastornos de alimentación, aún así, ambos expertos también recalcan que "es una herramienta aplicable y escalable", puesto que podría aplicarse en otros muchos casos y otras enfermedades. De momento solo trabajan con las clínicas que conocen, pero su expansión no está descartada debido a las posibilidades que tiene la compañía: "Vivimos en un momento de mucha necesidad después de la pandemia y nuestro producto puede ayudar a muchos profesionales", también dice Feixas.
Cada vez más los trastornos y las enfermedades mentales están aceptadas y pueden ser tratadas. La innovación solo lleva al hecho que estos tratamientos puedan ser tan eficaces cómo sea posible, tanto por los pacientes cómo los profesionales que los utilizan. Y es por eso que nace Eyme, la compañía que quiere revolucionar la psicología con la ayuda de la tecnología, creando así una herramienta que pueda asegurar el éxito de las terapias, pero también minimizar el riesgo de recaída, porque tal como explican sus fundadores: "Hay que entenderse a un mismo para entender el mundo".