Más de una cincuentena de conciertos en pueblos y micropueblos con el objetivo de descentralizar la cultura y en poner valor el territorio pirenaico. Esta es la propuesta del Festival de Música Antiga dels Pirineus, que desde hace trece años acerca propuestas musicales de primer nivel a iglesias románicas o lagos de alta montaña y fomenta el patrimonio cultural, gastronómico y arquitectónico. Un proyecto que fomenta un turismo cultural y que mueve alrededor de 5.000 personas cada verano.
"El origen es la voluntad de descentralizar de Barcelona y las grandes ciudades las actividades culturales, y llevarlas sobre todo a los Pirineos, donde hay municipios muy pequeños y muy dispersos y se viven situaciones cómo el abandono", explica Josep Maria Dutrèn, director del Festival.
Los micropueblos de los Pirineos
El 2011 nace el Festival de Música Antiga dels Pirineus con la voluntad desde las administraciones de sumar esfuerzos para crear un festival potente y de prestigio. Una decena de municipios se añaden: Espot, Tremp, la Seu d'Urgell, La Pobla de Segur, Vielha, Estamariu, La Torre de Capdella, Esterri d'Àneu, El Pont de Suert y València d'Àneu. De los 12.000 habitantes de la Seu a menos de 200 de València d'Àneu.
"Los pueblos aceptan renunciar a su nombre y hacer un festival potente con el nombre de los Pirineos", destaca Dutrèn cómo una de las claves que permitió impulsar el proyecto. El éxito de las trece ediciones celebradas hasta ahora es evidente: ya hay más de cuarenta pueblos que participan en el Festival de Música Antiga dels Pirineus, algunos de menos de diez habitantes.
La música como motor de cambio
A pesar de que la música es el hilo conductor, el Festival de Música Antiga dels Pirineus nace con la clara voluntad de ir mucho más allá: "No se pretendía hacer solo una suma de conciertos, sino con la idea de proyectar todo el territorio". "Esta es la filosofía: crear una herramienta para contribuir al crecimiento económico con turismo sostenible y cultural", enfatiza el director.
Así, cada concierto viene acompañado de una propuesta cultural complementaria: desde la visita a un monumento histórico a la observación de la flora y fauna del Pirineo. Algunas visitas, incluso, a más de 2.000 metros de altura.
Dutrèn: "Esto tiene poca importancia desde el punto de vista económico, pero es consolidación del proyecto para trabajar por todo el mundo"
La voluntad de incidir en el territorio va mucho más allá. Por ejemplo, siempre que es posible, se contratan todos los servicios complementarios al festival a empresas ubicadas en los municipios participantes. Un festival que quiere ser dinamizador del territorio. También ayudan a productores del entorno, con las iniciativas gastronómicas: "En los últimos años, hemos añadido catas y degustaciones de productos de km. 0". "Potenciamos el territorio y hacemos promoción de los productos y productores de la zona".
Y ahora también con una visión y vocación social. Además de la cincuentena de conciertos programados, hay más de una veintena de propuestas musicales en residencias de abuelos, centros de salud mental u otras instituciones de colectivos vulnerables. "Esto tiene poca importancia desde el punto de vista económico, pero es consolidación del proyecto para trabajar por todo el mundo".
El fomento del territorio
Con la vocación de fomentar la economía local, el Festival de Música Antiga dels Pirineus también ofrece unos paks para disfrutar del concierto con un alojamiento. Con un solo clic y desde la web del festival se puede hacer la reserva de la entrada y el alojamiento. Mueven alrededor de 300 pernoctaciones, que puede parecer una cifra discreta, pero tiene importancia teniendo en cuenta la magnitud de los pueblos participantes.
El festival tiene tres tipologías de público principal. El público local: "Es el objetivo del festival, que la gente tenga derecho a ver conciertos que solo llegan a las grandes ciudades". También ciudadanos que tienen segunda residencia en estos municipios y, finalmente, turistas esporádicos.
Durèn: "Queremos generar turismo por conciertos de alta calidad e internacionales"
En este sentido, Durèn destaca la apuesta por la calidad del festival, con referentes internacionales de la música antigua. Por eso, apunta que atraen público que busca esta oferta cultural. "Queremos generar turismo por conciertos de alta calidad e internacionales. Si no das calidad, no funciona. La música antigua no tiene estrellas, pero jugamos con la calidad y el público nos da confianza". La mitad de los músicos son internacionales y la otra mitad catalanes.
Mucho más que un festival de verano
Todo ello mueve alrededor de 5.000 personas cada año a municipios de los Pirineos, una cifra considerable si se compara con los 75.000 habitantes de los Pirineos catalanes y los 75.000 de Andorra. Una propuesta que permite descubrir micropueblos que esconden un patrimonio natural, arquitectónico o histórico únicos a través de propuestas culturales.
En medio de festivales de verano de grandes masas y una oferta sobre todo comercial y consumista, el Festival de Música Antigua de los Pirineos apuesta por la descentralización y la dinamización de un territorio necesitado de propuestas culturales y de calidad.