La semana pasada varios medios dieron la noticia de que el operador catalán de telecomunicaciones Fibracat había pasado a manos de un nuevo accionista. Desde entonces se ha generado cierta polémica sobre la catalanidad de la firma, que incluye un desmentido por parte de uno de los medios que había afirmado que el operador dejaba de ser catalán. Antes de entrar a fondo en esta cuestión, damos un vistazo a la historia de Fibracat.
El operador nació en 2013, como evolución de la firma manresana Altecom (Alta Tecnología de la Comunicación), que había visto la luz en 1999 y que un año más tarde debutó como titular de una licencia de telefonía móvil por radio. El fundador fue Josep Olivet Torras, que desde muy joven se había sentido fascinado por internet y por las comunicaciones vía módem anteriores al nacimiento de la red, en plena época de auge de la BBS, un sistema primitivo de intercambio de información entre computadoras remotas. Con solo dieciséis años montó su primer negocio, consistía en ofrecer acceso a internet y alojamiento de páginas web. El proyecto fue prosperando hasta llegar al momento clave, ya mencionado, de la obtención de la licencia de telefonía, y más tarde (2011) el acuerdo con el exmonopolio Telefónica para usar su red.
La aventura de Fibracat fue liderada desde el primer día por Meritxell Bautista Quiñones, fichaje flamante, que acreditaba un largo bagaje en las áreas comerciales de multinacionales como Whirlpool, Merloni o LG Electronics. Cuatro años después de su creación, Fibracat hizo un salto cualitativo gracias a convertirse en operador virtual de la red Masmóvil. A finales de 2018, una medida que aplicó la empresa tuvo cierto eco en la prensa: ofrecieron a sus trabajadores intercambiar el festivo del 12 de octubre, la Hispanidad (también llamado Día de la raza), por el primero de octubre, en recuerdo del referéndum de independencia de Catalunya. Los trabajadores aprobaron la propuesta de manera aclaparadora, con un voto favorable del 85%. En junio de 2020 alquilaron la frecuencia de Rac105TV en la Tdt para empezar a emitir programación propia con la marca Fibracat, con unos contenidos basados en el empoderamiento de la mujer. Según ellos mismos informan, han llegado al momento actual con una facturación que alcanza los 6 millones de euros, con un crecimiento muy relevante en los últimos ejercicios. Momentos dulces para el matrimonio Olivet-Bautista.
A expensas de saber cuál es este fondo de inversión de 1.500 MEUR, toda la información disponible parece indicar que la empresa madrileña de origen andaluz ha sido la compradora efectiva del 100% del capital de Fibracat
Sin ningún tipo de duda, durante toda esta etapa de crecimiento del negocio, la empresa ha hecho patente su compromiso con el país, y es por eso que algunos medios destacaron la descatalanización que suponía la adquisición por parte de una compañía no catalana de Fibracat. En concreto, el digital El Mundo destacaba que "una compañía española compra Fibracat", mientras que el veterano Racó Català se preguntaba "Por qué una compañía catalana de éxito como Fibracat pasa a manos españolas?". Curiosamente, el 18 de julio -solo tres días después de publicada la noticia- Racó Català emitía uno desmentimento titulado "Fibracat no se ha vendido a España. Continúa siendo catalana", donde incluía la nota de prensa elaborada por la empresa de telecomunicaciones. Según explica este comunicado, "Fibracat, el primer operador global de telecomunicaciones de Catalunya apuesta por la excelencia y pone en marcha su Proyecto Fibracat 2025 ampliando el accionariado con la entrada de un fondo de inversión, con capital internacional de 1.500 millones de euros". En ningún momento, pero, se indica el nombre de este voluminoso fondo de inversión, circunstancia que añade cierta opacidad a la operación. Ante esta situación hay que preguntarse qué es lo que ha pasado realmente y cómo podemos saber en qué punto concreto se encuentra la realidad de todo.
El caso es que las noticias de la semana pasada nos hablaban de una compra de la compañía Alta Tecnología en Comunicaciones, SL (Altecom, la firma que hay detrás de la marca comercial Fibracat) por parte de una empresa competidora llamada Avatel, con sede en Alcobendas (Madrid), pero con orígenes y mercado en el sur de la península. Si consultamos registros públicos encontramos que desde el pasado 4 de junio los únicos administradores de la empresa manresana son José Ignacio Aguirre Álvarez y Víctor Rodríguez Filgueira, precisamente los ejecutivos y propietarios de Avatel, la empresa compradora. Además, de todos los apoderados informados, ninguno de ellos es Olivet o Bautista, que sí mantienen sus cargos ejecutivos; el primero como director general, director técnico y director de compras, mientras que la segunda como responsable comercial y de marketing. Según las mismas fuentes públicas, en la actualidad el 100 % del capital de Fibracat pertenece a Avatel. Esta compañía nació en 2012 en Marbella (Málaga) destinada a ofrecer servicios de fibra óptica a particulares, sobre todo residentes extranjeros. Según datos oficiales, en 2019 superaron ampliamente los 14 millones de euros de facturación, una cifra que más que dobla las ventas de la firma catalana.
Por otro lado, si consultamos los datos empresariales de la compradora, Avatel, podemos comprobar que la manresana Alta Tecnología en Comunicaciones, SL figura como participada con el 100 % del capital en manos de Avatel. Otras participadas, también con la totalidad del capital, son Cablemurcia, Fibrekable, Telplay, Ibérica de Tramuntanet y Tramuntanet Solutions, en una cartera que supera las sesenta filiales. La compañía matriz de Avatel es la sociedad instrumental Adelante Telecom, domiciliada en el Paseo de la Castellana de Madrid, y que tiene también como administradores a Aguirre Álvarez y Rodríguez Filgueira. Según la página web de la compañía, en la actualidad son el sexto operador estatal de fibra óptica. Curiosamente, en la misma página web no aparece ninguna referencia a la operación corporativa que acaban de protagonizar.
Cómo se determina la naturaleza nacional de una empresa: depende de la sede social? De la sede efectiva? Del mercado donde opera? De la nacionalidad de sus accionistas?
En consecuencia, y a expensas de saber cuál es este misterioso fondo de inversión de 1.500 millones de euros, toda la información disponible parece indicar que la empresa madrileña de origen andaluz ha sido la compradora efectiva del 100 % del capital de Fibracat. Concluir si la firma continúa siendo catalana o no, ya es un asunto más complicado, porque habría que consensuar cómo se determina la naturaleza nacional de una empresa: depende de la sede social? De la sede efectiva? Del mercado donde opera? De la nacionalidad de sus accionistas? No parece fácil posarse de acuerdo.